FAO en Guatemala

El consumo de productos ultraprocesados aumenta en Guatemala

24/03/2017
Los patrones de consumo han generado aumento de cifras relacionadas al sobrepeso y la obesidad, afectando sobre todo a niños, niñas y mujeres en edad fértil.
 
Ciudad de Guatemala (FAO, OPS/OMS) – El informe elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en América Latina y el Caribe, indica que las cifras de sobrepeso y obesidad han aumentado debido a las variaciones del patrones de consumo y tienen como resultado de que 4.5% de los niños y niñas guatemaltecos lo padecen, mientras que el 31.9% de las mujeres en edad fértil tienen sobrepeso y el 20% obesidad.
 
El informe presentado hoy por las agencias de Naciones Unidas mencionadas, reveló que esta tendencia a la obesidad y el sobrepeso es recurrente en todos los estratos sociales, realidad que se acentúa en los grupos de población de menores ingresos y más vulnerables. 
 
El documento evidencia que esta es una tendencia regional y se debe, entre otras cosas, al alto consumo de alimentos con bajo valor nutricional y altos contenidos de azúcar, grasa y sal, es decir, procesados y ultraprocesados. 
 
“Guatemala está en el puesto número 32 de 80 países a nivel mundial, y el puesto 6 de 13 países de la región latinoamericana y el Caribe, de ventas anuales de productos ultraprocesados, con 114.6 kilogramos (252.12 libras) por persona al año. Esto es altamente preocupante considerando la calidad nutricional de los alimentos y los graves problemas de malnutrición de la población guatemalteca” puntualizó José Valls, Oficial de Políticas y Seguridad Alimentaria y Nutricional para la FAO en Guatemala y Coordinador nacional del programa FIRST, el cual es financiado por la Unión Europea. 
 
“El sobrepeso y la obesidad se traducen en mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, síndrome metabólico y diabetes tipo 2. Esto es preocupante considerando los altos costos de las enfermedades crónicas para el sistema de salud” expresó el Representante de OPS/OM en Guatemala, Oscar Barreneche. 
 
Barreneche recomienda una dieta saludable que debería de incluir frutas, vegetales, legumbres, frutos secos y granos integrales. Mientras que Recalde sugiere que la compra de estos alimentos se haga en los mercados locales “ya que los productos son más frescos y económicos, además se incentivan las economías locales”.
 
El estudio presentado hoy también revela que a nivel regional los precios de los alimentos se han mantenido estables, pero que en Guatemala, México y Nicaragua si ha habido un aumento en los alimentos de la canasta básica. En 6 de 8 países analizados, el azúcar presenta el menor precio por cada 100 calorías. Paradójicamente, llama la atención que en Guatemala el costo calórico de las verduras duplica el promedio regional. 
 
Grupos analizados: mujeres en edad fértil, niños y niñas
 
El aumento del sobrepeso y la obesidad se ha marcado en dos grupos prioritarios: la población infantil y las mujeres en edad fértil. 
 
El porcentaje de las mujeres en edad fértil reproductiva con obesidad y sobrepeso aumentó en un período de siete años. Mientras en 2002, el  porcentaje era de 44%, siete años después el porcentaje es de 51.9% (31.9% con sobrepeso y el 20% con obesidad), es decir más de diez puntos porcentuales en menos de una década. 
 
En el caso de la población infantil si bien se observa una prevalencia del sobrepeso en menores de cinco años (4.7), contrasta con el reporte del 32.4% de los niños menores de cinco años mostraban deficiencias de hierro o anemia. 
En Guatemala está presente la malnutrición en todas sus formas (deficiencias y excesos), mientras las mujeres madres o en edad fértil han marcado una tendencia al sobrepeso y obesidad, los niños y niñas padecen de desnutrición crónica o bien deficiencia de micronutrientes. Además, las cifras demuestran que en una misma población pueden convivir el sobrepeso y obesidad con la deficiencia de micronutrientes, el 21.4% de mujeres en edad fértil no embarazadas y el 29% de mujeres embarazadas padecían de anemia, por ejemplo. 
 
“Es sumamente importante y urgente que estos dos grupos analizados, especialmente los niños y niñas, cuente con acceso a alimentos frescos, sanos, nutritivos y producidos de manera sostenible” puntualizó Valls. 
Sistemas agroalimentarios sostenibles, nutrición y políticas
 
Tanto la FAO como la OPS/OMS coinciden en que uno de los factores clave para la reducción del hambre o la malnutrición en cualquiera de sus formas es la promoción de sistemas alimentarios saludables y sensibles a la nutrición. Para ello es necesaria la reorientación de políticas públicas en vistas de fortalecer tanto el consumo como la oferta de alimentos saludables, ajustados a las recomendaciones dietéticas y a criterios de sostenibilidad. En cuanto a la oferta alimentaria, en Guatemala la agricultura familiar produce el 70% de los alimentos de alto valor biológico. 
 
“Una de las recomendaciones es el generar políticas públicas para el fortalecimiento y promoción de la agricultura familiar. En el caso de Guatemala, ya se tienen instrumentos para ello. Se tiene una Política de Desarrollo Rural (PNDRI) y el Programa de Apoyo para el Fortalecimiento de la Agricultura Familiar (PAFFEC). Para un cumplimiento de estos es necesario garantizar el funcionamiento y financiamiento que tanto la política como el programa requieren” indicó Valls. 
 
Mientras que Bolivia, Ecuador, República Dominicana y Honduras  ya cuentan con leyes de alimentación escolar para proveer de alimentos saludables y nutritivos, en Guatemala ha habido un ejemplo claro de un esfuerzo de política a favor de la dieta saludable para la población escolar es la propuesta de Ley de Alimentación Escolar que llegó a tercera lectura en diciembre de 2016. 
 
“Que los escolares tengan acceso a alimentos saludables, frescos, locales y ricos en micronutrientes es fundamental. Es coherente que los países inviertan en la población futura que hoy está en las aulas de las escuelas” dijo Barreneche.
  
Asimismo, un ejemplo positivo nacional es que el Frente Parlamentario contra el Hambre (FPH), Capítulo Guatemala, tiene conformada desde el 2016 una mesa intersectorial para formular la Ley de etiquetado de alimentos y bebidas, que proporcione mayor información al consumidor para una toma de decisión informada.
 
Por un mundo sin hambre
 
En el marco de la Agenda 2030 y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente el ODS 2, “Erradicar el hambre y malnutrición en todas sus formas antes del 2030”, existen herramientas y acuerdos regionales que pueden contribuir a dicho objetivo. Una de ellas es el Plan para la Seguridad Alimentaria, la Nutrición y la Erradicación del hambre de la CELAC 2025, así como el Plan de Acción para la Prevención de la Obesidad en la Niñez y la Adolescencia. Estos marcos promueven el trabajo solidario entre los países, el monitoreo y seguimiento de metas de manera conjunta y constituyen plataformas para el intercambio de experiencias, la cooperación Sur-Sur y el establecimiento de alianzas entre actores y organismos.
 
Buscando esta sinergia es como la FAO y la OPS/OM -las dos agencias especializadas de la ONU dedicadas al agricultura, la alimentación, la nutrición y la salud- aúnan esfuerzos para caracterizar de forma amplia e integral a la seguridad alimentaria y nutricional y plantear soluciones integradas por medio de la elaboración conjunta de una nueva edición del “Panorama de Seguridad Alimentaria en América Latina y el Caribe”.  
 
En esta edición del Panorama se pone especial énfasis en el estado nutricional y su importancia para lograr el desarrollo económico y social de la región, así como la importancia de los sistemas alimentarios que produzcan alimentos sanos y nutritivos de manera sostenible.