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Un enfoque territorial en las políticas de seguridad alimentaria y nutrición

:03/12/2014

Existen disparidades nutricionales y de seguridad alimentaria tanto entre regiones del mundo como en el interior de los países. 

Las disparidades geográficas en Seguridad Alimentaria y Nutrición (FSN por sus siglas en inglés), a menudo se simplifican  a través de las regiones o entre espacios rurales y urbanos. En la práctica, las disparidades de seguridad alimentaria y nutricional en los países tienden también a ser muy amplias. En Sudáfrica, por ejemplo, los indicadores nacionales confirman el hecho de que el país es autosuficiente desde el punto de vista alimentario. Sin embargo, los datos promedios nacionales esconden que la mayoría de los hogares en el país, en torno al 64%, son inseguros alimentariamente y que existen amplias diferencias entre las provincias.  Así, en Limpopo, Mpumalanga , Eastern Cape  y Kwazulu-Natal la prevalencia de inseguridad alimentaria es mucho más alta que en el promedio nacional,  78%, 76%, 76%, and 72% respectivamente.   Vale la pena señalar que en estas provincias, la población alimentariamente insegura es predominantemente rural. 

En Ghana, la inseguridad alimentaria afecta al 5% de la población total, pero su prevalencia alcanza el 34% de la región Noroccidental del país (Fan, 2012). En Vietnam, las disparidades regionales en inseguridad alimentaria están en gran medida asociadas con minorías étnicas que viven en áreas remotas rurales, y que representan aproximadamente el 60% de los desnutridos del país (Jones et al., 2011). 

La situación es similar en Latinoamérica y Caribe, donde los más vulnerables desde el punto de vista de la nutrición, son los grupos indígenas concentrados en las áreas montañosas de Centroamérica y los países andinos. Además, la probabilidad de sufrir de desnutrición crónica en Argentina es ocho veces mayor en Formosa, en el norte, que en Tierra del Fuego, en el sur. En Brasil, el ratio es tres a uno entre los estados del norte y del sur.

La geografía importa.

La mayoría de los pobres y hambrientos del mundo viven en áreas rurales. Normalmente, viven en territorios donde las infraestructuras son escasas, los mercados están distantes, faltan servicios básicos, existe una alta vulnerabilidad en cuanto a riesgos climáticos, y en general, las oportunidades de empleo y de salarios buenos  son escasas. La geografía importa también en territorios más desarrollados. El potencial de producción alimentaria depende del suelo, de las condiciones climáticas y del acceso al agua; y aunque algunas de estas condiciones se dan,  son las políticas las que determinan cómo los humanos son capaces de ajustarse y crear entornos sostenibles y decentes. 

Un enfoque territorial para la seguridad alimentaria y la nutrición, por tanto, parece primordial. Las políticas sectoriales o dirigidas a cultivos específicos para mejorar la productividad alimentaria no tendrán probabilidades suficientes de ser efectivas si los aspectos locales y territoriales (como infraestructuras, potencial de recursos naturales, y organizaciones, etc. ) no son tenidos en cuenta. De la misma manera,  las políticas tendentes a mejorar el acceso a alimentos nutritivos necesitan considerar las dificultades a las que los pobres se enfrentan, tales como el acceso a mercados y las oportunidades de renta locales. 

Las intervenciones para el fin del hambre y la reducción de la pobreza rural por tanto, tendrán que ser transversales y considerar todas estas dimensiones. Las políticas sectoriales o de cultivo normalmente no contemplan diferencias en las condiciones de los productores rurales de pequeña escala ni  en los rasgos de sus trabajadores y familias a lo largo de las áreas geográficas; y, por ello, puede que no reconozcan ni el potencial para una producción más diversificada ni las oportunidades generadoras de renta. 

FAO ha adoptado un enfoque territorial en la implementación de su Objetivo Estratégico sobre la Reducción de la Pobreza Rural.

El objetivo estratégico de Reducción de la Pobreza Rural reconoce que la identificación de modos de ayudar a los más inseguros alimentariamente y a las poblaciones pobres rurales a mejorar su subsistencia de manera sostenible, necesitaría estar adaptada a las especificidades del contexto, dependiendo de cada territorio y de sus dinámicas.

Específicamente, FAO busca mejorar la subsistencia rural estableciendo intervenciones dirigidas a dinamizar y diversificar la economía rural en gran escala. Sobre esta base, el apoyo a pequeños agricultores y los esfuerzos para elevar la productividad agrícola de manera sostenible, por ejemplo, sería reforzado como parte de un desarrollo económico y social más amplio de territorios rurales definidos, incluyendo mejoras de infraestructura rural (carreteras, telecomunicaciones, aprovisionamiento de energía, riego y gestión del agua, capacidad de almacenamiento, etc), y servicios de apoyo (educación, financiero, de seguros, comercio, social, tecnológico, ambiental). Esas conexiones rurales reforzadas ofrecerían, a su vez, nuevas oportunidades para un trabajo decente y, con ello, para una reducción de la pobreza. 

La razón para un enfoque territorial en políticas de seguridad alimentaria y nutrición.

Los enfoques territoriales de seguridad alimentaria y nutrición y de desarrollo rural pueden ayudar a  apuntalar un diseño más integral y transversal de las políticas de seguridad alimentaria y pobreza rural. Los enfoques territoriales del desarrollo se basan en el concepto de “capital territorial”, que consiste en un conjunto de activos específicos del lugar – naturales, humanos, artificiales, organizacionales, relacionales y cognitivos – que determinan el potencial de desarrollo productivo y social de un determinado territorio.

El  enfoque territorial expone que una visión o perspectiva  sectorial del desarrollo rural y de la seguridad alimentaria y nutrición, no es  condición suficiente para tener un impacto  sobre la pobreza rural y reducir desigualdades (entre áreas rurales y urbanas, a  través de las áreas rurales o a través de los individuos). En otras palabras, el enfoque territorial implica un cambio desde el paradigma de arriba-abajo, centralizado y centrado en lo  sectorial a otro  más amplio y holístico basado en el territorio,  capaz de explorar los valores territoriales y las oportunidades y que utilice  el potencial de los gobiernos locales para participar activamente en la elaboración de políticas.

La División Protección Social (ESP por sus siglas en inglés)  de la FAO argumenta que los enfoques territoriales deberían estar basados en el modelo de las Cuatro (4) “I”, que sugiere que existen cuatro condiciones  para alcanzar un desarrollo efectivo de base local: 

(1) buenas Instituciones y gobernanza en todos los niveles; 

(2) disponibilidad y confiabilidad de la Información; 

(3) enfoques Innovadores tanto en los procesos socio-económicos como en tecnología; y 

(4) Inclusión y empoderamiento de los actores relevantes. 

 

Ejemplos de aplicación de enfoques territoriales: Siria y Omán

Syria: En el marco del Programa de Desarrollo implementado por FAO, PNUD and UNIDO, OMT  –se establecieron  para la región de Al-Ghab en Siria los determinantes “localmente específicos” (activos territoriales) de la pobreza y de la seguridad alimentaria y las políticas e inversiones requeridas. Se  propuso  el uso integrado de dos métodos: (i) el Índice de Capital Territorial (ICT) y (ii) la Matriz Social de Contabilidad (MSC). 

El Índice de Capital Territorial (ICT) es un  índice compuesto de desarrollo que ofrece una medida sintética de los recursos productivos, humanos, naturales, sociales e institucionales  (capital territorial) que contribuyen a la seguridad alimentaria y al desarrollo en general de un área. Al señalar el peso relativo de los diferentes valores en los territorios y entre ellos, el ICT facilita el mapeo y evaluación comparativa de las situaciones de seguridad alimentaria y ayuda a identificar oportunidades de mejora. Como se explica en la Figura 1, el ICT, que fue desarrollado para la región de Al-Ghab, en colaboración con el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea (JRC, por sus siglas en inglés), se compone de 9 pilares agrupados en dos dimensiones macroeconómicas: (i) Grupo Básico (agrupa a 6 pilares) y (ii) Grupo de Eficiencia (3 pilares). La Figura 1 muestra los pilares incluidos en los dos grupos. El primer grupo representa los condicionantes básicos claves de todos los tipos de sistemas económicos. De acuerdo con los enfoques del Foro Económico Mundial y del JRC, el peso relativo de los dos grupos varía de acuerdo con la fase de desarrollo del área. Con base en este enfoque, el peso del Grupo de Eficiencia sería más alto que el del Grupo Básico en las áreas más avanzadas. Puesto que Al Ghab está en una etapa temprana de su desarrollo, se tomó la decisión de atribuir mayor peso al Grupo Básico, 0.6 frente a 0.4 imputado al Grupo de Eficiencia. Vale la pena resaltar, igualmente, que se ha asignado un peso igual a las variables que describe cada pilar de los dos grupos, y que el método de agregación usado es el medio geométrico tanto en el interior de los pilares, como a través de ellos.

Mientras que el ICT valora el stock de activos territoriales, la Matriz Social de Contabilidad (MSC) es una representación particular de las cuentas económicas del sistema socio-económico, entre las cuales se recopilan las transacciones y las transferencias entre todos los agentes económicos del sistema (Pyatt and Round, 1985; Reinert and Roland-Holst, 1997) y la interacción entre flujos y varios tipos de activos. La MSC para la region de Al-Ghab se construyó en colaboración con la Universidad Católica de Piacenza y la Universidad de Macerata a partir de: i) la construcción de la Matriz Nacional de Contabilidad para Siria, ii) derivando la MSC para la economía siria para el año 2010 con un alto nivel de desagregación y iii) proporcionando la regionalización de la matriz de cara a analizar el problema de seguridad alimentaria y desarrollo territorial en la región Al-Ghab. 

La integración de estas herramientas de medida de “stocks” (ICT) y de flujos (MSC) mejorará la capacidad de medir el efecto multiplicador de inversiones y políticas. Y con ello ayudará a los tomadores de decisiones a la hora de dirigir mejor la política y las inversiones para la seguridad alimentaria. La combinación de ambos métodos permitió a los formuladores de políticas  considerar  el efecto combinado que tienen los activos del territorio (tangibles e intangibles, formales e informales) y los flujos entre los hogares y las instituciones de la región sobre el hambre y la seguridad alimentaria. El cálculo del ICT en la región de Al-Ghab, permitió  poner de relieve una correlación fuerte y positiva entre los valores territoriales y la seguridad alimentaria y la nutrición.  En particular, se evidenció que  los principales impulsores de la seguridad alimentaria y la reducción de la pobreza en el área de Al-Ghab son: (i) educación; (ii) eficiencia del mercado laboral; y (iii) diversificación económica. El plan de inversión y las medidas políticas fueron identificados y diseñados alineándose con los factores estratégicos arriba mencionados.

Figura 1: Marco  ICT para la región Al-Ghab. 

 

La Figura 2 muestra un importante descubrimiento del análisis: las áreas caracterizadas por un alto ICT, también presentan un nivel de seguridad alimentaria y nutrición alto y positivo. El área de “Pueblos de Montaña”, que presenta el ICT más alto (en particular el más alto Índice Básico), es el que ofrece mejores resultado en la región en términos de seguridad alimentaria y nutrición; mientras que “Montaña El Zawya “, presenta la peor situación tanto respecto al Índice de seguridad alimentaria como al ICT. 

Figura 2: Resultados del análisis ICT para la región Al-Ghab.

 

Omán: para la formulación de la Estrategia de Agricultura Sostenible y Desarrollo Rural de Omán (2040) también se adoptó un enfoque territorial. De cara a analizar el potencial de desarrollo rural en Omán, además del Índice de Potencial Agrícola, se elaboró un ICT para las 11 gobernaciones del Sultanato, desarrollado en colaboración con Andrés Rodrìguez-Pose, Profesor de Geografía Económica de la London School of Economics. Este ICT incluyó una amplia serie de variables socioeconómicas a nivel de gobernación, que tradicionalmente afectan de manera tácita al desarrollo económico del lugar. Estas variables son, después de agruparlas por medio del Análisis de Componente Principal, nueve que representan los elementos clave identificados por las teorías de crecimiento y desarrollo como determinantes esenciales para el desarrollo económico. Entre éstos se encuentran riqueza económica, condiciones sociales, capital humano, infraestructuras, estructura demográfica, salud de la población, condiciones de mercado laboral, capital productivo, y condiciones medioambientales (ver Cuadro 1).

Cuadro 1 : Activos territoriales y variable que compone el Índice de Capital Territorial en Omán. 

ACTIVOS TERRITORIALES

VARIABLE

CONDICIONES SOCIALES

Pobreza: menos de 300 Rial omaní (OMR) – Ingresos del hogar

Gasto en alimentación (%)

Ratio de Dependencia Económica (unidad media de consumo)

Destinatarios de bienestar social /población

Gini Index

INFRASTRUCTURA

Fuente de agua potable (red abastecimiento, pública + privada)

Líneas de teléfono/población

Longitud de carreteras

Principal fuente de suministro de agua (no potable).

CAPITAL HUMANO

Ratio de género (hombre/mujer) de estudiantes en escuelas públicas

Ratio profesor-estudiante

Estudios medios por adulto

SALUD

Escasa natalidad (% de niños registrados)

Anemia (a los 9 meses)

Diarrea entre niños menores de 5 años (tasa/1000 niños).

Malaria (% de Plasmodium)

Tasa de Muertes Hospitalarias (Enfermedades Infecciosas y de Parásitos)

Esperanza de Vida en el Nacimiento (en años).

Tasa de mortalidad infantil por debajo de 5 años (por cada 1000 nacimientos).

RIQUEZA

PIB per capita

Renta familiar media mensual

% de renta rural en la gobernación.

MERCADO LABORAL

Empleo sector público (funcionarios).

Empleo sector privado.

DEMOGRAFÍA

Población extranjera (%)

Densidad de población

Tamaño medio familiar

CAPITAL PRODUCTIVO

Número de empresas de negocios registradas con menos de 50 empleados/Población (*100000)

Número de empresas con menos de 50,000 OMR / Población (*100000)

Número de empresas con más de 1000,000 OMR / Población (*100000)

Valor añadido de las empresas/pop

MEDIO AMBIENTE

Exposición a problemas ambientales

 

El análisis ha puesto de manifiesto que el desarrollo agrícola por sí mismo es importante, pero claramente insuficiente para hacer frente a los problemas de desarrollo que el Sultanato tiene y es probable que tenga en el futuro. Sólo en Dhofar y en Al-Batinah, las mejoras regiones en agricultura, tienen el potencial para hacer cambios significativos que desencadenen un dinamismo capaz de propagarse a otros sectores. El análisis también ha acentuado cómo, dadas las diferencias en potenciales de desarrollo tanto en agricultura como en desarrollo territorial a lo largo de las gobernaciones del país, un esquema de políticas uniformes es probable que termine por ser contraproducente, porque lo que puede funcionar para Muscat, puede que no lo haga en Dhofar, y estrategias que pueden cubrir las necesidades de Musandam pueden no ser apropiadas para el propósito de Al-Batinah. Existe, por tanto, una necesidad urgente de considerar diferentes escenarios de potencial político para abordar tanto los retos agrícolas como los rurales a los que se enfrenta el Sultanato, y tomar en consideración la diversidad geográfica de esos retos. 

Conclusión

En un contexto donde las disparidades subnacionales son abundantes y en crecimiento, el enfoque tradicional de seguridad alimentaria y desarrollo rural centrado predominantemente en un enfoque sectorial, ya no es adecuado ni capaz de abordar los problemas de inseguridad alimentaria. Las medidas de seguridad alimentaria y nutrición dignas, a menudo esconden pozos importantes, regionales e individuales, de pobreza rural, privaciones y disparidades. Este problema es obvio en todo el mundo en desarrollo, donde, además de los problemas tradicionales de seguridad alimentaria, las disparidades regionales son una dimensión que implica no solamente la persistencia de la pobreza, sino también seguridad alimentaria generalizada en las áreas más desposeídas del país. 

Dada esta diversidad en el interior de cada país, los enfoques de fórmula única de desarrollo rural para todos tienden a ser inefectivos y a menudo contribuyen a exacerbar el nivel de penalidades de algunos de los territorios más vulnerables y de sus grupos de población. Un modo adecuado de sortear este problema es adoptando enfoques territoriales de desarrollo y adaptándolos al contexto rural. Sólo a través de enfoques territoriales que consideren el desarrollo rural de manera holística, el triple objetivo de equidad, eficiencia económica y sostenibilidad económica puede ser alcanzado.

Tal como demuestran los casos de Siria (Al-Ghab) y Omán expuestos, el enfoque territorial –y en particular la metodología ICT-MCS, puede ofrecer a los decisores de políticas, información territorial  completa que les ayude a enfocar las estrategias de seguridad alimentaria así como las inversiones y una mejor asignación de recursos. El enfoque de desarrollo territorial permite el equilibrio entre políticas de asistencia a corto plazo, para alcanzar la cohesión social y la equidad, y políticas a largo plazo basadas en la eficiencia, al promover el desarrollo endógeno y el refuerzo de la capacidad de las instituciones locales para hacer un mejor uso de los activos locales. 

Author: Vito Cistulli y Stefano Marta. FAO
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