Una vida mejor: Las escuelas de campo para agricultores de Bosnia y Herzegovina refuerzan la resiliencia frente a las catástrofes


Por Nabil Gangi, Oficial encargado de la Oficina Regional de la FAO para Europa y Asia Central

Productores de ciruelas del municipio de Grdacac. © Vlado Pijunovic, FAO

11/12/2023

Las pérdidas agrícolas provocadas por desastres —como inundaciones, incendios, sequías y otras catástrofes—, ascienden a una media de 13 000 millones de USD al año en todo el mundo, según el informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) Repercusiones de las catástrofes en la agricultura y la seguridad alimentaria, publicado a principios de 2023.

Los riesgos omnipresentes que afectan a la agricultura crecen a un ritmo que supera los esfuerzos por reducirlos y son sobre todo las personas que viven en las zonas afectadas por las catástrofes —en especial las mujeres— quienes soportan la mayor parte de las pérdidas.

Bosnia y Herzegovina tiene una calificación general de riesgo de desastres de “media”. Las lluvias torrenciales y las consiguientes inundaciones y corrimientos de tierra son las catástrofes naturales más frecuentes y dañinas. La agricultura, fundamental para la economía nacional, es el sector más afectado por estas crisis, lo que dificulta su desarrollo y limita la prosperidad económica general. Dado que el cambio climático sigue acentuando el riesgo de catástrofes y la vulnerabilidad ante las amenazas, el país se ha sumado a los esfuerzos mundiales de mitigación, como el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

Productores de ciruelas y manzanas de la ciudad de Trebinje. © Vlado Pijunovic, FAO

Como principal organismo especializado en la alimentación y la agricultura, y por lo tanto un actor clave en la gestión de riesgos de catástrofes en las zonas rurales, la FAO se ha unido al programa de reducción del riesgo de desastres para el desarrollo sostenible en Bosnia y Herzegovina, financiado por el Gobierno de Suiza, para apoyar la gobernanza del riesgo de desastres en el país, en línea con las medidas prioritarias del Marco de Sendai.

Para mejorar la resiliencia en el marco de este esfuerzo, la FAO ha establecido escuelas de campo para agricultores en 10 comunidades rurales de zonas vulnerables. Los hogares que cultivan árboles frutales a menudo tienen un conocimiento limitado de las mejores prácticas agrícolas y los recientes fuertes aumentos de los precios de los insumos han añadido una presión adicional sobre su capacidad de producción. Las escuelas de campo para agricultores de la FAO facilitan el intercambio de conocimientos y experiencias entre agricultores y fomentan los ensayos prácticos, lo que les permite desarrollar habilidades y conocimientos en el cultivo de árboles frutales tolerantes a la sequía y a las inundaciones durante todo el ciclo de cultivo.

En lo que va de 2023, más de 200 agricultores —64 de ellos mujeres— se han beneficiado de la capacitación de la FAO sobre diversas mejores prácticas agrícolas y el cultivo de árboles frutales y otros cultivos resistentes a las catástrofes. Esto incluye prácticas de cultivo sostenibles relacionadas con la poda de verano y métodos para proteger eficazmente los huertos del granizo. A través de la capacitación práctica y el aprendizaje entre pares, el método de las escuelas de campo para agricultores de la FAO ha enseñado a los campesinos a emplear medidas de mitigación para reducir los riesgos de catástrofes.

Escuela de campo para agricultores con productores de frambuesa en el municipio de Srebrenica. © Vlado Pijunovic, FAO

A largo plazo, se espera que estos instrumentos conduzcan a un aumento de la producción agrícola y a una mejora de la calidad de los productos, lo que contribuirá a mejorar el medio ambiente y la vida de muchas familias de pequeños agricultores de Bosnia y Herzegovina. Los datos demuestran que la participación proactiva en la gestión de riesgos y la prevención de catástrofes es más eficaz que la mera respuesta reactiva a los desastres.

Además, muchas prácticas de reducción del riesgo de desastres añaden valor a la producción incluso en contextos ajenos a las catástrofes, lo que proporciona a los agricultores un incentivo adicional para incorporar una mayor consideración de los peligros naturales a las prácticas agronómicas y de ordenación de los recursos naturales existentes. Según la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres, cada USD invertido en la reducción y prevención de riesgos puede ahorrar hasta 15 USD en la recuperación posterior al desastre.


Combinadas con el enfoque participativo de las escuelas de campo para agricultores, las prácticas resistentes a las catástrofes pueden mejorar notablemente la resiliencia de los agricultores a los efectos negativos del cambio climático. Como método informal de educación para adultos, las escuelas de campo para agricultores facilitan el aprendizaje a través de la experiencia directa, integrando los conocimientos científicos en los sistemas de conocimiento locales. Esto ayuda a garantizar la continuidad y sostenibilidad de la intervención, ya que los agricultores pueden continuar mientras vean los beneficios para ellos mismos y aprendan a tomar en sus manos el desarrollo de sus explotaciones.

Estoy orgulloso de los notables resultados que estos esfuerzos han logrado en tan poco tiempo. Esto me hace albergar aún más esperanzas para el futuro. Con gran entusiasmo, espero continuar esta labor en estrecha colaboración con nuestros principales asociados, incluido el Gobierno de Suiza. El objetivo es ayudar a más agricultores de otras zonas expuestas a riesgos de Bosnia y Herzegovina a ser más resilientes —tanto a nivel social como económico— a los efectos de las catástrofes y el cambio climático mediante una mayor concienciación sobre las buenas prácticas agrícolas basadas en hechos comprobados. En última instancia, esto guiará a los agricultores y a sus familias hacia un futuro más próspero y sostenible.

8. Decent work and economic growth, 12. Responsible consumption and production, 13. Climate action