En el entorno rural, las mujeres desempeñan roles esenciales como productoras, administradoras de recursos, garantes de la seguridad alimentaria y custodias de la biodiversidad. La evidencia indica que cuando las mujeres participan en la gestión de los recursos naturales, mejora su conservación y gestión, y es más probable que se adopten prácticas agroforestales. A pesar de su contribución significativa, las mujeres enfrentan desafíos que limitan su acceso a los recursos productivos, su participación en espacios de toma de decisiones y el reconocimiento de sus contribuciones, entre otros. Estas dificultades no solo afectan el bienestar y desarrollo de las mujeres, también comprometen la eficacia de las prácticas agroforestales y la sostenibilidad de los ecosistemas.

En las últimas décadas, Perú ha experimentado transformaciones significativas en los roles de género dentro de los ámbitos rurales, impulsadas en parte por la migración económica y cambios demográficos. Una dimensión clave de esta transformación es la inclusión de las mujeres en la gestión y control de las tierras, para facilitar su acceso a incentivos y beneficios como asistencia técnica, mercados formales y crédito.