Aun cuando los ecosistemas de montañas estén entre los menos estudiados, las montañas ocupan el 24% de la superficie de la tierra y cerca de 1,2 billones de personas viven en o cerca de ecosistemas montañosos.

Adicionalmente, son el origen de algunos de los ríos más grandes del planeta como el río Amazonas en Suramérica y algunas de las nacientes más importantes de la cordillera centroamericana. El estado de los ecosistemas que existen en las montañas afecta de manera particularmente sensible la provisión de ciertos servicios esenciales para el bienestar humano, tales como la regulación hidrológica que afecta la provisión de agua para consumo y energía; la prevención de deslizamientos; la conservación de suelos productivos; la belleza escénica, el almacenamiento de carbono y la conservación de una biodiversidad rica en endemismos, entre otros. Estos factores revelan la esencial necesidad de desarrollar sostenibilidad de los ecosistemas de montañas para garantizar  una sostenibilidad del desarrollo humano y la biodiversidad,tanto de las comunidades que habitan los ecosistemas de montañas, como aquellas que viven en los valles tierras abajo.

Una caracterización importante de los ecosistemas de montaña son su multifuncionalidad y su vinculación

multisectorial. Al referirse a multifuncionalidad se expresa su rol como hábitat humano, fuente de recursos naturales y biodiversidad, paisaje, origen de fuentes hidrológicas e incluso generador de clima. En relación a su sectorialidad podemos incluir áreas agrícolas-productivas, minería, forestal, turismo, seguridad, investigación y generación de conocimientos, género, servicios (habitación, salud, educación), infraestructura, desarrollo y poblaciones indígenas, por mencionar algunas.

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