En América Latina los grandes promedios ocultan las tremendas desigualdades territoriales. Hay zonas de nuestra región con resultados comparables a los de países desarrollados, mientras que en otros persisten profundos rezagos socioeconómicos.

En ese contexto, este año publicamos la tercera versión del Informe Latinoamericano sobre Pobreza y Desigualdad, una serie bianual iniciada en 2011 que examina la situación de Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua y Perú. A partir del análisis de 27 indicadores en 6 dimensiones socioeconómicas (Salud, Educación, Seguridad ciudadana, Ingresos/Pobreza, Dinamismo económico y empleo e Igualdad de género), más la reciente construcción de un ‘Índice de Equidad Territorial’, demostramos la existencia de estas brechas territoriales al interior de los países, que quedan invisibilizadas en los promedios nacionales, y su impacto sobre las desiguales posibilidades de desarrollo de los territorios.

El Informe 2015 analiza además, la particular combinación entre desigualdades de género y territoriales. Las mujeres latinoamericanas se ven enfrentadas a problemas para generar ingresos de manera autónoma y para participar del mercado laboral, debido a que las oportunidades se distribuyen de manera muy desigual entre los diversos territorios, lo que no solo afecta la calidad de vida de quienes viven en zonas rezagadas, sino que al conjunto de los procesos de desarrollo nacional.

El territorio es un factor relevante para comprender la existencia de brechas entre hombres y mujeres en la capacidad de generación autónoma de ingresos, en particular, en lo que tiene que ver con su estructura productiva y si este es fundamentalmente urbano o fundamentalmente rural. En territorios en los que predominan mercados dinámicos con sectores económicos de alta productividad, una mejor distribución de la capacidad de agencia entre diversos grupos sociales y políticas públicas tendientes a facilitar la integración económica de las mujeres, contribuyen a incrementar las oportunidades para las mujeres.

En este contexto, es clave que las políticas públicas que buscan promover el empoderamiento económico de las mujeres consideren integradamente sus características individuales y las dinámicas territoriales en que éstas se encuentran insertas.

Estos temas son fundamentales en la agenda política, económica y social de los países. La evidencia que entrega el Informe 2015 es concluyente, respecto de la desventaja que significa para las mujeres vivir en zonas rurales. No se trata solo de generar políticas públicas para fortalecer activos individuales, sino de conjugarlas con otras políticas para mejorar oportunidades en los territorios.

El Informe 2015 analiza además, la particular combinación entre desigualdades de género y territoriales. Las mujeres latinoamericanas se ven enfrentadas a problemas para generar ingresos de manera autónoma y para participar del mercado laboral, debido a que las oportunidades se distribuyen de manera muy desigual entre los diversos territorios, lo que no solo afecta la calidad de vida de quienes viven en zonas rezagadas, sino que al conjunto de los procesos de desarrollo nacional.

El territorio es un factor relevante para comprender la existencia de brechas entre hombres y mujeres en la capacidad de generación autónoma de ingresos, en particular, en lo que tiene que ver con su estructura productiva y si este es fundamentalmente urbano o fundamentalmente rural. En territorios en los que predominan mercados dinámicos con sectores económicos de alta productividad, una mejor distribución de la capacidad de agencia entre diversos grupos sociales y políticas públicas tendientes a facilitar la integración económica de las mujeres, contribuyen a incrementar las oportunidades para las mujeres.

En este contexto, es clave que las políticas públicas que buscan promover el empoderamiento económico de las mujeres consideren integradamente sus características individuales y las dinámicas territoriales en que éstas se encuentran insertas.

Estos temas son fundamentales en la agenda política, económica y social de los países. La evidencia que entrega el Informe 2015 es concluyente, respecto de la desventaja que significa para las mujeres vivir en zonas rurales. No se trata solo de generar políticas públicas para fortalecer activos individuales, sino de conjugarlas con otras políticas para mejorar oportunidades en los territorios.

El Informe Latinoamericano sobre Pobreza y Desigualdad 2015 – Género y territorio se lanzó en Bogotá, Colombia, con el objetivo de aportar a los procesos de cambios claves que vive ese país en materia de desarrollo integral de sus territorios, especialmente aquellos más rezagados y dentro de los próximos meses estará siendo difundido en otros países de la región.

Junto con agradecer a todos quienes han colaborado en la elaboración de este Informe, especialmente a nuestros socios estratégicos IDRC (Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo–Canadá) y el FIDA (Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, dependiente de Naciones Unidas), invitamos a leer nuestra investigación y a compartir sus contenidos, reflexiones y sugerencias para mejorar las condiciones de vida de todos los habitantes de América Latina.