Los precios al por menor de la harina de trigo de primera calidad se estabilizaron en mayo en medio de los esfuerzos del Gobierno por contrarrestar las subidas excesivas durante la emergencia de la COVID-19, incluidos límites temporales a los precios de los productos alimentarios, la paralización de las exportaciones y amplios fondos asignados para reponer sus reservas. Además, la recolección de la cosecha de 2020 acaba de comenzar y las perspectivas de producción son favorables (SMIA-Resúmenes informativos por países). Sin embargo, el precio medio nacional se mantuvo casi un 30 por ciento más alto que el año pasado, tras haber subido considerablemente en marzo y abril con el aumento de la demanda de los consumidores a causa de la preocupación por la pandemia de COVID-19 y las limitaciones regionales de las exportaciones. El país importa casi la mitad de sus necesidades internas y los envíos proceden principalmente de Kazajstán, donde las cotizaciones de los precios de exportación en mayo fueron un 30 por ciento más altas que en el mismo mes del año anterior. La reducida producción interna de trigo de 2019 y la depreciación de la moneda del país -que perdió cerca del 10 por ciento de su valor frente al dólar de los EE.UU. desde comienzos de 2020-, contribuyeron a la subida de precios.