A la espera de una abundante cosecha de cereales, el Gobierno marroquí aprobó recientemente restablecer el arancel de importación del trigo blando en un 135 por ciento, desde el nivel previo del 30 por ciento, con efecto hasta el 31 de octubre de este año. Los derechos de importación se revisan periódicamente según la situación de la oferta y la demanda en el país; el arancel se redujo al 30 por ciento en octubre del año pasado (FPMA-Políticas alimentarias). Los aranceles se incrementan por lo general en la época de la recolección, de mayo a julio, para proteger a los productores locales de la competencia extranjera. Para respaldar la producción, el precio de referencia para la compra de trigo blando local de calidad estándar se estableció en MAD 280/100 kg (USD 299,7 por tonelada), en comparación con USD 213 por tonelada en el mercado internacional. Además, el Gobierno anunció subsidios a los molineros para incentivar la compra de trigo nacional sobre las importaciones, incluida un subsidio a tanto alzado de MAD 10/100 kg (USD 10,7 por tonelada) a los molineros que utilizan trigo local y una prima de almacenamiento de MAD 2/100 kg (USD 2,1 por tonelada) durante 15 días para compensar parcialmente los costos de las agencias de almacenamiento. Las medidas se aplican al trigo cosechado localmente entre el 16 de mayo y el 15 de octubre. La cosecha de trigo de 2018 se pronostica en 7,1 millones de toneladas, el mismo nivel que en 2017 y superior a la media, a pesar del inicio tardío de las lluvias. El país depende en gran medida de las importaciones de trigo para cubrir sus necesidades de consumo, con la Unión Europea y la región del Mar Negro suministrando la mayor parte del trigo blando común.