Un nuevo informe de las Naciones Unidas advierte de que, a falta de un cambio sistémico más amplio, es probable que aumenten las crisis alimentarias mundiales

El informe The Future of Food and Agriculture (El futuro de la alimentación y la agricultura) de la FAO se centra en las medidas que es necesario adoptar para transformar los sistemas agroalimentarios

FAO

Campos de trigo en Serbia.

©FAO/Victor Sokolowicz

02/12/2022
Roma – Según un nuevo informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) publicado hoy, la capacidad del mundo para alimentar a su población en continuo crecimiento se halla amenazada, y si no se produce un cambio socioeconómico y ambiental más amplio, será imposible lograr unos sistemas agroalimentarios sostenibles.

En el informe, The Future of Food and Agriculture – Drivers and triggers for transformation (El futuro de la alimentación y la agricultura: factores y desencadenantes de la transformación), se analizan los factores actuales e incipientes de los sistemas agroalimentarios y sus posibles tendencias futuras. Asimismo, se determinan las cuestiones en juego y las amenazas y los problemas que incidirán en el consumo de alimentos y la producción agroalimentaria en el futuro.

En el informe se exhorta a las instancias decisorias a pensar más allá de las necesidades a corto plazo, con la advertencia de que la falta de visión, los enfoques fragmentarios y los remedios rápidos tendrán un elevado costo para todos.

Se necesita urgentemente una mentalidad nueva que dé prioridad a los objetivos a largo plazo, la sostenibilidad y la resiliencia, se afirma también en el informe.

A continuación, se determinan en él cuáles son los desencadenantes fundamentales de la transformación de los sistemas agroalimentarios que pueden contribuir a alcanzar la seguridad alimentaria, la nutrición, la preservación de los recursos naturales, la restauración de los ecosistemas y la mitigación del cambio climático.

Según el informe, tendencias tales como el crecimiento de la población y la urbanización, la inestabilidad macroeconómica, la pobreza y las desigualdades, las tensiones y los conflictos geopolíticos, una competencia más encarnizada por los recursos naturales y el cambio climático están causando estragos en los sistemas socioeconómicos y dañando los sistemas ambientales.

“Muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) están aún lejos de alcanzarse y solo se harán realidad si los sistemas agroalimentarios se transforman debidamente para resistir las actuales adversidades mundiales que socavan la seguridad alimentaria y la nutrición como consecuencia de las crecientes desigualdades estructurales y también de las desigualdades regionales,” dijo el Sr. QU Dongyu, Director General de la FAO, en el acto de presentación.

Factores del rendimiento de los sistemas agroalimentarios

En el informe se señalan 18 fuerzas socioeconómicas y ambientales interconectadas, llamadas factores, y se analiza cómo estas interactúan y dan forma a las diversas actividades que tienen lugar en el marco de los sistemas agroalimentarios, incluidos la agricultura, la elaboración de alimentos y el consumo de alimentos.

La pobreza y las desigualdades, la inestabilidad geopolítica, la escasez y la degradación de los recursos, y el cambio climático son algunos de los factores fundamentales, y la manera de gestionarlos determinará cómo será el futuro de los alimentos.

En el informe se advierte que, si los sistemas agroalimentarios siguen como hasta ahora, todo parece indicar que el futuro se caracterizará por la inseguridad alimentaria persistente, la degradación de los recursos y el crecimiento económico insostenible.

Cuatro escenarios futuros

En el informe se ilustran cuatro escenarios futuros para los sistemas agroalimentarios, que dan lugar a distintos resultados en cuanto a seguridad alimentaria, nutrición y sostenibilidad general: en “Más de lo mismo”, la previsión es seguir como hasta ahora, reaccionando a los acontecimientos y las crisis cuando se presenten para salir del paso; en “Futuro ajustado”, se producen algunos avances hacia sistemas agroalimentarios sostenibles a un ritmo lento e incierto; en “Carrera hacia el abismo”, se representa un mundo caótico en la peor versión de sí mismo; y en “Compensaciones en aras de la sostenibilidad”, el crecimiento del producto interno bruto a corto plazo queda compensado por la inclusividad, la resiliencia y la sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios, socioeconómicos y ambientales.

“La previsión estratégica nos ayuda a todos, y en particular a los gobiernos, mediante el análisis de las tendencias a corto y largo plazo y la visión de posibles escenarios futuros alternativos. Teniendo en cuenta los peores escenarios concebibles, podemos prever posibles caminos negativos y adoptar medidas para evitarlos”, dijo el Sr. QU.

Desencadenantes de la transformación

Con miras a aumentar las probabilidades de crear un futuro más sostenible y resiliente para los sistemas agroalimentarios, en el informe se destaca la necesidad urgente de cambiar de rumbo. Con el fin de conseguirlo, se proponen cuatro desencadenantes de la transformación fundamentales: una gobernanza mejor, consumidores críticos e informados, una distribución mejor de los ingresos y la riqueza, y tecnologías y enfoques innovadores.

Según el informe, muy pocos países de ingresos medios y bajos, quizá ninguno, tendrá la posibilidad de alcanzar el poder hegemónico y la condición de imperio que muchos países de ingresos altos han aprovechado en interés de su propio bienestar. Los modelos de desarrollo mundiales del futuro dependen de la resolución de determinadas cuestiones fundamentales: que las instituciones aporten soluciones para compartir el ‘patrimonio común’; que se distribuyan el poder político y la riqueza; y que se resuelvan las amplias desigualdades existentes en las economías actuales.

En el informe se propone que, en un escenario en el que el mundo opta por un futuro más sostenible, los desafíos mundiales se afronten mediante una nueva gobernanza en múltiples niveles más eficaz y participativa, en cuyo marco los gobiernos, los consumidores, las empresas y el mundo académico interactúen con diferentes funciones, pero con objetivos generales convergentes.

“Para asegurar el acceso a alimentos suficientes y nutritivos, a empleos decentes, a oportunidades de obtención de ingresos y a servicios ambientales, entre otras cosas, debemos ser capaces de determinar los desencadenantes necesarios para acelerar los procesos de transformación”, dijo el Sr. QU.

El papel de los consumidores y la inversión

Los consumidores tendrán que ser agentes más responsables, puesto que tienen el poder de desencadenar los procesos de transformación desplazando la demanda hacia productos más nutritivos y más responsables desde un punto de vista ambiental y social.

Para lograr una mejor distribución de los ingresos y la riqueza, en el informe se insta a invertir más en resultados sociales y aumentar el capital social a fin de sacar a la población de la pobreza, y no solo del hambre. Se recomienda asimismo que los países más ricos se muestren dispuestos a asumir una mayor parte de los costos de esta transformación.

También contribuirá a la transformación un mayor desarrollo de las tecnologías y los enfoques innovadores, y para que esto sea posible, según los autores del informe, debe darse prioridad a la investigación y el desarrollo científicos y lograrse que esos avances sean accesibles a los grupos más vulnerables.

No tenemos por delante un camino fácil

Sin embargo, este tipo de transformación amplia tendrá un costo, y habrá compensaciones que los gobiernos, los responsables de la formulación de políticas y los consumidores tendrán que abordar y equilibrar, haciendo frente a la vez a la resistencia al cambio de paradigma.

Los países y los grupos sociales que pueden asumir los costos inherentes a las transformaciones necesarias tienen que proporcionar ayuda a aquellos que ya se han visto afectados por los efectos negativos del desarrollo insostenible.

“Habrá que tomar decisiones para compensar objetivos contrapuestos, como el aumento del consumo y el bienestar inmediatos frente al proyecto de invertir en garantizar un futuro mejor a las generaciones actuales y futuras, o determinar cómo cargar los costos del desarrollo insostenible a las sociedades más ricas en beneficio de las más pobres”, dice el Director General de la FAO en el prólogo del informe.

Aún no es demasiado tarde, pero es necesario tomar medidas con urgencia

En 2050, habrá en el mundo 10 000 millones de personas a las que alimentar, y ese será un desafío sin precedentes si no se despliega un importante esfuerzo para invertir las tendencias actuales. En el informe se señala que el mundo está muy lejos de alcanzar los ODS, en particular los objetivos agroalimentarios. Pero, aunque existen razones para el pesimismo, en el informe se plantea con cauto optimismo que si los gobiernos, los consumidores, las empresas, el mundo académico y la comunidad internacional toman medidas ya, aún es posible lograr un cambio sostenible a largo plazo.
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