En septiembre, el Gobierno angoleño centralizó las ventas de harina de trigo, vendiéndolas directamente a las panaderías registradas en AOA 10 000 (USD 60) por cada saco de 50 kg, en comparación con los casi 30 000 AOA (USD 180) del precio de mercado. La medida tiene como objetivo reducir el precio del pan, -un alimento básico en las zonas urbanas-, que había alcanzado niveles récord en agosto en términos nominales. Los precios de la harina de trigo y del pan bajaron ligeramente en septiembre y octubre, pero se mantenían todavía un 44 y 34 por ciento, respectivamente, por encima de sus niveles de octubre de 2015, debido principalmente a la debilidad de la moneda y la disponibilidad limitada de harina, en su mayoría importada. En octubre, a pesar de una desaceleración de la tasa de crecimiento, la inflación de los precios al consumidor seguía siendo un 40 por ciento mayor con carácter interanual.