La crisis de seguridad alimentaria de la República Democrática del Congo podría empeorar los próximos meses

Organismos de las Naciones Unidas afirman que urge incrementar la asistencia a la luz de un nuevo informe que pone de manifiesto una inseguridad alimentaria generalizada

©FAO/Junior D. Kannah

En 2021, la FAO proporcionó semillas y herramientas a casi 160 000 personas en la República Democrática del Congo

©FAO/Junior D. Kannah

10/11/2021

Roma - Según nuevas conclusiones, la crisis alimentaria de la República Democrática del Congo apenas da señales de remitir y podría empeorar los próximos meses si no se incrementa la asistencia, advirtieron hoy la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).

Cerca de 27 millones de personas, la cuarta parte de la población de la República Democrática del Congo, se encuentran en situación de inseguridad alimentaria aguda de emergencia derivada de las malas cosechas, desplazamientos provocados por la violencia, enfermedades y un desmoronamiento de la infraestructura, según el último análisis de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF), también publicado hoy.

El número de personas en el país que se encuentra en la fase de crisis de la CIF o en la fase de inseguridad alimentaria aguda (CIF 3) es superior al de cualquier otro país analizado mediante la CIF.

En el nuevo informe de la CIF, según el cual incluso zonas de la capital, Kinshasa, y los alrededores se ven gravemente afectadas, se estima probable que las alarmantes cifras de hambre no sufran variaciones durante el primer semestre de 2022. De hecho, el panorama de la nutrición podría incluso empeorar en algunas regiones y entre grupos especialmente vulnerables, como los niños pequeños y las mujeres embarazadas o madres lactantes.

“La situación alimentaria de muchas personas en la República Democrática del Congo sigue siendo desesperada ante tantos obstáculos distintos (inseguridad, enfermedades, devastación y falta de infraestructura o bajo acceso a insumos y financiación de calidad, entre otros muchos) que se confabulan contra sus posibilidades de alimentarse a sí mismos y a su familia. La única manera de romper este ciclo y cambiar estas tendencias consiste en ayudarles a aumentar su resiliencia y su productividad”, afirmó Aristide Ongone, Representante de la FAO en el país.

“Estas cifras son una llamada de atención para intensificar la acción y hacer las cosas de manera diferente”, afirmó Peter Musoko, Representante y Director del PMA en la República Democrática del Congo. “Ahora mismo da la impresión de que intentamos escapar de un barco que se hunde. Debemos sumar fuerzas con el Gobierno, nuestros asociados y el sector privado para encontrar la manera de infundir esperanza en la población del país”.

La crisis alimentaria de la República Democrática del Congo es consecuencia de una combinación tóxica de factores. La producción agrícola ha decaído en medio de la violencia y la inseguridad, que han dejado a comunidades enteras sin acceso a sus campos. La infraestructura de transporte y comunicación se está desmoronando. Varios grupos armados han desplazado a millones de personas, especialmente en el nordeste, donde la inseguridad va en aumento en dos focos críticos en concreto pese a la imposición en mayo de un estado de emergencia.

Incluso cuando se dispone de alimentos, los precios elevados y la disminución de los ingresos privan a muchas personas de la capacidad de permitirse una nutrición adecuada.

Al tiempo que el país lleva más de dos decenios en medio de una situación de crisis compleja y prolongada, los efectos devastadores de los desastres naturales se han visto exacerbados por el impacto de la enfermedad por coronavirus (COVID-19).

La pandemia y las medidas dirigidas a contener su propagación han devastado la economía, de tal modo que la moneda nacional ha caído en picada y millones de personas se han quedado sin trabajo, en particular en el sector informal. Los medios de vida agrícolas se han visto especialmente afectados a raíz de una combinación de factores, desde las consecuencias del coronavirus a la inseguridad, que han limitado el acceso de los agricultores a los insumos y mercados, mermado la producción y diezmado los cultivos y el ganado.

Medidas de la FAO en pro de la población más vulnerable

La FAO ya ha intensificado su apoyo a la población más vulnerable del país a fin de acelerar la respuesta eficaz a la luz del alcance, la urgencia y la complejidad de la crisis. Su acción destinada a 1,1 millones de personas necesita en total 65 millones de USD, pero hasta la fecha solo se han financiado 4,5 millones de USD de esa suma.

Los esfuerzos se centran en aumentar el acceso de los hogares a herramientas y semillas, proporcionar ganado de alta calidad, que desempeña una función fundamental para mejorar la nutrición, apoyar los procesos de elaboración y almacenamiento de alimentos y ayudar a los pequeños agricultores a combatir las enfermedades de los animales y las plantas. Este año, la FAO tiene el objetivo de proporcionar ayuda a los medios de subsistencia con la finalidad de salvar las vidas de 1,1 millones de personas en las zonas afectadas por niveles elevados de inseguridad alimentaria aguda.

En 2021 la FAO ha suministrado a casi 160 000 personas semillas y herramientas que les han permitido producir más de 10 000 toneladas de alimentos, ha entregado transferencias de efectivo a más de 40 000 personas para reforzar su resiliencia en cuanto a la producción de alimentos propios y ha vacunado contra la pasteurelosis a más de 25 000 reses, entre otras actividades.

Respuesta del PMA a la crisis de hambre

El PMA tiene previsto llegar en 2021 a 8,7 millones de personas (casi 2 millones más que el año pasado) en la República Democrática del Congo suministrándoles alimentos, nutrición y asistencia basada en efectivo pese a la gran dificultad del entorno operativo. El apoyo va de atender las necesidades alimentarias y nutricionales inmediatas de la población más vulnerable a fomentar la resiliencia a más largo plazo de los niños y sus familias. El programa de alimentación escolar del PMA tiene por objeto llegar a 200 000 niños en el año académico 2021-22 y a 500 000 para 2024.

Junto con el UNICEF y la FAO, el PMA puso en marcha en las afueras de Kinshasa un proyecto de lucha contra el hambre urbana. En el marco de la iniciativa se entregan transferencias de efectivo a unas 100 000 personas muy vulnerables de la comuna de N’sele, que se ha visto especialmente afectada por las consecuencias económicas de la COVID-19.

En conjunto, el PMA necesita 99 millones de USD hasta abril de 2022 para llegar a quienes están más necesitados de apoyo.

 

Nota para los editores: La CIF es una iniciativa mundial de múltiples asociados que facilita la mejora de la toma de decisiones, ofreciendo un análisis de la inseguridad alimentaria y la malnutrición basado en el consenso.

La expresión “niveles elevados de inseguridad alimentaria aguda” (o hambre aguda) se refiere a las poblaciones que se encuentran en la fase 3 o fases superiores de la CIF.

Las poblaciones clasificadas en las fases 3 (Crisis) y 4 (Emergencia) de la CIF necesitan medidas urgentes con el fin de salvar vidas, reducir las deficiencias en el consumo de alimentos y proteger los medios de subsistencia. Cuando se encuentran en la fase 3, las familias pueden recurrir a alimentos menos preferibles o menos nutritivos o pueden saltear comidas, o bien vender activos productivos para llevar alimentos a su mesa; en la fase 4, pueden recurrir a estrategias más extremas, tales como vender el último animal que les proporcionaba un medio de subsistencia o mendigar.

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