Una vida mejor: En la Orinoquía colombiana, las mujeres abren el camino para propiciar la transformación rural inclusiva


Por Maya Takagi, Representante interina de la FAO en Colombia

Miembros de la Red de Abastecimiento de Alimentos del Meta (la Red Meta) —Felicita Valderrama, Sergio León, Lilia Vásquez y Graciela Rojas— muestran sus productos de origen local en un concurrido mercado. Los esfuerzos de la Red Meta no solo han empoderado a mujeres y jóvenes de la región, sino que también han elevado considerablemente la calidad general de vida de las familias de agricultores.© FAO/Angela Aya

21/11/2023

El Departamento del Meta, situado en la región colombiana del Orinoco, cuenta con abundantes recursos hídricos y una extensa biodiversidad. Se encuentra en uno de los principales núcleos agrícolas del país y mueve sectores de Colombia como la agroindustria, el comercio y el ecoturismo. Además, sirve de importante reserva agrícola, despachando diariamente unas 9 000 toneladas de productos agrícolas y ganaderos a otras partes del país.

Sin embargo, de los dos millones de hectáreas disponibles para la agricultura, solo se cultivan 520 363 hectáreas. Esto representa solo el 22 % del área potencial. Por otro lado, la dinámica del sistema alimentario es deficiente: la mayor parte de la producción no se consume localmente, sino que se envía a diferentes regiones de Colombia a través de una compleja red de intermediarios.

Felicita Valderrama, agricultora y víctima del conflicto armado, que llegó a Meta en busca de mejores oportunidades tras haberse visto desplazada, nos manifestó la dura realidad del sistema.

“Lo más difícil para nosotros, los agricultores, es tener que acudir al intermediario, porque sufrimos mucho para producir. Trabajas y trabajas cada día y, cuando llega el momento de recoger la cosecha, vas a ofrecerla y te pagan muy poco. Eso es desalentador”.

Es en este contexto en el que nació la Red de Abastecimiento de Alimentos del Meta (Red Meta). Esta innovadora iniciativa, dirigida por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la empresa público-privada Ecopetrol, se concibió inicialmente con el fin de elaborar estrategias y medidas comerciales eficaces orientadas a fortalecer las asociaciones y mejorar las capacidades técnicas.

Lo que hace especialmente reseñable esta iniciativa es que empoderó a mujeres y jóvenes de la región, mejorando la calidad de vida de las familias de agricultores. La Red Meta promueve el crecimiento económico inclusivo, reduce las desigualdades y simplifica toda la cadena de producción, reuniendo a diferentes partes interesadas de los sectores de la oferta, la demanda, la logística y entidades públicas y privadas, todo en colaboración con los gobiernos locales.

Izquierda/arriba: Fernanda Gómez y su marido producen y venden fruta de la mejor calidad en los mercados locales. Derecha/abajo: Graciela Rojas y su familia producen granadillas y las venden en el mercado y a entidades estatales. © FAO/Angela Aya

Sulma Díaz, una productora de piñas que también ayuda a comercializar otros productos de la Red, explica: “La labor de la Red Meta es enseñar a las organizaciones a colaborar como un equipo. El objetivo es penetrar en un mercado local que es muy intrincado. Tener simplemente un solo producto complica las cosas, pero ahora ofrecemos una gama de productos, lo que nos hace más interesantes para los comerciantes y el consumidor final”.

Durante su primera fase (2019-2022), vimos cómo la iniciativa reunió a 500 pequeños y medianos productores de 21 organizaciones y 15 agrupaciones de empresas familiares. Estas cifras resultan aún más significativas si se tiene en cuenta el territorio en el que la iniciativa se llevó a cabo: 70 localidades de cuatro municipios de Meta, a saber, Villavicencio, Acacías, Guamal y Castilla la Nueva.

Las mujeres, a la cabeza

Significativamente, las mujeres agricultoras de las llanuras han liderado esta transformación desde la creación de la Red. Su participación no solo se refleja en las cifras, sino también en los puestos que ocupan en todo el proceso. En efecto, el fortalecimiento del tejido social con un enfoque diferencial lo demuestra el hecho de que el 49 % de los participantes en el modelo son mujeres, así como también el 100 % de la junta directiva de la Red Meta.

Fernanda Gómez, una joven del campo que vende bananos para apoyar a su familia e impulsar su carrera profesional, nos contó cómo este proyecto ha contribuido al empoderamiento de las mujeres.

“El machismo está muy estigmatizado, las mujeres siempre hemos realizado grandes proyectos. En este momento, estamos dando qué hablar con la Red Meta porque somos valientes, luchadoras, emprendedoras, tenemos ganas de trabajar y no le tememos a nada”, explicó.

Las mujeres participantes se han incorporado también a la alfabetización digital, especialmente con fines de marketing, para poder establecer canales de comercialización digitales en un mercado cada vez más virtual. Esto se diseñó para las organizaciones y las empresas de la Red Meta.

Los miembros de la Red Meta se reúnen periódicamente para celebrar sesiones de planificación y estrategia.© FAO/Angela Aya

Esta iniciativa ha incluido a jóvenes y adultos.

Sergio León perdió una pierna en un accidente cuando era niño. Pero no deja que su discapacidad física se interponga en sus aspiraciones como estudiante, comerciante y productor avícola. “Al menos en mi asociación, muchos de nosotros tenemos discapacidades, pero también tenemos muchos miembros jóvenes. Iniciativas como la Red Meta desempeñan un papel crucial en la toma de conciencia de que las verdaderas limitaciones están en nuestras mentes", señaló.

El papel de la FAO

La FAO centra su atención en trabajar con las comunidades y en proporcionar un enfoque multidimensional que permita a los participantes avanzar de manera completa. Este proyecto no fue la excepción.

Para contribuir al desarrollo de la competitividad rural, nuestros equipos llevaron a cabo actividades de capacitación y proporcionaron infraestructuras para mejorar las operaciones de cosecha, postcosecha y elaboración con permisos sanitarios, promoviendo al mismo tiempo prácticas agroecológicas.

Al término de la primera fase, también fuimos testigos de la celebración de 20 acuerdos comerciales entre entidades públicas y privadas y 60 mercados de agricultores, en colaboración con los gobiernos locales.


Graciela Rojas, productora de granadillas ha podido vender a entidades públicas gracias a este modelo.

“Para nosotros como organización, ser parte de la Red Meta es una gran experiencia de aprendizaje, y es muy gratificante que las entidades estatales compren nuestros productos, lo que significa que las organizaciones tenemos que cumplir la normativa, ser más exigentes con nosotras mismas y ganar confianza”, indicó.

En 2023 se ha iniciado una segunda fase que hará hincapié en el desarrollo agroindustrial y planea incrementar a 3 000 el número de familias de agricultores participantes.

Este proyecto promueve el crecimiento económico inclusivo mediante la reducción de las desigualdades entre los más pobres y los no pobres, las áreas urbanas y las rurales, entre hombres y mujeres y, por tanto, encierra el principio de una vida mejor conforme al Marco estratégico de la FAO.

8. Decent work and economic growth, 12. Responsible consumption and production, 15. Life on land