FAO en El Salvador

Encontramos en El Salvador grandes ejemplos, avances y soluciones que podrían incidir fuertemente en el combate al hambre, la malnutrición y la pobreza

23/01/2020

El Oficial Técnico de Mesoamérica sin Hambre, Alfredo Mayen, analiza las principales apuestas del Programa en la región y específicamente en El Salvador, acciones que están transformando las vidas de familias altamente vulnerables. En su análisis, destaca los modelos de seguridad alimentaria y nutricional, el fortalecimiento de capacidades y aportes al desarrollo territorial que Mesoamérica sin Hambre está impulsando. 

 

¿Cómo aporta Mesoamérica sin Hambre en la región y en El Salvador?

Mesoamérica sin Hambre es un programa que está enfocado a la cooperación y las políticas públicas con un énfasis muy importante en la seguridad alimentaria y nutricional y todo el desarrollo rural territorial.

Las principales acciones que hacemos son actividades para fortalecer la seguridad alimentaria y nutricional y el desarrollo territorial a través de la Agricultura Familiar. Es un programa que trabaja con políticas diferencias en cada uno de los países, eso significa que atendemos las demandas para instalar modelos pilotos que sean replicables y que contribuyan a los esfuerzos que realizan las familias, las comunidades, las municipalidades y los países.

En ese contexto, tenemos presencia en todos los países en Centroamérica, República Dominicana y Colombia. Tenemos diferentes líneas de trabajo y resultados que se van catalogando; desde el desarrollo de políticas públicas y normativas hasta la incidencia en territorios.  

Es así como en El Salvador encontramos grandes ejemplos y avances que nos permiten pensar en una posibilidad de que las soluciones encontradas en El Salvador, podrían incidir fuertemente en el combate al hambre, a la malnutrición, a la pobreza, la generación de arraigo y disminuir las presiones migratorias que se dan a partir de la inseguridad alimentaria y nutricional.

 

¿Cómo ha percibido la ejecución del programa en el país?

Estamos muy contentos con lo que hemos visto en El Salvador porque sobre todas las cosas podemos observar que las personas se han apropiado de los proyectos y eso significa que los proyectos van a tener sostenibilidad en el tiempo y que existe la posibilidad de la réplica de los mismos. Es muy satisfactorio ver cómo la gente hace que estos proyectos continúen y se vayan replicando.

Están incluidos los productores, los alcaldes, las unidades de seguridad alimentaria y se ve como se está planteando un gran modelo de cosas que sí se pueden realizar en pleno corredor seco, en pleno verano.

Estos modelos lo que buscan es demostrar que sí se puede aun cuando estemos en el corazón del corredor seco, se puede obtener producción, captación de agua de lluvia.

A lo largo del periodo que lleva el Programa, hoy, podemos decir que tenemos la capacidad en Mesoamérica sin Hambre El Salvador de ofrecer un catálogo que permita buscar el escalamiento de estas áreas que hemos encontrado y estamos seguros que vamos a contribuir en la lucha contra el hambre, la inseguridad alimentaria, la malnutrición y el tema de desarrollo rural territorial.

 

¿Qué acciones vistas en El Salvador se pueden replicar?

La pobreza en la zona rural es el doble de la pobreza que existe en la zona urbana, por ello Mesoamérica sin Hambre tiene focalizadas muy buenas experiencias en El Salvador. Por ejemplo, tenemos el Sistema de Captación de Agua Lluvia (SCALL), temas que tienen que ver con la agricultura familiar, la alimentación escolar, compras públicas a los productores locales, es decir tenemos un gran abanico de experiencias, resultados y aprendizajes.

Captación de agua lluvia. Con estos ejemplos podrían subir a nivel de política pública el poder captar agua de lluvia como una posible solución en la zona y enfrentar diferentes situaciones que enfrentamos en pleno verano y tenemos estanques de tilapia y acuicultura que producen proteína para el consumo humano. Tenemos reservorios de agua para la agricultura.  Claramente se ve que es una buena solución y aporte en el tema de la variabilidad climática. 

Otro de los ejemplos que tenemos es el co financiamiento, es decir, la unión de municipalidades que han visto en el combate al hambre un esfuerzo decidido y que ha permitido que retorne el tema del extensionismo para de esa manera fortalecer a los agricultores familiares.

Una muestra de ello la tenemos en el Departamento de Agricultura y Seguridad Alimentaria del municipio de San Miguel, el cual nos ha dado la pauta a replicar en los diferentes países y aquí mismo en El Salvador. 

En Mesoamérica sin Hambre, capítulo El Salvador, encontramos la Red de Comunicadores en Seguridad Alimentaria y Nutricional (REDCOSAN), que nos permite tener un gran ejemplo y que hemos buscado la réplica y el fortalecimiento de esta misma red; la hemos querido escalar a nivel de Mesoamérica y estamos trabajando en ello fuertemente.  

Es esta importancia en que radica el fortalecimiento de capacidades. Los periodistas de El Salvador incorporados a la Red en la lucha contra el hambre han fortalecido sus capacidades, han encontrado un nuevo y muy bien ponderado discurso a través del cual hemos ido tratando de fortalecer todo el tema y que se pueda darle un contexto sustentado al tema del hambre, de la INSAN y cómo es que ellos a través de su trabajo nos van impulsado fuertemente en esta lucha que es de todos.

La lucha contra el hambre es del Ejecutivo, de ministerios, de los parlamentarios, las alcaldías, de los mismos agricultores familiares, en donde todos unidos estamos luchando contra el hambre y la pobreza y buscando oportunidades productivas que nos permitan generar arraigo, es decir, arraigo rural. 

REDCOSAN es un ejemplo para América Latina y el Caribe que debería se replicado en otras zonas de El Salvador y en otros países. Se ha implementado a Red de comunicadores de Mesoamérica sin Hambre, estamos siguiendo el ejemplo que ustedes han puesto a Naciones Unidas.

 

¿Qué resultados significativos está aportando Mesoamérica sin Hambre?

Ha sido muy importante ver como este esfuerzo conjunto de FAO, México, los comunicadores, las familias, las alcaldías están haciendo cooperación sostenible y replicable. Eso significa que se apropian de lo que se va acompañando técnicamente y se van viendo los resultados claros para pasar de una agricultura autosuficiente–familiar a una agricultura con excedentes que puedan ser ofertados al mercado.

Estos modelos pilotos que a través de MSH FAO AMEXCID se van implementando son propuestas de solución y sugerencias que podrían implementarse como soluciones en la región del corredor seco. A través de las diversas visitas nos muestran los resultados de la cooperación sostenible y replicable.

Más que hablar de montos económicos lo que destaca aquí es el acompañamiento técnico, ver como, por ejemplo, un grupo de mujeres que están en alguna comunidad, no participaban en los procesos productivos, hoy los dirigen y no nada más eso, han tenido tanto éxito que ahora los venden. El empoderamiento de la mujer, de los jóvenes son los resultados que realmente impactan y que vemos cómo es posible poder replicar e implementar estas soluciones y en ese sentido es que queremos impulsar toda la cooperación que se va dando a través de Mesoamérica sin Hambre.

En los municipios o departamentos se ha implementado el extensionismo, el acompañamiento de la asesoría técnica que durante unos tiempos se perdió y en ese sentido es donde la cooperación busca esa incidencia. 

Aquí hemos encontrado grandes modelos de organización a nivel de familias, de la misma REDCOSAN, entre las municipalidades, el gobierno de El Salvador, el Frente Parlamentario contra el Hambre; al final lo que estamos haciendo es generar una gran fuerza motivadora de la lucha contra el hambre en la región.