La demanda creciente de alimentos, así como las exigencias en calidad y las fuertes restricciones en el uso de productos fitosanitarios, se consolidan como algunos de los retos que afronta la agricultura y que, paralelamente, impulsan un mercado para los insumos de origen biológico (Ruales y Barriga, 2020). Al respecto, el Comité Asesor en Bioinsumos de Uso Agropecuario (CABUA) define a los bioinsumos como productos biológicos que consistan o hayan sido producidos por micro o macroorganismos o extractos o compuestos bioactivos derivados de ellos y que, entre otros usos, estén destinados a ser aplicados como insumos en la producción agropecuaria (MAGyP, 2021). Entre los de uso agrícola, se destacan aquellos que impulsan el crecimiento o desarrollo vegetal, disminuyendo los efectos negativos de estreses bióticos o abióticos sobre los cultivos (Starobinsky et al., 2021). 

Este estudio analiza algunos aportes de biopreparados elaborados localmente sobre la productividad del cultivo de trigo.