El 23 de octubre, el Gobierno levantó la prohibición a las importaciones de productos básicos, incluidos los alimentarios, vigentes desde 2016. El objetivo de la medida es impulsar los cada vez más escasos suministros del mercado y estabilizar los precios de los productos básicos en general más elevados, debido sobre todo al déficit de moneda extranjera. El Gobierno adoptó el uso de divisas extranjeras -principalmente el dólar EEUU-, en 2009 tras un período de hiperinflación. Para aliviar la escasez de divisas se emitieron en 2016 pagarés locales -negociados oficialmente a paridad con el dólar estadounidense. Sin embargo, en el mercado paralelo, el valor del pagaré se depreció, sin poder resolverse los problemas de liquidez. Después de que el Banco Central de Zimbabwe ordenase a los bancos -el 1 de octubre-, separar las cuentas en moneda extranjera y en pagarés, así como sus depósitos electrónicos asociados, el valor de los pagarés cayó con fuerza en el mercado paralelo, llevando a la compra por pánico de productos básicos y a más presión alcista sobre los precios de venta al público.