FAO en Guatemala

El desafío del empleo juvenil en Guatemala

19/04/2022

Guatemala un país joven, con una transición demográfica más lenta con respecto a otros países de la región; según el reciente Censo, el país cuenta con más de 4 millones de jóvenes de entre 15 y 29 años, es decir el 35% de la población. Sin embargo, el crecimiento económico de los últimos años no se ha visto reflejado en un acceso igual de oportunidades de desarrollo económico. A pesar que, según la última Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos (ENEI, 2-2018), el desempleo en Guatemala no superaría el 2% (3,5 % para los jóvenes), esta estimación no describe en su totalidad la problemática, dado que el 70% de la población ocupada trabaja en el sector informal, lo que es aún más frecuente entre los grupos indígenas y los trabajadores rurales (FAO, 2020).

En este contexto, el sector agrícola desempeña un papel central en la economía guatemalteca, especialmente teniendo en cuenta que alrededor del 46% de la población vive en áreas rurales. El sector es la principal fuente de ocupación del país, absorbiendo al 33% de la población ocupada (y el 35% de los jóvenes), excluyendo los productores de subsistencia.

Sin embargo, el potencial del sector para contribuir a la creación de empleos decentes para los jóvenes está lejos de ser aprovechado. La mayoría no ven la agricultura como un negocio viable porque los agricultores familiares practican en su mayoría, métodos tradicionales que no ofrecen los mismos rendimientos que la agricultura de exportación y la agricultura empresarial.

En cuanto a los emprendimientos juveniles, la presencia de iniciativas interesantes y redes incipientes de jóvenes emprendedores rurales no asegura que los jóvenes se aventuren en temas de procesamiento o venta de insumos, aunque los eslabones de la cadena representen una potencial oportunidad comercial que buscan diversificar sus ingresos y agregar valor a productos agrícolas.

Los principales desafíos para los jóvenes resultan ser; falta de conocimiento y asistencia técnica, las dificultades (limitaciones financieras) para acceder a equipos e insumos, como materiales de empaque y el limitado acceso a servicios de certificación de producto.

El procesamiento de productos que les permita obtener ganancias puede implicar un tratamiento postcosecha, un procesamiento primario y/o un procesamiento secundario, según el tipo de materias primas a procesarse y el mercado objetivo. Por su parte, la venta de insumos puede abarcar desde semillas y fertilizantes, hasta alimentos para animales o colmenas de madera y equipo para granjas avícolas.

De los 39 jóvenes mapeados inicialmente por el proyecto ICA, solo cuatro combinaban la producción agrícola primaria con el procesamiento, enfocándose en la transformación de productos de la colmena (de abejas) o de productos lácteos y solo dos combinan lo anterior con la venta de insumos.

Para responder a estos desafíos, el Proyecto ICA aspira a desarrollar y testar un Programa Integral de Desarrollo del Joven Emprendedor, donde el apoyo al procesamiento constituye una componente principal y otras componentes incluyen: herramientas digitales para el acceso a la información y la inclusión, como la plataforma Chisparural.GT; modelos financieros adaptados a los jóvenes rurales; y en general el apoyo al emprendedeurismo rural, individual y colectivo.

 El Proyecto ICA financiado por la Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Sida), apoya directamente a un total a 16 organizaciones de jóvenes y alrededor de 230 jóvenes emprendedores individuales, de los cuales 53% mujeres y 55% pertenecientes a pueblos indígenas.  

Puede encontrar más información sobre el Proyecto ICA en Guatemala en el siguiente enlace: https://www.fao.org/rural-employment/work-areas/youth-employment/ica-programme/guatemala/ru/