Tras un efímero descenso, los precios de la harina de maíz –un alimento básico fundamental–, aumentaron en septiembre de 2023 y se multiplicaron por más de cuatro en términos interanuales. En consecuencia, y reflejando el peso del producto en el índice de precios al consumo, la tasa anual de inflación alimentaria se disparó al 23 % desde el 18 % de agosto, tras una depreciación moderada de la moneda nacional, que ha sido un factor clave subyacente al rápido crecimiento de los precios en los dos últimos años. Los precios excepcionalmente altos de los alimentos, combinados con un débil crecimiento económico, han erosionado de forma significativa el poder adquisitivo de la