El 12 de octubre, el Gobierno marroquí anunció una fuerte reducción del derecho de importación sobre el trigo blando y sus derivados. El impuesto se reducirá del 135 por ciento al 30 por ciento, a partir del 1 de diciembre de 2017. Los aranceles a la importación se revisan periódicamente según la situación de la oferta y la demanda en el país. Se incrementaron en mayo para proteger a los productores locales, tras las expectativas de un fuerte repunte en la producción y precios bajos en el mercado internacional (FPMA-Políticas alimentarias). La cosecha de trigo de 2017 -recolectada en julio-, alcanzó cerca de 7,1 millones de toneladas, un aumento de alrededor del 163 por ciento en comparación con la cosecha afectada por la meteorología adversa del año anterior, y un 33 por ciento por encima de la media de cinco años. Sin embargo, a pesar de la buena cosecha de 2017, el país sigue dependiendo en gran medida de las importaciones de trigo para cubrir sus necesidades de consumo, y el arancel reducido apunta a garantizar el suministro adecuado de trigo de buena calidad del mercado internacional y proteger el poder adquisitivo a nivel local. La Unión Europea y la región del Mar Negro suministran la mayoría del trigo blando común.