El agua es un recurso fundamental que permite la producción de más del 95% de los alimentos en la tierra, así como el progreso de todos los objetivos de desarrollo sostenible (ODS). Por lo tanto, el papel central del agua para lograr la seguridad alimentaria mundial y la nutrición para todos debe ser ampliamente reconocido por el sector agroalimentario.

Desafortunadamente, los recursos de agua dulce son cada vez más escasos y la crisis del agua se identifica como una de las cinco crisis principales que tendrán un mayor impacto en la próxima década. Actualmente, 2.300 millones de personas viven en países con estrés hídrico, de las cuales más de 733 millones (aproximadamente el 10 % de la población mundial) viven en países con estrés hídrico alto y crítico. La escasez de agua, la sequía y el cambio climático son los principales desafíos para el desarrollo de una agricultura sostenible. 

Abordar la crisis del agua es esencial para lograr todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible de 2030, para acabar con la pobreza, para la seguridad alimentaria, el cambio climático y la sosteniblidad de la vida en la Tierra. 

El año pasado, la Cumbre de Sistemas Alimentarios, reunió a gobiernos, empresas, comunidades y sociedad civil para trazar vías sostenibles para el futuro de los sistemas alimentarios, que respeten los derechos humanos de todas las personas a través de Diálogos Nacionales en 148 países. Estos Diálogos concluyeron en 116 itinerarios nacionales hacia la seguridad alimentaria y revelaron los componentes clave para la acción de los gobiernos, junto con las diferentes partes interesadas, para fortalecer aún más los sistemas alimentarios a 2030 y ayudar a las personas a alcanzar su derecho a la alimentación, así como su derecho al agua.