Espacios de resistencia y de futuro
El mundo está alimentado por la agricultura familiar. Sin embargo, las pequeñas parcelas de cultivo y las explotaciones familiares han estado denostadas durante todos estos años, en los que el irremediable proceso de desagrarización ha ido aparejado de un insistente eslogan del capitalismo: lo pequeño no es competitivo. Es ya un lugar común entre los economistas referirse a la “atomización” del sector productivo y la “miríada” de pequeñas explotaciones que lo conforman como el mayor impedimento a la hora de hacer frente a los gigantes de la industria y la distribución alimentarias. Pero no se debería olvidar que estas explotaciones, en su mayoría familiares, de pequeña dimensión económica y de menos de 5 hectáreas, ocupan a casi 10 millones de europeos, duplicando el empleo del sector agroindustrial.