Oficina de Emergencias y Resiliencia de la FAO

Cambiar el paradigma de los desplazados internos en Mozambique

Proporcionar a los desplazados internos de la desestabilizada región de Cabo Delgado un medio para empezar de nuevo

La inseguridad ha dejado a muchas familias sin otra opción que abandonar sus hogares en dirección a lo desconocido. Con el apoyo adecuado, los desplazados internos como Ali Ndalila pueden reconstruir sus medios de subsistencia basados en la agricultura, integrarse en las comunidades de acogida y recuperar su autosuficiencia.

©FAO/Fábio de Sousa

01/02/2023

La provincia más septentrional de Mozambique, Cabo Delgado, está bendecida con paisajes idílicos, abundantes recursos naturales y un gran potencial agrícola. Sin embargo, desde 2017, los grupos armados no estatales han quebrantado la paz en la región. Sus ataques —clasificados como amenaza terrorista— han afectado gravemente a las vidas de sus más de 2,3 millones de habitantes, más del 80 % de los cuales son pequeños agricultores que dependen exclusivamente de la agricultura para su subsistencia. Casi un millón de personas han sido expulsadas de su tierra natal.

El Plan de respuesta a los medios de vida agrícolas del norte de Mozambique (2021-23), elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), consiste en diversas intervenciones en respuesta a la crisis, destinadas a aliviar el sufrimiento de los desplazados internos y ayudarles a restablecer sus medios de vida basados en la agricultura.

Una vida trastornada

Las familias huyeron de zonas inseguras dentro de la provincia en busca de seguridad, algunas hasta provincias vecinas. Una de esas familias es la de Ali Ndalila. “Mi familia y yo somos originarios de la aldea de Namande, en el distrito de Muidumbe. Allí tenía una granja de 2 hectáreas, en la que producía maíz y guisantes para mantenernos”.

Debido a los ataques, Ali y su familia no tuvieron más remedio que huir de su propiedad, dejándolo todo atrás. Esto incluía unos cultivos sanos que les iban a permitir recolectar una cosecha abundante tras una temporada especialmente lluviosa. “Llegamos aquí, al centro de reasentamiento de Marrarange, en Montepuez, agradecidos por estar con vida, pero sin esperanzas por nuestro futuro y por lo que será de nosotros”, lamentaba Ali.

Ali fue acogido por su primo, de quien dependía por completo para alimentar a su familia. Le resultó especialmente doloroso ser testigo de la enorme presión a la que se veía sometido su primo para alimentar a los dos hogares.

Proporcionar apoyo sostenible a las familias desplazadas

Gracias a los Servicios Distritales de Planificación e Infraestructura y a los Servicios Distritales de Actividades Económicas, Ali, como muchos otros desplazados internos, tuvo acceso a un terreno de 0,5 hectáreas para cultivar.

Como parte del Plan de respuesta, la FAO proporcionó a los desplazados internos material de subsistencia agrícola para que pudieran desarrollar su actividad tradicional. Para la temporada de invierno de 2022 —que fue el siguiente ciclo de siembra tras la llegada de Ali y su familia al distrito de Montepuez—, la FAO distribuyó material que incluía semillas de hortalizas y aperos de labranza necesarios para producir lo suficiente para alimentar a un hogar de cinco personas hasta un máximo de seis meses.

El suministro de insumos agrícolas (semillas y aperos) y material que facilite buenas prácticas en apoyo de los desplazados internos y las comunidades de acogida tiene como objetivo aumentar el acceso a dietas saludables, promover el consumo de alimentos nutritivos y ofrecer oportunidades para la generación y diversificación de ingresos.

Contar con los recursos y el apoyo técnico que necesitaba para salir adelante significaba que la granja de Ali podía prosperar a pesar de las dificultades. Ó FAO/Fábio de Sousa 

Una nueva oportunidad en la vida

El personal técnico de la FAO regresa de forma periódica para comprobar los progresos realizados por los participantes en el proyecto como parte de su seguimiento del desarrollo de los cultivos. A su regreso a Montepuez, Ali —que tiene buena memoria tanto para los nombres como las caras—, se alegró de ver que los mismos funcionarios de la FAO de la anterior distribución de material volvían para evaluar sus progresos. Sus cebollas, coles, quimbombó, calabazas y frijoles iban bien.

“Ya he empezado a vender productos de mi nueva granja”, exclamó un encantado Ali, “las cebollas y las coles están alcanzando precios altos porque la calidad está un escalón por encima de las opciones disponibles en el mercado”. Según la evaluación de los funcionarios de la FAO, los cultivos tenían un tamaño y un aspecto impresionantes.

“La vida me ofrece una nueva oportunidad. La tierra, las semillas, las herramientas y el apoyo técnico han tenido un papel importante para llegar a donde me encuentro hoy”, señaló un emocionado Ali. Ahora puede alimentar con holgura a su familia y vender los excedentes para adquirir productos vitales, como medicamentos. 


Gracias a la agricultura, las familias desplazadas como la de Ali pueden alimentarse de forma sostenible y satisfacer otras necesidades domésticas. Ó FAO/Fábio de Sousa

Se requieren más medidas

De hecho, los esfuerzos de la FAO y sus socios han supuesto una diferencia en la vida de muchas personas como Ali, pero es necesario adoptar más medidas. Con casi un millón de personas ya desplazadas y la posibilidad de que haya muchas más, la FAO y sus socios locales necesitan urgentemente 38,7 millones de USD para proporcionar el mismo apoyo sostenible y vital a más de 967 550 desplazados internos en 2023.

Ali es la prueba que los desplazados internos pueden valerse por sí mismos con el apoyo adecuado, generando medios de subsistencia e integrándose más fácilmente en las comunidades de acogida.