Mozambique hace frente a importantes dificultades debido a su alta vulnerabilidad ante los fenómenos meteorológicos extremos, ya que se han producido sequías e inundaciones cíclicas en los últimos 10 años. El conflicto en curso en Cabo Delgado ha exacerbado aún más la situación, ocasionando el desplazamiento de grandes cantidades de personas y ejerciendo presión sobre recursos que ya eran limitados. Estas perturbaciones están afectando en gran medida la capacidad de los agricultores para participar en actividades agrícolas, perpetuando aún más la inseguridad alimentaria y la malnutrición en todo el país. Considerando que más del 80 % de la población depende de la agricultura, la FAO está ampliando la asistencia destinada a salvar vidas restaurando la producción de alimentos y diversificando los medios de vida con miras a reforzar la resiliencia de las comunidades afectadas por la crisis.