Con la participación popular de las familias de patios y microhuertos caseros, que constituyen 491 731 unidades, se involucran alrededor de un millón de personas y más de 150 000 familias en el entorno rural, siendo las formas más relevantes de la agricultura familiar en las condiciones de Cuba.

Desde la vinculación de las familias en los diferentes espacios productivos se ha logrado la interrelación de los subprogramas agrícolas con los subprogramas pecuarios y los de apoyo, buscando la integración como elemento indispensable para lograr enfoques multidisciplinarios, incrementando la sustentabilidad de los procesos productivos.

La agricultura familiar ha jugado un papel determinante en el mantenimiento y desarrollo de la biodiversidad y trabajan con más de 650 especies de plantas, incluyendo muchas endémicas o típicas de determinadas zonas o nichos agroecológicos. Además de su importancia como proveedora de alimentos para las ciudades y las zonas rurales, es generadora de empleos agrícolas y fuente de ingresos, la agricultura familiar contribuye al desarrollo equilibrado de los territorios y las comunidades rurales.

La agricultura familiar en Cuba ha alcanzado su pleno desarrollo en el entorno urbano y su periferia a partir de las acciones ejecutadas a través del Programa Nacional de la Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar, unida al Programa Campesino a Campesino, desarrollado desde los escenarios de la ANAP (Asociación Nacional de Agricultores Pequeños) con la realización de acciones combinadas, orientadas a la producción de alimentos y la aplicación de tecnologías que garantizan el cierre de los ciclos productivos, la inocuidad de los alimentos y la conservación del entorno, la recuperación de las tradiciones, avances hacia la equidad de géneros y la seguridad alimentaria.

Este texto ha sido proporcionado gentilmente por las autoridades de este país.