FAO en Honduras

Grupo Suyaguare: productoras triunfando en nuevos rubros y desafiando roles de género

 

Iniciativas de inclusión productiva en favor de las mujeres del municipio de Chinacla, La Paz.

 

En la Empresa de Servicios Múltiples Suyaguare, la palabra “diversidad” es importante.

Suyaguare es una pequeña empresa hortícola establecida por el grupo de productores del mismo nombre para proveer vegetales de manera formal a las diferentes distribuidoras que acopian productos en San José y otros municipios cercanos del departamento de La Paz.

Con una variedad de rubros como la cría de cerdos, ganado y apicultura entre sus actividades principales, Suyaguare tenía, hasta hace poco tiempo, un rubro de especialidad: el café.

A pesar de su apellido, a Sara y Laura Vásquez no las une un vínculo familiar pero sí una tradición cafetalera que se remonta a varias generaciones antes que ella, pero la constante oscilación del precio del grano y el impacto de la roya, les obligaron a ver más allá de su zona de confort.

“Yo nací en el rubro del café. Mi abuelo, mi papá y yo, soy la tercera generación. El café es un cultivo que se da solo una vez al año. Yo me dedicaba 100% al café pero a raíz de las necesidades económicas, vi la posibilidad de integrar otros rubros a nuestros cultivos.”, afirma Sara.

“Familiarmente siempre hemos tenido el rubro del café como uno de nuestros principales. En el espacio donde se encuentra este macro túnel, solíamos sembrar café pero fue dañado por la roya, por eso decidimos sustituir la parcela.”, asegura Laura.

Debido a eso, la empresa decidió incursionar en el cultivo de hortalizas, un rubro con una demanda constante en la zona, principalmente gracias al Programa Nacional de Alimentación Escolar, uno de los más importantes compradores de vegetales del municipio.

Sin embargo, el cambio de rubro no fue fácil. Los experimentados productores de Suyaguare se toparon con retos inéditos cuando intentaron hacer producir las primeras parcelas de tierra, utilizando las mismas técnicas que usaban en el café.

“Empezamos sin mucho conocimiento y sin asistencia técnica. Cultivábamos zanahorita, habichuelas, tomates, pepino, en parcelas pequeñas y a cielo abierto, expuestos a muchas plagas y por eso perdimos buena parte de esa primera producción”, recuerda Sara.

Fue ahí cuando la Mancomunidad de Municipios del Centro de La Paz (Mamcepaz), les informó sobre la Estrategia de Inclusión Productiva, desarrollada en asociación con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

La estrategia de inclusión productiva tiene como característica principal una perspectiva de protección social ampliada, contribuyendo al desarrollo de las capacidades productivas de las familias en situación de vulnerabilidad, a través de programas y proyectos socio-productivos que favorezcan mayores ingresos y fuentes de trabajo.

A través del proyecto, el grupo logró tener acceso a un mega túnel de 400 metros cuadrados, para sembrar dentro alrededor de mil plantas de chile morrón, las que pueden llegar a producir unos 12 mil kilos por temporada.

“El tener una estructura protegida presenta muchas ventajas. Una con el tema del clima porque protege del sol y la lluvia, también el control de plagas, nos permite usar menos agroquímicos, es más manejable y más seguro.”, dice Laura, mientras las primeras gotas de la tormenta que se aproxima empiezan a sonar fuerte en la malla blanca que cubre la estructura.

Las ventajas del mega túnel se hicieron evidentes más pronto de lo que el grupo imaginaba. Apenas un mes después de la primera siembra, los huracanes Eta (categoría 4) e Iota (categoría 5) golpearon Centroamérica con solo dos semanas de diferencia.

Tras el paso de los fenómenos, Honduras se declaró en emergencia alimentaria y las pérdidas de cultivos en la zona fueron casi totales. Sin embargo, la parcela de chile morrón de Suyaguare sufrió un impacto considerablemente menor al resto.

“Antes cosechábamos dos veces a la semana y ahora lo estamos haciendo solamente una vez... sin embargo, el impacto fue menor por tener una estructura protegida. El mega túnel sirvió para disminuir el impacto negativo que los huracanes podrían haber tenido.”, afirma Laura.

La iniciativa también ataja uno de los principales problemas de los productores de hortalizas: el mercado tan volátil de las plazas comerciales municipales, donde los vegetales no tienen un precio fijo ni compradores asegurados.

La mancomunidad ha logrado establecer una alianza con la empresa “Vegetales lencas”, uno de los principales compradores y distribuidores de la zona occidental y proveedora de hortalizas a la cadena de supermercados más importante del país, quienes compran el producto de mayor calidad de los productores del proyecto, a un precio asegurado.

“Yo antes iba a Marcala, por ejemplo, a vender al mercado y un sábado me decían: ‘Sí, le vamos a comprar todo’ y al siguiente sábado y nadie quería, pero eso no sucede con “Vegetales lencas” porque yo ya tengo un precio, conozco mis costos y mis utilidades, puedo capitalizarme para cuando termine el proceso productivo, puedo empezar con el otro.”, sostiene Sara.

El otro brazo importante del proyecto es el relacionado con la asistencia técnica. Para los productores de Suyaguare este apoyo fue vital ya que, sin el conocimiento adecuado, sembrar en estructuras protegidas y tener un mercado estable, no habrían servido de nada.

“Yo tengo muchísimo conocimiento sobre el café pero sobre hortalizas yo no tenía ningún conocimiento pero ahora, gracias a la asesoría técnica de la mancomunidad y de ‘Vegetales lencas’, yo tengo el conocimiento y puedo enseñarles a otras mujeres todo lo relacionado con los cultivos.”, afirma Sara mientras sonríe con satisfacción.

Y es que empoderar a las mujeres del campo no es una tarea sencilla dadas las circunstancias del país.

Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en Honduras, las mujeres representan el 50 por ciento de la población rural, sin embargo, únicamente el 27% de ellas son económicamente activas y nada más el ocho por ciento tiene posesión individual de los medios de producción.

“Es valioso e importante que los proyectos como estos demanden que las mujeres se involucren no solo en las actividades básicas sino en todo el proceso: la concepción del proyecto, la ejecución, la distribución de las utilidades, establecer mercados, hacer negociaciones. Cuando las mujeres tenemos acceso a dinero por las actividades que realizamos, nos da autonomía e independencia.”, dice Laura.

La mayoría de los socios de Suyaguare son mujeres que, aunque trabajan juntas en el grupo, cada una es dueña de su propia parcela. Un cambio de paradigma orientado hacer de las mujeres una fuerza generadora de cambio y prosperidad.

Sara asegura que “Ahora nosotras somos más independientes, tenemos nuevos conocimientos, generamos más ingresos y generamos empleo para otras mujeres. Estos proyectos son una fuente de empleos para que ellas puedan cumplir todas sus necesidades.”