Los precios de los productos de arroz y trigo aumentaron fuertemente en octubre, respaldados por la escasez de divisas que limitó severamente la capacidad de importar cantidades adecuadas de cereales y por una caída en el valor de la moneda local frente al dólar EEUU (hace dos años se introdujeron bonos para aliviar las restricciones de liquidez). Un nuevo impuesto sobre las transacciones en dinero electrónico –muy utilizado en el país- aumentó la presión alcista sobre los precios. El acceso reducido a los suministros externos de trigo -dada la posición del país de importador neto-, redujo según se informó las operaciones de molienda, lo que ejerció aún más presión alcista sobre los precios. En octubre, los precios de la harina de trigo duplicaban sus valores de un año antes, tras los aumentos intermensuales de hasta un 90 por ciento. Igualmente, los precios del arroz aumentaron en tasas comparables, pero las variaciones interanuales no fueron tan importantes. Las recientes presiones inflacionarias impulsaron los aumentos estacionales de precios del principal alimento básico -la harina de maíz-, sin embargo, los precios se mantuvieron apenas sin cambios respecto al año anterior debido a unos suministros internos adecuados. En un esfuerzo por frenar los precios alimentarios, el Gobierno respondió suspendiendo las restricciones a la importación de productos básicos a fines de octubre (FPMA-Políticas alimentarias).