Iniciativa Pesquerías Costeras

Aumentar la resiliencia: esquema de entregas a domicilio ayuda a los hogares vulnerables

La Iniciativa Pesquerías Costeras se asocia con mujeres pescadoras para mantener viva la cadena alimentaria

20/11/2020

20 de noviembre de 2020, Abidján – Attécoubé, un suburbio al sur de la ciudad de Abidján es famoso por su pesca artesanal. Ante bloqueos, toques de queda y cierres de fronteras desde el primer caso confirmado de Covid-19 en marzo, las comunidades de Côte d'Ivoire que dependen de la pesca han luchado por mantenerse a flote.

Las restricciones comerciales han impedido a las familias de pescadores capturar, acceder a los mercados, comprar y vender sus capturas. Las mujeres, sobrerrepresentadas en trabajos mal pagados en el sector informal, se encuentran entre los grupos más vulnerables, ya que a menudo hacen malabarismos con las responsabilidades de cuidado de los miembros de la familia y trabajan muchas horas.

La Iniciativa Pesquerías Costeras (IPC) –un esfuerzo mundial para mejorar la gestión de la pesca costera y conservar la biodiversidad marina– apoya a las comunidades locales en esta nación de África occidental.

Clarisse Togbo, una de las beneficiarias del programa, solía vender carne de cerdo antes de convertirse en pescadora en 2005, habiendo percibido la posibilidad de ganar un salario decente y ofrecer mejores oportunidades a sus dos hijos pequeños y, no menos importante, una dieta rica en proteínas.

Trabajaba en uno de los muchos muelles de pesca en Attécoubé antes de unirse a uno de los cuatro grupos cooperativos establecidos por la IPC en su zona en 2015.

La IPC ha ayudado a facilitar el acceso a infraestructura moderna, incluido el muelle pesquero de Locodjro, que se extiende en una superficie de 1,4 hectáreas y cuenta con una gran plataforma, una pasarela y dos pontones para el atraque de pequeñas embarcaciones.

"En 2015, el mercado era prometedor. Con una pequeña inversión monetaria se podía comprar mucho pescado", dijo Togbo. "La garba –un platillo a base de atún frito que se suele consumir con una salsa hecha de hojas de mandioca– es muy popular aquí", agregó.

"Se podía vender hasta 500 kg de pescado entre las 6 de la mañana y las 6 de la tarde, llevando a casa el equivalente de 35 USD todos los días", añadió.

Togbo es uno de los muchos ejemplos de pescadoras que solían trabajar desde un puesto de desembarque mal mantenido y que hoy día, con ayuda de la IPC, tienen un espacio seguro para pescar y han asimilado técnicas de pesca sostenible para mejorar su negocio.

Sembrando las semillas de la seguridad alimentaria

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Grupos cooperativos se conectan a través de las redes sociales para combatir la inseguridad alimentaria. @FAO/Mireille Boti

A fin de mantener viva la cadena de suministro de alimentos, nos hemos asociado con algunos pescadores y hemos creado un grupo de WhatsApp para construir un puente entre los productores –que no han podido vender sus productos debido a las restricciones relacionadas con el Covid-19– y los hogares que enfrentan inseguridad alimentaria y nutricional", dijo Fatou Sock, Coordinadora de IPC-África occidental y de proyectos de la Colaboración mundial en la FAO.

Sin dejarse intimidar por los obstáculos de trabajar en un contexto tan complicado, Togbo y unas 50 personas continuaron haciendo negocios, utilizando WhatsApp para tomar fotos de sus capturas, conectarse y negociar un precio justo con los posibles clientes y entregarlas directamente a domicilio.

En julio, cuando comenzó la temporada alta de pesca, ella y sus colegas usaron refrigeradores viejos para almacenar los excedentes de alimentos mientras usaban métodos de ahumado y secado para conservar los productos y acumular suministros para casos de escasez.

Estos procedimientos de planificación les han servido hasta la fecha, durante la pandemia que afectó todo el sistema alimentario dejando al descubierto su fragilidad.

Las poblaciones marginadas entre las más afectadas en los países de bajos ingresos

La FAO y las agencias asociadas de las Naciones Unidas han advertido que la crisis del Covid-19 es una prueba sin precedentes para la salud pública, los sistemas alimentarios y el mundo del trabajo.

En todo el mundo, decenas de millones de personas corren el riesgo de caer en la pobreza extrema y el número de personas desnutridas –estimado en unos 690 millones– podría aumentar hasta 132 millones para finales de 2020.

La pesca costera es vital para millones de personas en África occidental. "En una parte del mundo donde la mitigación de la pobreza sigue siendo un objetivo de desarrollo, preservar la rica diversidad de especies marinas ayudará a proteger vidas y medios de subsistencia", dijo Sock.