P: Embajador, ¿cómo ha evaluado en su última sesión el Comité del Programa la contribución de la FAO a la erradicación del hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición?

Embajador Hoogeveen: Creo que el Comité del Programa fue meridianamente claro sobre la importancia crucial de la FAO en la eliminación del hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición. También está claro que en los distintos debates, todos compartimos la visión de que, más que nunca, nos enfrentamos a enormes problemas en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, especialmente en el área de la seguridad alimentaria. Y, en ese sentido, el Comité del Programa destacó el papel crucial de la FAO en el marco de la ONU para ayudar a los países a implementar los ODS y también para trabajar junto a sus socios en el logro de los ODS.

P: ¿Cómo se debería abordar el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición en el contexto de la migración y el conflicto?

Embajador Hoogeveen: Cuando discutimos el Informe de Implementación del Programa de 2016 y 2017, todos los miembros del Comité del Programa fueron claros sobre el mensaje, que es: Tenemos que redoblar nuestros esfuerzos para alcanzar la seguridad alimentaria, y tenemos algunos obstáculos en contra porque el año pasado nos vimos frente a un número creciente de personas que sufren hambre – unos 38 millones más- por dos causas principales: cambio climático y conflicto.

Creo que el Consejo de Seguridad de la ONU, con su adopción unánime la semana de la Resolución la semana pasada en Nueva York, dio un mensaje claro: que tenemos que ver el hambre en el contexto de los conflictos y del cambio climático. Tenemos que luchar contra el hambre a la vez que dedicamos esfuerzos a encontrar soluciones a los conflictos y al cambio climático.

Por supuesto, la pregunta es cómo hacerlo. Cuando hablamos de migración, la única forma de hacerlo es invirtiendo en prácticas agrícolas sostenibles e invirtiendo en resiliencia al cambio climático. Y eso significa invertir no solo en los pequeños agricultores -550 millones en todo el mundo- sino también en las cadenas de valor, en innovación, en acceso a financiación y también trabajando junto a otros actores no gubernamentales, especialmente el sector privado.

Creo que un resultado absolutamente positivo del Comité del Programa es que todos nos pusimos de acuerdo por consenso y que gracias a un trabajo en equipo alcanzamos las conclusiones de forma muy abierta y en un buen ambiente. Creo que esto es un impulso enorme no solo para los miembros de la FAO sino especialmente para quienes más necesitan nuestro apoyo.

P: ¿Cuáles son las claves del Comité en cuanto a la aplicación del Marco de Programación por País (CPF, por sus siglas en inglés)?

Embajador Hoogeveen: Creo que todos los miembros subrayaron la importancia crucial del CPF para apoyar a los países a implementar los ODS. También reiteraron que tenemos que fortalecer los CPF basándonos en las lecciones que hemos aprendido – lo que estamos haciendo bien ahora pero también lo que se puede mejorar. Creo que en cuanto a lo que se puede mejorar, hablamos de aspectos de monitoreo y vigilancia, para poder obtener resultados claros. También creo que el Comité destacó claramente que debemos fortalecer el rol de los representantes regionales de la FAO para que apoyen a los países a proponer marcos de programación nacionales fuertes.

P: ¿Y qué hay del potencial de los CPF como instrumento para la movilización de fondos?

Embajador Hoogeveen: Creo que cuando tienes un CPF fuerte (y en ese sentido creo que es importante que los gobiernos involucren no solo al ministro de agricultura sino también a otros ministros y a actores no gubernamentales como el sector privado y las ONGs) y puedes demostrar, con base al CPF, que no solo tienes un programa excelente sino que también estás obteniendo resultados, entonces es uno de los mejores instrumentos para la movilización de fondos. Y no hablo solo de la movilización de fondos entre los miembros de la FAO o los donantes, sino también de movilización de fondos del sector privado, sea a través de empresas o de fundaciones internacionales. Como tal, el CPF es un instrumento absolutamente potente para la movilización de recursos. Y, por supuesto, necesitamos más recursos, y de todas partes, si queremos resolver los acuciantes problemas de los conflictos, el hambre, el cambio climático y la migración.