La inseguridad alimentaria y la malnutrición en África occidental y central se sitúan en su nivel más alto en 10 años a medida que la crisis se extiende a los Estados ribereños

De la Oficina Regional de la FAO para África

©FAO

Por primera vez en el Sahel, se pronostica que 45.000 personas experimentarán niveles de hambre catastróficos (fase 5), a un paso de la hambruna.

©FAO

18/04/2023

DAKAR – Según muestra un nuevo estudio, la inseguridad alimentaria aguda va camino de alcanzar su nivel más alto en 10 años en África occidental y central para junio de este año, con una preocupante expansión de la inseguridad alimentaria a los Estados ribereños y niveles catastróficos de hambre que azotan zonas afectadas por conflictos en Burkina Faso y Malí donde la ayuda humanitaria está gravemente limitada por la inseguridad.

Por primera vez en el Sahel, las previsiones apuntan a que 45 000 personas experimentarán niveles catastróficos (fase 5) de hambre —es decir, a un paso de la hambruna—, entre ellas, 42 000 en Burkina Faso y 2 500 en Malí.

Los efectos combinados de los conflictos, las perturbaciones climáticas, la enfermedad por coronavirus (COVID-19) y los elevados precios de los alimentos siguen incrementando el hambre y la malnutrición en la región, por lo que se prevé que el número de personas que carecen de acceso regular a alimentos inocuos y nutritivos aumente hasta los 48 millones durante el período de escasez de 2023 comprendido entre junio y agosto, según el análisis de la seguridad alimentaria del Cadre Harmonisé correspondiente a marzo de 2023; esto quiere decir que la cifra se habría multiplicado por cuatro en los últimos cinco años. Los resultados también confirman una tendencia a más largo plazo hacia una expansión geográfica de la inseguridad alimentaria en la región.

“El drástico empeoramiento de la situación de la seguridad alimentaria y la nutrición en el África occidental es simplemente devastador”, afirmó el Sr. Chris Nikoi, Director Regional del Programa Mundial de Alimentos (PMA) para África occidental. “Existe una necesidad crucial de invertir de manera masiva en el fortalecimiento de las capacidades de las comunidades y las personas para soportar las perturbaciones, priorizando al mismo tiempo las soluciones locales y a largo plazo relacionadas con la producción de alimentos, la transformación de estos y el acceso de los grupos vulnerables a ellos”, añadió.

La ya nefasta situación nutricional de las comunidades de la región también está empeorando, pues se estima que 16,5 millones de niños menores de cinco años padecerán malnutrición aguda en 2023, incluidos 4,8 millones de niños que sufrirán la forma grave debilitante. Esto representa un aumento del 83 % en la malnutrición aguda mundial en comparación con la media del período 2015-2022. Además de la inasequibilidad de llevar una dieta variada, nutritiva y saludable (especialmente para los niños pequeños y las mujeres), los conflictos y los desplazamientos de la población son dos de los principales factores del empeoramiento de la situación, pues reducen el acceso a servicios sociales esenciales (relacionados con la salud, la nutrición, el agua, el saneamiento y la higiene, y la protección social) y afectan negativamente a las prácticas de cuidado. Entre 2019 y 2023, los incidentes relacionados con la seguridad aumentaron un 79 % en la región, causando un desplazamiento masivo de la población e interrumpiendo el acceso a los terrenos agrícolas y el forraje.

“El aumento de la inseguridad y los conflictos refleja un aumento de la vulnerabilidad en la región, y cada vez resulta más difícil ayudar a las comunidades que viven en zonas aisladas”, relató la Sra. Marie-Pierre Poirier, Directora Regional del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) para África occidental y central. “Estamos ayudando a los gobiernos a fortalecer sus sistemas sanitarios a nivel de instalaciones y de la comunidad a fin de detectar y tratar de manera satisfactoria la malnutrición, centrando la atención al mismo tiempo en la prevención”.

A pesar de la mejora de las lluvias en 2022, el acceso a los alimentos y la disponibilidad de estos siguen siendo un motivo importante de preocupación. La región sigue siendo importadora neta y la depreciación de la moneda y la elevada inflación están provocando que los costos de las importaciones de alimentos en la región aumenten, incluso mientras los países afrontan restricciones fiscales y desafíos macroeconómicos importantes. Además, existe la preocupación de que las restricciones a los movimientos de trashumancia y las elevadas concentraciones de ganado en algunas zonas puedan deteriorar en mayor medida las condiciones de pastoreo y seguridad.

“El continuo deterioro de la situación de la alimentación y la nutrición en el África occidental y el Sahel es inaceptable; a pesar del incremento de la producción de cereales, la mayor parte de la población sigue teniendo dificultades para acceder a los alimentos debido a las perturbaciones en el funcionamiento de los mercados derivadas de la inseguridad civil y los elevados precios de los alimentos”, afirmó el Sr. Robert Guei, Coordinador Subregional de la FAO para África occidental.

“Probablemente, esta tendencia seguirá empeorando la situación de la seguridad alimentaria y la nutrición y, por tanto, debemos abordar las causas profundas de esta crisis de manera concertada e inmediata. Es el momento de tomar medidas para impulsar la producción agrícola a fin de lograr la soberanía alimentaria en nuestra región”, añadió el Sr. Guei.

La FAO, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH), el PMA y el UNICEF renovaron su solicitud de colaboración con asociados en las actividades humanitarias y de desarrollo, así como con el sector privado, para apoyar a los gobiernos nacionales en el fortalecimiento de la seguridad alimentaria y la nutrición en la región. Esto incluye crear sistemas alimentarios, sanitarios y relacionados con el agua, el saneamiento y la higiene, así como programas de protección social sensibles a la nutrición que se centren en grupos vulnerables como, por ejemplo, las mujeres y los niños pequeños. Se deben fomentar las asociaciones para prevenir y tratar la malnutrición aguda en niños y promover programas climáticamente inteligentes que ayuden a reducir la elevada vulnerabilidad de la región a las perturbaciones climáticas, así como el riesgo de agotamiento de los recursos naturales.

“La crisis alimentaria y nutricional tiene una repercusión multisectorial en las condiciones de vida de las poblaciones afectadas de la región, en zonas donde ya sufren crisis humanitarias y en todos los países de África occidental y central. Esto requiere un despliegue colectivo de enfoques multisectoriales basados en las necesidades expresadas por la población y centrados en la población de África occidental y central”, añadió el Sr. Charles Bernimolin, Jefe de la oficina regional de la OCAH para África occidental y central.

Contactos

Oficina de Prensa, FAO (+39) 06 570 53625 [email protected]