Las funciones de los bosques en el cambio climático

A medida que se acumula más información científica acerca del recalentamiento mundial, el cambio climático representa tal vez el mayor desafío del medio ambiente en el siglo XXI. Más aún, es como una virtual caja de Pandora que contiene graves amenazas mundiales como el hambre, la pobreza, el crecimiento demográfico, los conflictos armados, el desplazamiento de las poblaciones, la contaminación atmosférica, la degradación del suelo, la desertificación y la deforestación que están estrechamente relacionadas para contribuir al cambio climático. Por ello, para su solución, es necesario un enfoque global. La respuesta a este desafío supone una cooperación sin precedentes entre las naciones del mundo y un sólido apoyo de las organizaciones internacionales involucradas. La FAO se halla especialmente interesada, por cuanto se ocupa, en su ámbito, de las fuentes importantes de gases de efecto invernadero, de las víctimas potenciales del cambio climático y de las principales posibilidades de mitigación de estos gases por medio de los "sumideros" y depósitos de carbono.

Los bosques desempeñan cuatro funciones principales en el cambio climático: actualmente los bosques contribuyen a casi un sexto de las emisiones de carbono mundial cuando han sido desbrozados, explotados en exceso o degradados; los bosques reaccionan sensiblemente a los cambios del clima; cuando han sido sosteniblemente ordenados, los bosques producen dendrocombustible como una alternativa más benigna que los combustibles fósiles; y por último, los bosques poseen el potencial de absorber un décimo de las emisiones mundiales de carbono previstas para la primera mitad de este siglo en sus biomasas, suelos y productos y almacenarlos, en principio, a perpetuidad.

En 1997, en Kyoto, Japón, la comunidad internacional cumplió un primer paso concreto para luchar contra el recalentamiento mundial, acordando reducir las emisiones netas al 5,2 por ciento por debajo de los niveles de 1990. Se especificaron en el Acuerdo de Marrakech, en 2001, ulteriores detalles, como la contribución de los bosques para el logro de los objetivos de reducción. Debido a que los Estados Unidos decidieron no ratificar el Protocolo de Kyoto, confiando en las reducciones voluntarias de intensidad de emisión, y previendo el progreso tecnológico, el compromiso de reducción mundial en el marco del Protocolo de Kyoto disminuyó a aproximadamente 4 por ciento de las emisiones de 1990. La retención del carbono mediante los bosques podría contribuir como la mayor parte de la reducción comprometida por algunos miembros. Utilizados al máximo, los bosques bajarán el compromiso de reducción mundial del 4 por ciento al 1 por ciento aproximadamente de las emisiones de 1990 durante el primer período de compromiso de 2008 a 2012.

En marzo de 2005, 141 partes del Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), entre ellos, 37 países industrializados responsables de aproximadamente el 62 por ciento de las emisiones del grupo, habían ratificado el Protocolo de Kyoto. Cuando la Federación de Rusia se unió al grupo, el umbral relativo a las emisiones de 55 por ciento fue superado y el Protocolo de Kyoto entró en vigor el 16 de febrero de 2005. La FAO fue una de las numerosas organizaciones mundiales que destacó esta fecha histórica con una manifestación especial.

última actualización:  viernes 15 de junio de 2012