Los sistemas alimentarios y agrícolas son complejos y dependen en gran medida de las interacciones de factores socio económicos, culturales y ambientales. Comprender esta complejidad requiere de un entorno político e institucional más efectivo y eficiente, promoviendo la interacción entre los actores involucrados y que dé cabida a las innovaciones que traen cambios positivos en las comunidades y los medios de subsistencia de las personas en las áreas rurales. Por su parte, la demanda por producción de alimentos está incrementándose a nivel global, requiriendo una respuesta desde el manejo de los recursos naturales de forma sustentable y que considere un contexto de cambios a nivel social, económico y climático.

El rol de la innovación es crucial si se considera que la población mundial llegará cerca de los 8 billones de personas para el 2030, de los cuales el 40% aún se encontrará viviendo en áreas rurales. La pobreza global permanecerá concentrada en estas áreas (Naciones Unidas, 2014), donde los ecosistemas de importancia global presentan un mayor desbalance ambiental. Es así como surgen preguntas relacionadas a ¿cómo mejorar las condiciones materiales de una parte sustancial de la humanidad y al mismo tiempo reducir la presión sobre los recursos naturales? ¿Es esto posible estableciendo modelos de desarrollo que promueven nuevas formas de uso de los recursos naturales mientras simultáneamente se reduce la inequidad? Cuando se habla y discute sobre la innovación en el desarrollo rural sostenible, este es el tipo de problemáticas que debemos resolver.

Los sistemas de innovación agrícola se sustentan sobre la base de implementar acciones diferenciadas y mejores, que incrementen la productividad y calidad, mejoren el rendimiento de la tierra, empleo e inversiones, promoviendo cadenas de valor y/o salvaguardando los servicios ambientales. La innovación no es solo sobre tecnología, sino también sobre procesos políticos, institucionales, organizacionales, sociales y económicos.

La innovación en agricultura tiende a incorporar una compleja red de individuos y organizaciones, tanto públicas como privadas, operando con un ambiente donde las políticas juegan un rol clave. El sector público, trabajando con la sociedad civil, las organizaciones de agricultores y el sector privado, debe crear las condiciones que permitan desarrollar la innovación, articulando la diversidad de actores, mejorando la capacidad de los agricultores y otros actores, y brindando incentivos que les permita innovar.

Objetivos

El objetivo general del dialogo político regional es crear conciencia y compromiso para mejorar el entorno favorable que permitan desarrollar el potencial de innovación en agricultura en los países de América Latina, con foco sobre Centro América.

Objetivos específicos

1. Proveer un foro para compartir experiencias de innovación adecuada para la agricultura, a través de presentaciones y un grupo de estudios de casos y experiencias exitosas con énfasis sobre implicaciones políticas, incluyendo arreglos institucionales, incentivos, herramientas, implementación de programas y monitoreo y evaluación de sistemas de innovación en la agricultura.
2. Incrementar el entendimiento del rol de la política e identificación de cambios políticos necesarios para desbloquear el potencial para innovar en la agricultura, a través de análisis conjuntos y reflexión sobre políticas que limitan la innovación en agricultura.
3. Desarrollar recomendaciones y prioridades que fortalezcan el entorno favorable para los sistemas de innovación en agricultura en la región.