El 26 de enero de 2021, el Ministerio ruso de Economía estableció una nueva política sobre las exportaciones de cereales, que fijó el impuesto sobre las exportaciones de trigo en 50 euros (unos 61 dólares de los EE.UU.) por tonelada para el periodo comprendido entre el 1 de marzo y el 30 de junio de este año. Además, se introdujo un impuesto fijo para las exportaciones de cebada y maíz, que se fijó en 10 euros y 25 euros por tonelada, respectivamente, y que se aplicará entre el 15 de marzo y el 30 de junio. Esta medida complementa una anterior, aprobada en diciembre de 2020 (FPMA-Políticas alimentarias), que fijó el impuesto para las exportaciones en 25 euros (unos USD 30) por tonelada para el período comprendido entre el 15 de febrero y el 30 de junio de 2021, junto con un cupo para las exportaciones de cereales -incluidos el trigo, centeno, cebada y maíz-, de 17,5 millones de toneladas. Las nuevas medidas pretenden frenar una tendencia alcista sostenida de los precios internos de los alimentos básicos desde principios de 2020, en medio de la preocupación de que el aumento de la inflación repercuta negativamente en el acceso de los consumidores a los alimentos. En enero de 2021, los precios del trigo y el maíz eran de media un 30 y un 60 por ciento más altos, respectivamente, respecto a los niveles de un año antes.