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1. INTRODUCCION Y ANTECEDENTES

El desconocimiento practicamente total, con respecto a las capacidades natatorias de los peces de la región, así como la falta de estudios sobre su fisiología de la natación, impide establecer generalizaciones sobre los diseños más adecuados de instalaciones de pasaje. Ello está agravado por la falta de una legislación moderna para proteger a las comunidades de peces de los grandes ríos de América Latina frente a los efectos negativos del desarrollo. La gran mayoría de las presas construidas no poseen instalaciones para transferir peces aguas arriba. Las medidas de manejo de comunidades de peces propuestas y construidas en su reemplazo, tales como estaciones de piscicultura de repoblamiento, varían en más de cuatro órdenes de magnitud en su relación entre la superficie del embalse a suplir y a la superficie de espejo de agua de la estación. Aunque ello podría reflejar la utilización de distintas metodologías de producción, en muchos casos estas no se explicitan o sólo se mencionan superficialmente. En todo caso los objetivos de manejo pesquero para el cual fueron diseñadas no parecen ser muy coincidentes.

Las primeras instalaciones construidas en la región, y para las cuales ya se ha informado de fracasos en su capacidad de transferencia, pertenecen al tipo de las utilizadas para transferir salmónidos aguas arriba en el hemisferio norte; son del tipo canalón con disipadores. Los diseños del tipo en escalones tanque con ranura vertical han sido señalados como eficientes para transferir peces de los géneros Prochilodus, Salminus y Leporinus entre otros, y para superar obstáculos de no más de 15 m de altura. Además de las escaleras para peces se encuentran en operación esclusas tipo Borland, y en construcción elevadores mecánicos en dos presas sobre los ríos Uruguay y Paraná respectivamente. Se han proyectado escalas para peces para salvar obstáculos de más de 20 m así como elevadores hidraulicos para presas de menos de 20 m de altura basándose, estas últimas, en consideraciones dirigidas a obtener una mayor capacidad de transporte total.

Tal como fuera señalado con anterioridad por otros investigadores de la región, este informe técnico propone la complementariedad de medidas de manejo de habitat de los peces con instalaciones de pasaje, y medidas de manejo de la comunidad de peces, por medio de la siembra de peces de especies migradoras.

América Latina (Fig. 1) considerada como un todo, es esencialmente plana. Con excepción de los ríos que drenan la Cordillera de los Andes hacia el Pacífico y los tramos superiores de los ríos que drenan hacia el Caribe y el Atlántico, la mayoría de sus ríos son del tipo de llanura y presentan extensas planicies de inundación (Welcomme, 1985).

La biomasa de las comunidades de peces de sus grandes ríos está dominada por characiformes y siluriformes. Entre los primeros, los prochilodónodos de los géneros Semaprochilodus y Prochilodus, de hábitos detritívoros constituyen una proporción importante de las capturas (Bonetto et al., 1969; Bonetto y Castello, 1985). En algunos sistemas éstas superan el 60–70 por ciento del total de la captura.

En los ciclos de vida de los grandes characiformes y siluriformes se incluye la necesidad de realizar extensas migraciones, con fines reproductivos y tróficos, a lo largo de los grandes ríos y sus principales afluentes (Petrere, 1985). En los tramos medios y superiores estas migraciones tienen una dirección definida, pero en los tramos inferiores la dinámica de las mismas parece ser mucho más compleja, en particular con respecto a la interacción de los peces con el canal principal y la llanura de inundación (Bonetto et al., 1981; Petrere, 1985; Quirós y Cuch, 1986).

Figura 1

Figura 1. Principales sistemas hidrográficos de América Latina. 1. Magdalena; 2. Orinoco; 3. Amazonas; 4. Tocantins; 5. San Francisco; 6, 7 y 8. del Plata (6. Río Paraguay; 7. Río Paraná; 8. Río Uruguay)

La construcción de represas ha impactado negativamente a las poblaciones de las especies migradoras. Este efecto es particularmente notorio en el caso de la construcción de varias represas en un mismo tramo de río. En los ríos Tiete y Grande, en la cuenca superior del río Paraná, ha llevado prácticamente a la desaparición de las especies migradoras en esos tramos de la cuenca (Machado, 1976).

Estos efectos negativos pueden extenderse a toda una cuenca a medida que se vayan construyendo nuevas represas. Por ejemplo, un inventario del potencial energético de la Cuenca del Plata aún incompleto, prevee 278 represas instaladas. Para la subcuenca del río Paraná sobre un total de 183 represas, el 65.9 por ciento de la potencia instalable ya está en operación o en construcción. Para las subcuencas de los ríos Uruguay y Paraguay la proporción del total inventariado, 52 y 43 represas respectivamente, actualmente en operación, es bastante menor (OEA, 1985). Cuando se complete su instalación prácticamente toda la cuenca quedará regulada y convertida en una cadena de embalses (Fig. 2). Algo similar ocurrirá en las otras grandes cuencas hidrográficas de América Latina. En la cuenca del río Magdalena se encuentran instaladas y en construcción 32 represas y se proyectan otras en los tramos superiores y medios del curso del Magdalena con embalses en cadena (Valderrama Barco, 1986). En el río San Francisco la construcción de las represas de Três Marías y Sobradinho constituyen barreras insalvables a las migraciones de los peces. Aunque la cantidad de represas construídas en las cuencas del Amazonas y del Orinoco no es actualmente importante, la paulatina construcción de las proyectadas y relevadas llevará, si no se toman las medidas adecuadas, a que presenten panoramas similares a los de las otras cuencas hidrográficas citadas.

Uno de los mayores impactos de la construcción de represas sobre las comunidades de peces de los ríos es el bloqueo a los desplazamientos de los mismos. Es posible mitigar este impacto negativo construyendo en las represas instalaciones para el pasaje de peces. En América Latina al igual que en otros continentes, uno de las soluciones adoptadas es la adaptación de instalaciones de pasaje similares a las utilizadas con éxito para los salmónidos en los ríos templados del hemisferio norte (Welcomme, 1985).

En Brasil, con una legislación que obligaba a la instalación de estructuras de pasaje de peces en las represas, se desarrollaron en la década del treinta los principales episodios de la controversia sobre si la instalación de estructuras para el pasaje de peces era la medida más adecuada desde el punto de vista técnico y económico, para la protección de las especies migradoras de los grandes ríos. El desarrollo de técnicas de reproducción inducida por von Ihering y su equipo para varias de las especies de “piracema” y la falta de experiencia con escalas para peces para otras especies que no fueran salmónidos, contribuyó a modificar esta legislación en forma tal que no especificara el tipo de medida a tomar para proteger la ictiofauna, éstas podían ser o instalaciones para el pasaje o estaciones de piscicultura (ver punto 8). Lo que realmente ocurrió es que desde ese entonces hasta la actualidad, en muy pocas de las represas construídas en Brasil y en el resto de América Latina se instalaron estructuras para el pasaje de peces o se evaluó técnicamente su factibilidad. Esta controversia ha llegado hasta nuestros días como lo muestran las recopilaciones sobre el tema realizadas en la región (Bonetto, 1980; Bonetto y Castello, 1985; Godoy, 1985) o aquellos trabajos en los cuales se analiza su factibilidad técnicoeconómica para una o un grupo de represas (por ejemplo Machado, 1976; Valderrama Barco, 1986).

Figura 2

Figura 2. Represas con fines hidroeléctricos construidas y previstas en la Cuenca del Plata (adaptado de OEA, 1985)

Otro factor causante de no pocos equívocos sobre su eficiencia es que en la región, bajo el nombre genérico de “escalas para peces” se agrupan comúnmente los diversos tipos de instalaciones (Clay, 1961) que involucran estanques o tanques, o los planos inclinados con disipadores. Se precisa un poco más cuando se denominan “escalas para peces en escalones-tanque”. Todavía bajo este nombre se agrupa un número importante de diseños que tienen, aún para salmónidos, eficiencias bastante diferentes.


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