El Ministerio de Agricultura acoge una jornada sobre estos reconocimientos de la FAO.

Con motivo del reconocimiento otorgado por la FAO el pasado mes de noviembre al Valle Salado de Añana (Álava) y la producción de uva pasa moscatel en la Axarquía (Málaga) como sistemas importantes del patrimonio agrícola mundial (SIPAM) – los primeros reconocimientos SIPAM que se conceden en Europa- una delegación de la FAO encabezada por Endo Yoshihide, coordinador del Programa SIPAM de FAO, ha viajado a España para participar en una jornada organizada por el Ministerio de Agricultura para difundir el conocimiento de esta figura.

Junto con los técnicos de la FAO, en la jornada han participado también representantes de los dos sistemas recientemente galardonados así como de otros espacios agrícolas que aspiran a presentar en el futuro sus candidaturas. En concreto, en la jornada han participado representantes de la Mancomunidad Taula del Sénia y de la Universidad Politécnica de Valencia que han presentado las posibles candidaturas de los olivos milenarios del territorio de Sénia y la huerta valenciana, respectivamente.

La jornada ha sido inaugurada por el Subsecretario del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA), quien ha expresado su satisfacción por los recientes reconocimientos concedidos a territorios españoles y ha resaltado la relevancia de estos importantes patrimonios agrícolas en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).  “Los SIPAM, al proporcionar servicios sociales, económicos y medioambientales, son un ejemplo de contribución decisiva a la Agenda 2030 porque contribuyen a casi todos los ODS” ha manifestado.

A continuación Endo Yoshihide ha comenzado su intervención resaltando que estos sistemas son el resultado de la capacidad del hombre de sobreponerse a situaciones adversas para el cultivo tales como la limitación de recursos naturales o unas condiciones climáticas extremas. Ante estos desafíos, “los agricultores desarrollan su ingenio y sus habilidades para hacer un uso eficiente de los recursos existentes, dando lugar a sistemas agrícolas únicos dotados de un valor global”, ha explicado. Esos son precisamente los sistemas que la FAO reconoce como patrimonio agrícola mundial.

Yoshihide ha añadido que, “a diferencia de otros reconocimientos relacionados con el paisaje, los SIPAM reconocen paisajes agrarios que constituyen modelos de agricultura sostenible”, esto es, capaces de cumplir cinco criterios fundamentales: su contribución a la seguridad alimentaria y de los medios de vida de las comunidades locales, la protección y fomento de la agro-biodiversidad, el mantenimiento del conocimiento local ancestral en el manejo de los recursos naturales, la puesta en valor de organizaciones sociales y sistemas culturales y de valores asociados a la producción de alimentos y, por último, el reconocimiento de paisajes desarrollados a lo largo del tiempo gracias a la interacción entre las personas y su entorno natural.

Durante su intervención, el coordinador del Programa SIPAM ha explicado también que la designación de un sistema agrícola como patrimonio mundial “permite una conservación dinámica del mismo, que es aquella que mantiene el equilibrio entre la preservación de sus elementos esenciales y el desarrollo económico y social del sistema mediante la incorporación de elementos innovadores que lo enriquecen sin alterar su esencia”.

Por su parte, representantes de los sistemas agrícolas de la uva pasa moscatel de la Axarquía y el Valle Salado de Añana han compartido con los asistentes sus experiencias y lecciones aprendidas, resaltando particularmente la importancia del trabajo conjunto y de la participación de todos los niveles institucionales implicados, desde las comunidades locales, absolutas protagonistas del proceso, hasta las administraciones locales, autonómicas, regionales y nacionales, en el exitoso resultado de ambas candidaturas.