Finaliza una conferencia regional de la FAO histórica en Asia y el Pacífico

Dacca/Roma – La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha concluido la mayor conferencia regional celebrada hasta la fecha en Asia y el Pacífico, con más de 1 100 participantes de 42 Estados Miembros.

El 36.º período de sesiones de la Conferencia Regional de la FAO para Asia y el Pacífico, que ha combinado la participación virtual y en persona, fue hospedado por el Gobierno de Bangladesh del 8 al 11 de marzo en la capital, Dacca.

La participación histórica y sin precedentes subrayó las preocupaciones de los Estados Miembros tras la pandemia mundial de la enfermedad por coronavirus (COVID-19), además de otras amenazas existentes o incipientes, como la repercusión en la producción alimentaria de la crisis climática y la propagación de enfermedades de animales y plantas en toda la región.

Para abordar estas cuestiones de manera efectiva, el Sr. QU Dongyu, Director General de la FAO, pidió un enfoque holístico y combinado, junto con todos los asociados principales pertinentes, no solo con los ministerios de Agricultura, Alimentación y Asuntos Rurales, sino también con los ministros responsables de Bienestar, Mujer, Infancia, Medio Ambiente, Ciencia, Educación, Salud, Comercio, Finanzas e Inversión.

“Debemos ayudar a los agricultores mediante políticas favorables, inversión responsable, innovación, ciencia y tecnología de la información”, afirmó el Sr. QU. “El mundo está evolucionando. En el sector agroalimentario, no solo debemos seguir: debemos liderar”, añadió. “La agricultura, la alimentación y la nutrición ocupan un lugar central en las necesidades de la humanidad, y el mundo mira hacia la región de Asia y el Pacífico en busca de liderazgo”.

Creación de mejores sistemas agroalimentarios, más ecológicos, resilientes y sostenibles

El último día del 36.º período de sesiones se dedicó a dos debates ministeriales de alto nivel.

En el primero, una mesa redonda sobre “sistemas agroalimentarios mejores y más ecológicos tras la COVID-19”, se examinaron ejemplos de cuatro países (China, Filipinas, Japón y Samoa) sobre sus experiencias en la lucha contra la pandemia y las respuestas para ayudar a su población.

Aprovechando los macrodatos, la digitalización de la producción agrícola y los servicios alimentarios desde la fuente hasta los sectores minorista y de consumo ha cumplido un papel destacado a la hora de ayudar a algunos países a iniciar la transformación de sus sistemas agroalimentarios durante la pandemia. Pero es obvio que no existe una solución universal y sería necesario hacer más, de manera sistemática, para garantizar la seguridad alimentaria y nutricional para 2030 en la región de Asia y el Pacífico tras la COVID-19.

“Los Miembros han formulado un claro llamamiento a una colaboración más intensa entre los países y a fin de que los asociados internacionales para el desarrollo como la FAO continúen brindando apoyo técnico como principal organismo mundial especializado en alimentación y agricultura”, afirmó la Sra. Beth Bechdol, Directora General Adjunta de la FAO, en las observaciones finales. Al mismo tiempo, enfatizó la necesidad de “fortalecer y priorizar la protección social para las personas vulnerables ―especialmente mediante el uso de datos mejorados, al tiempo que se aprovecha la digitalización inclusiva― y una transformación rural que brinde apoyo a todos los hogares marginados”.

El segundo debate de la mesa redonda ministerial se centró en “acciones climáticas para la resiliencia y la sostenibilidad”.

Los sistemas agroalimentarios afrontan retos difíciles y los participantes reconocieron la necesidad de abordarlos de manera rápida y colectiva. Los participantes señalaron el reciente informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático acerca de los efectos, la adaptación y la vulnerabilidad como advertencia más reciente de que la crisis climática suponía una amenaza para el bienestar humano, animal y vegetal, así como para la salud del planeta. Los delegados acogieron con agrado la nueva Estrategia de la FAO sobre el cambio climático.

“Los sistemas agroalimentarios contribuyen a la crisis climática, la degradación de los ecosistemas y la pérdida de biodiversidad y se ven afectados a su vez por estos factores. La pandemia de la COVID-19 ha intensificado aún más las desigualdades existentes. Sin embargo, hay esperanza y existen soluciones”, aseguró el Director General de la FAO en su discurso a los ministros.

“La agricultura verde y resiliente al clima que mejora la adaptación y la resiliencia, revierte la pérdida de biodiversidad y reduce las emisiones de gases de efecto invernadero es esencial para abordar la crisis climática, la pobreza y el hambre. Y el Marco estratégico de la FAO para 2022-2031 orienta nuestro apoyo a los Miembros en la transformación de los sistemas agroalimentarios hacia una mayor eficiencia, inclusividad, resiliencia y sostenibilidad”, dijo.

Sería importante promover soluciones innovadoras que permitan a los sistemas agroalimentarios adaptarse, detener o reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y otras repercusiones ambientales. El cometido de los pequeños agricultores, los pueblos indígenas, las comunidades locales, las mujeres y los jóvenes en el fomento de estas soluciones es fundamental, agregó el Sr. QU.

“La nueva Estrategia de la FAO sobre el cambio climático es una empresa importante y una forma crucial de garantizar que la Organización continúe satisfaciendo las necesidades de sus Miembros para abordar esta cuestión. Por esta razón, hemos trabajado para que el proceso de formulación de la estrategia fuera lo más inclusivo y consultivo posible”, señaló la Sra. Maria Helena Semedo, Directora General Adjunta de la FAO, en su recapitulación de la mesa redonda ministerial.

Durante los cuatro días, la conferencia debatió iniciativas de la FAO como la Iniciativa Mano de la mano, Un país, un producto prioritario (UPUP) y la Iniciativa 1 000 aldeas digitales, y se celebró un acto especial sobre innovación, ciencia y digitalización con vistas a la transformación de los sistemas agroalimentarios en la región de Asia y el Pacífico.

Por último, es necesaria una convergencia coordinada de todas estas medidas para conseguir una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor medio ambiente y una vida mejor para todos sin dejar a nadie atrás.