El 19 de octubre, el Gobierno marroquí anunció la suspensión del derecho de importación sobre el trigo blando -actualmente del 135 por ciento-, entre el 1 de noviembre y el 31 de diciembre de 2018. Se espera que este derecho de importación aumente al 30 por ciento a partir de enero de 2018. Los derechos de importación se revisan de forma periódica, en función de la situación de la oferta y la demanda en el país. Se incrementaron en mayo para proteger a los productores locales tras las expectativas de una cosecha récord (FPMA-Políticas alimentarias). La cosecha de trigo de 2018 -recolectada en julio- alcanzó unos 7,3 millones de toneladas, ligeramente superior a la cosecha del año anterior y un 22 por ciento por encima del promedio de cinco años (SMIA-Resúmenes informativos por países). Incluso en años con una abundante producción nacional, el país depende en gran medida de las importaciones de trigo para cubrir sus necesidades de consumo alimentario. La reducción de los impuestos tiene como objetivo garantizar el suministro regular de trigo de buena calidad del mercado internacional y evitar aumentos de precios. La Unión Europea y la región del Mar Negro suministran a Marruecos la mayor parte del trigo blando común que necesita.