Más oportunidades, más sostenibilidad
Cada año se celebra el Día Internacional de la Mujer Rural el 15 de octubre, fecha establecida en el 2007 por la Asamblea de las Naciones Unidas para reconocer a la “la función y contribución decisivas de la mujer rural, incluida la mujer indígena, en la promoción del desarrollo agrícola y rural, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural”.
En las zonas rurales de América Latina y el Caribe, las mujeres desempeñan una función clave en el desarrollo agrícola y la seguridad alimentaria de sus familias.
De los rubros presentes en la región, el cultivo de algodón representa un legado cultural y económico muy importante: el 80% de las unidades productivas algodoneras son de la agricultura familiar.
Las mujeres rurales dedicadas al algodón participan en todos los eslabones de la cadena de valor, principalmente en la preparación del terreno, la siembra, el monitoreo de la cosecha, la destrucción del rastrojo, así como en la elaboración y comercialización de textiles y artesanías.
Sin embargo, pocas veces las mujeres se benefician de todo el fruto de su esfuerzo, sobre todo cuando tienen menos posibilidades de agregar valor a sus productos, o cuando su acceso a los mercados se ve limitado por las serias transformaciones que ha sufrido la industria textil.
Según el Estudio de caracterización de sistemas productivos e indicadores de sostenibilidad, en Bolivia, Paraguay y Perú (FAO, ABC/MRE. 2016), además de tener un acceso mínimo a capacitaciones, las mujeres algodoneras de esos tres países tienen un menor acceso que los hombres a titularidad de predios productivos y un menor poder de decisión sobre la finca.
Por esta razón, uno de los mayores desafíos en el rubro algodonero, y en muchos otros, es potenciar una participación más equitativa entre hombres y mujeres, y poner en valor el rol de las mujeres rurales como pequeñas empresarias y sujetas de políticas públicas.
Para lograr la sostenibilidad del sector algodonero de la región, no sólo es necesario transitar hacia prácticas productivas más cuidadosas con el medioambiente, sino también transformar los contextos de desigualdad y dotar de capacidades a las mujeres rurales.
Sólo así será posible establecer condiciones más justas en todos los eslabones de la cadena productiva.
En el marco de la campaña regional #MujeresRurales, mujeres con derechos, el Proyecto +Algodón comparte dos experiencias de mujeres involucradas en la cadena de valor de algodón.
Descubre las historias “Manos que hilan fino” y “Al rescate del algodón nativo” en este enlace: https://mujeresrurales.exposure.co/dia-7-mas-practicas-sostenibles