Los conflictos y la crisis económica del Yemen provocan inseguridad alimentaria y malnutrición

De la Oficina Regional de la FAO para el Cercano Oriente y África del Norte

Yemen sigue siendo uno de los países con mayor inseguridad alimentaria a nivel mundial, principalmente debido al impacto del conflicto y el declive económico.

©FAO

25/05/2023

Adén. La situación relativa a la seguridad alimentaria mejoró ligeramente en los distritos controlados por el Gobierno del Yemen durante los primeros cinco meses del año, mientras que la malnutrición aguda aumentó en comparación con el mismo período de 2022. Sin embargo, las previsiones para lo que resta de 2023 indican que harán falta más inversiones, ya que las mejoras son endebles y pueden retroceder, según advierten los organismos de las Naciones Unidas. 

En la última Clasificación integrada de la seguridad alimentaria en fases (CIF) sobre el Yemen, publicada hoy, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) alertan que, a pesar de las ligeras mejoras, según el análisis realizado, casi todos los distritos controlados por el Gobierno del Yemen se enfrentan a altos niveles de inseguridad alimentaria.

El Yemen es uno de los países con mayor inseguridad alimentaria de todo el mundo, sobre todo por las consecuencias de los conflictos y el deterioro económico, añaden los tres organismos.

En el informe se pone de manifiesto que el Yemen sigue necesitando que se le preste atención, ya que el hambre asedia allí a millones de personas y la situación podría empeorar si no se hace nada para abordar los principales factores de la inseguridad alimentaria en este país del Cercano Oriente.

Pese a las pequeñas mejoras, se necesitan más inversiones para la segunda mitad de 2023

En el informe publicado hoy se señala que, entre enero y mayo de 2023, cerca de 3,2 millones de personas sufrieron niveles elevados de inseguridad alimentaria aguda en las zonas controladas por el Gobierno del Yemen, que se clasifican como “inseguridad alimentaria grave” (fase 3 y superiores de la CIF), lo cual representa una reducción del 23 % respecto a los cálculos de octubre-diciembre de 2022.

Además, la cantidad de personas en situación de emergencia (fase 4 de la CIF) se ha reducido a 781 000, la mitad de lo previsto en el último trimestre de 2022.

Los tres organismos de las Naciones Unidas puntualizan que estas ligeras mejoras son un “alivio efímero”, ya que los principales factores de la inseguridad alimentaria persisten y se prevé que empeoren entre junio y diciembre de 2023.

En efecto, el informe de la CIF calcula que la cifra de personas en fase 3 y superior crecerá un 20 % (638 500 personas más) entre junio y diciembre. Se calcula que las personas expuestas a niveles elevados de inseguridad alimentaria aguda (fase 3 o superior de la CIF) aumentarán hasta los 3,9 millones (un 41 %), de las cuales 2,8 millones estarán en situación de crisis (fase 3 de la CIF) y 1,1 millones en situación de emergencia (fase 4 de la CIF).

Es probable que la situación se complique aún más por la reducción de un 20 % de la asistencia humanitaria en alimentos y por la previsible subida de los precios de los alimentos. Si bien actualmente reina una calma relativa, aún se registran combates esporádicos en las proximidades de los frentes, lo cual exacerba la inseguridad alimentaria.

Niños, embarazadas y madres lactantes se enfrentan a la malnutrición aguda

La malnutrición aguda sigue recrudeciéndose en la zona meridional del país, y se prevé que en 2023 medio millón de niños sufrirán malnutrición aguda, y de ellos 100 000 probablemente padezcan malnutrición grave. Las estimaciones apuntan, además, a que habrá hasta un cuarto de millón de embarazadas y madres lactantes con malnutrición aguda, en tanto que los niveles de retraso del crecimiento infantil también son muy altos, con prevalencias que van desde el 35,9 % en las tierras bajas de Abyan hasta el 64,3 % en las tierras bajas meridionales de Hodeida.

En algunas partes de las regiones meridionales, persisten situaciones críticas de malnutrición aguda (fase 4 de la CIF). Cabe esperar que la clasificación por zonas se deteriore aún más durante el período proyectado: las 16 zonas de las provincias del sur quedarían incluidas en la fase 3 y superiores de la CIF (malnutrición aguda grave), mientras que 7 de ellas estarían en la fase 4 (malnutrición aguda crítica).

David Gressly, Coordinador Residente y de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas para el Yemen, afirma: “Las Naciones Unidas y sus asociados hicieron algunos avances para revertir lo peor de la inseguridad alimentaria el año pasado, pero estos logros son frágiles y en el Yemen sigue habiendo 17 millones de personas que padecen inseguridad alimentaria. Agradecemos la generosidad de los donantes y los compromisos que han contraído hasta ahora, pero necesitamos más apoyo para alcanzar el nivel de financiación recibido el año pasado a fin de mantener la respuesta humanitaria integrada. Si reunimos suficientes recursos, podremos ofrecer a millones de yemeníes los alimentos y el aporte nutricional que tanto necesitan, además de agua limpia, asistencia sanitaria básica, protección y otras necesidades, construyendo al mismo tiempo la resiliencia de las personas y preparando a las comunidades de todo el país ante las crisis venideras”.

“La FAO está ocupándose de esta situación, y estamos trabajando directamente con los agricultores para que conserven sus medios de subsistencia. Nos aseguramos de que los pequeños agricultores del Yemen sean capaces de resistir las perturbaciones que afectan a la seguridad alimentaria. En ese sentido, lo que pretendemos con nuestras intervenciones es mejorar la seguridad alimentaria de las familias y sus ingresos mediante el refuerzo de las prácticas de producción agrícola, el incremento de las oportunidades de trabajo y la diversificación de los medios de subsistencia de una forma sostenible, que favorezca una coexistencia pacífica”, explica el Sr. Hussein Gadain, Representante de la FAO en el Yemen.

En 2022, las intervenciones del UNICEF y sus asociados, que en muchos casos permiten salvar vidas, beneficiaron a 420 000 niños que padecían malnutrición aguda y grave. Es el nivel más alto alcanzado hasta ahora en el Yemen, gracias a la ampliación de los servicios de nutrición en 4 700 centros de atención primaria. A pesar de estas acciones, los niveles de malnutrición siguen siendo críticos en muchas zonas de las provincias del sur. “Un enfoque multisectorial es fundamental para abordar todas las formas de malnutrición, y el UNICEF, junto con sus asociados, está reforzando la atención primaria, incorporando en los centros la detección y el tratamiento tempranos de la malnutrición aguda grave”, señala Peter Hawkins, Representante del UNICEF en el Yemen.

“La asistencia que ofrece el Programa Mundial de Alimentos es esencial para que las comunidades se restablezcan a fin de evitar crisis y hambrunas y mejorar las perspectivas de futuro, así que instamos encarecidamente a nuestros donantes a renovar su compromiso de ayuda a los yemeníes más vulnerables. La situación del Yemen por lo que concierne a la inseguridad alimentaria es frágil y los logros de los últimos 12 meses, que tanto ha costado obtener, se perderán si no recibimos más ayuda, y de forma urgente, de nuestros donantes. Detrás de las estadísticas de la CIF hay hombres y mujeres, niños y niñas, cuyas vidas basculan entre la esperanza y la desolación absoluta. No es momento de sacar el pie del acelerador”, advierte Richard Ragan, Director del Programa Mundial de Alimentos para el país.

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