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VIAJES PRODUCTIVOS

VIAJES PRODUCTIVOS

Por Jeff Bentley, 3 de mayo del 2020

Antes teníamos un carpintero habiloso llamado Rodrigo, que venía a nuestra casa para arreglar gabinetes y construir roperos. Le gustaba empezar por la tarde y quedarse a cenar. Era lento y metódico, pero su trabajo siempre era perfecto. Este artista bohemio solía llevar a su mamá a su comunidad de origen en el altiplano boliviano, varias veces al año, para plantar, cuidar y cosechar la quinoa. Traían la cosecha a Cochabamba y esperaban a que el precio llegara a su punto máximo, cuando vendían. En historias anteriores hemos descrito la erosión del suelo causada por el boom de la quinua (Destruyendo el Altiplano Sur con quinua y Recuperación lenta), pero por lo menos Rodrigo y su mamá se comportaban de manera económicamente racional, a corto plazo.

En un artículo nuevo y original, el investigador Enrique Ormachea explica que personas como Rodrigo y su mamá son “residentes” (gente del campo que vive permanentemente en las ciudades, y que mantienen sus vínculos con su comunidad, especialmente regresando para la cosecha).

Otros campesinos viajan, pero a distancias mucho más cortas. Aquí y allí por los valles andinos encuentras “las casas de los abuelos,” ruinas de adobe donde vivía gente hasta hace algunas pocas décadas. Muchos agricultores han dejado el campo más remoto para vivir en las comunidades más grandes y en las pequeñas ciudades donde hay tiendas de barrio, colegios, luz y agua potable. En los últimos 15 o 20 años, muchos de estos agricultores bolivianos han comprado motocicletas para poder vivir en el pueblo e ir cada día a su terreno. Ahora en el campo es común ver las motos de los agricultores estacionadas al lado de los caminos de tierra, mientras el motociclista trabaja en un campo cercano.

Estos agricultores venden sus papas y granos en ferias semanales en las cabeceras municipales, a los mayoristas de pequeña escala (que trabajan con un solo camión). Miles de personas acuden en masa a las ferias, en pueblos que están casi vacías los otros seis días de la semana.

En cambio, otros migrantes hacen largos viajes cada año. Los agricultores sin riego no pueden trabajar su propia tierra durante la larga época seca. Así que, en la temporada baja viajan al oriente de Bolivia, donde se han talado los bosques para la agricultura industrial; no es necesariamente sostenible, pero sí es productiva (por lo menos todavía). Esta agricultura comercial depende de la mano de obra de la gente del campo que viaja cientos de kilómetros para trabajar.

El 68% de la producción agrícola de Bolivia proviene de grandes fincas capitalistas, según los datos del censo agropecuario que Ormachea cita en su artículo. El 23% es producido por campesinas que tienen suficiente escala para contratar ayudantes y vender algunos productos. Sólo el 8% de la producción agrícola viene de explotaciones de subsistencia. Estos datos son discutibles; los campesinos a menudo subestiman su producción cuando hablan con los censistas, quienes sospechan de ser cobradores disfrazados de impuestos. Pero aun si aceptamos las cifras así no más, un tercio de los alimentos vienen de los campesinos que producen frutas, verduras, papas y chanchos, a diferencia de la soya, el azúcar, el arroz y la carne de res que vienen de las fincas grandes. 

Tres tipos de personas (los residentes, los agricultores que se trasladan a sus parcelas, y los migrantes de la época seca) todos viajan para producir y trasladar alimentos. El gobierno de Bolivia actúa como si no entendiera esto. Para detener a Covid-19, el gobierno ha prohibido todo el transporte público, ha cerrado las carreteras y las ferias. De acuerdo con la lógica oficial, los campesinos viven en granjas, y cultivan papas para hacer su papa wayk’u, por lo que no necesitan viajar.

A algunos ciudadanos bolivianos se les da un permiso especial, un papel para pegar al parabrisas de su camión, lo que les permite ir a las zonas rurales para comprar alimentos al por mayor, para revenderlos en las ciudades. Pero estos compradores no llegan a todos los productores, y tales sistemas se corrompen fácilmente. Al menos mil vehículos circulan con permisos falsificados, sólo en Cochabamba. Ormachea cita a agricultores como Martín Blanco, un agricultor de duraznos, quien explicó que debido a las recientes restricciones de viaje, sólo pudo llevar al mercado la mitad de su cosecha de duraznos. El resto de los duraznos se perdieron. Como explicó otro agricultor: “Si no lo vendo todo, no tendré mi platita.”

En las últimas dos décadas, la producción y distribución de alimentos en los países tropicales han cambiado rápidamente, hasta depender mucho más de los viajes. Estos sistemas alimentarios son resistentes, hasta cierto punto, pero también son más fáciles de desbaratar que componer. Como sugiere Ormachea, el gobierno debe reunirse con los empresarios, con las organizaciones campesinas y pueblos indígenas para ver cómo permitir el movimiento seguro de los alimentos y los agricultores en estos tiempos de cuarentena del virus.

Más lectura

Challapa Cabezas, Carmen 2000 Tránsito en Cochabamba descubre mil permisos clonados y falsificadosLos Tiempos 24 April 2020.

Chuquimia, Leny 2020 Agricultores temen por sus cosechas y los alimentos tardan en llegarPágina Siete 4 April 2020.

Ormachea Saavedra, Enrique 2020 Producción Agrícola y Estado de Emergencia Sanitaria. Boletín de Seguimiento a Políticas Públicas. Control Ciudadano 35. CEDLA: Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario.

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Title of publication: AGROinsight Blog
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Autor: Jeff Bentley
Otros autores: AGROinsight, Access Agriculture
Organización: AGROinsight
Otras organizaciones: Access Agriculture
Año: 2020
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País(es): Bolivia (Plurinational State of)
Cobertura geográfica: Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC)
Tipo: Artículo de blog
Texto completo disponible en: https://www.agroinsight.com/blog/index.php
Idioma utilizado para los contenidos: Spanish
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