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Romper con la tradición


La piña demuestra ser una novedosa fuente de ingresos para esta comunidad malawiana.

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Tabiya Jafali es miembro de la Escuela de campo para agricultores Chitontho, que está mejorando los ingresos de los agricultores mediante el cultivo de piña. ©FAO/T. Munthali

25/06/2020

El distrito de Nkhotakota en Malawi está situado entre las costas arenosas del Lago Malawi y la mayor reserva de fauna y flora silvestres del país. La agricultura es una de las principales actividades económicas y numerosas comunidades viven de la tierra. Los agricultores suelen cultivar arroz, maíz y yuca, los cultivos tradicionales de la zona, como hicieron anteriormente sus padres y abuelos. Sin embargo, si contemplamos las tierras que rodean la aldea de Kakowa, veremos algo un poco distinto: un mar de coronas de piña verdes y espinosas. Pero, ¿cómo ha logrado esta comunidad romper con la tradición y empezar a cultivar esta sabrosa fruta tropical que tantos de nosotros conocemos y apreciamos?

Básicamente, la comunidad tenía dificultades para obtener suficientes ingresos del rendimiento de cultivos tradicionales como el arroz y el maíz. Tabiya Jafali, madre de tres niños pequeños, explica: “Estuve cultivando arroz durante años y el rendimiento obtenido a lo largo de los años era muy escaso. Cada vez resultaba más difícil cubrir las necesidades de mis hijos en casa y tener dinero suficiente para pagar el colegio”. 

Sin embargo, hace un tiempo Tabiya oyó hablar de la escuela de campo para agricultores que había en su zona. Se inscribieron 30 mujeres y 12 hombres en el grupo, que recibe apoyo de la FAO y el Gobierno de Malawi en el marco del proyecto financiado por la Unión Europea KULIMA, forma abreviada de Kutukula Ulimi m’Malawi, que significa “Promoción de la agricultura en Malawi”. El proyecto tiene por objeto fortalecer los conocimientos agrícolas de las comunidades y empoderarlas para la transición de una agricultura de subsistencia a una agricultura más productiva y orientada al comercio.

En el mes de abril de 2019, los miembros de la Escuela de campo para agricultores Chitontho de la FAO decidieron que debían hacer un cambio en su forma de cultivar. Se pusieron a buscar una actividad agrícola viable que les permitiera aumentar sus ingresos y oyeron hablar de un grupo similar de agricultores que habían intentado algo novedoso: el cultivo de piña. La piña no suele formar parte de la dieta en Nkhotakota, a pesar de que Malawi es un país tropical, pero el grupo de la Escuela de campo para agricultores descubrió que era rentable. Alentado además por la Oficina de Agricultura de Distrito del Gobierno, el grupo de la Escuela de campo para agricultores Chitontho tomó la decisión unánime de cultivar piña. 

“Teníamos que probar algo distinto. Debíamos intentar algo que supusiera para nosotros una buena suma de dinero como agricultores”, señala Rhamadani, facilitador y presidente de la Escuela de campo para agricultores Chitontho.

Desde la aldea de Kakowa se contempla un mar de espinosas coronas de piña verdes. ©FAO/T. Munthali

Desde entonces, los asistentes a la Escuela de campo para agricultores cultivaban con un propósito, y este no era otro que la seguridad de ingresos y nutricional para sus hogares. El tiempo ha pasado rápido y, casi un año después, afirman que su confianza inicial es firme y su avance constante.

Desde la siembra, el grupo ha aprendido mucho sobre el cultivo de esta fruta espinosa. Ethel Mwase, que presta apoyo al grupo como coordinador de desarrollo de extensión agrícola, señala que el enfoque de “aprendizaje mediante la práctica” de la Escuela de campo para agricultores ha logrado que los agricultores hayan adoptado prácticas agrícolas de éxito, incluida la cobertura del suelo con materia orgánica como una práctica clave para la conservación de la humedad del suelo. Esto es fundamental en Nkhotakota, donde las temperaturas son elevadas debido a la poca altitud en las orillas del lago. 

La parcela de tierra de 1,8 hectáreas de la Escuela de campo para agricultores tiene 53 000 plantas que ya han empezado a dar fruto. Con un precio medio de venta de 500 kwachas malawianos (0,68 USD) por piña, las ganancias de los miembros de la Escuela de campo para agricultores Chitontho podrían situarse en 35 millones de kwachas malawianos (47 619 USD) anuales después del primer año. Esperan que en los próximos años las cosechas aumenten de las 53 000 frutas actuales a aproximadamente 70 000.

El paso siguiente es, sin duda, la venta de la fruta. Actualmente, los miembros de la Escuela de campo para agricultores Chitontho han instalado un puesto de venta en la carretera principal que atraviesa el distrito de Nkhotakota, pero sus planes a largo plazo van mucho más allá de la comunidad local.

“Nuestro objetivo ahora mismo es encontrar compradores fiables, tales como fabricantes de jugos que puedan comprarnos la fruta directamente a nosotros, a un precio justo, y realizar el pago de manera oportuna, y debemos encontrarlos rápido”, señala Cosmas, oficial de mercadeo de la Escuela de campo para agricultores.

En el proyecto KULIMA participa el oficial de agronegocios de la Oficina de Agricultura de Distrito, Sani Kaombe, que está trabajando para fomentar la capacidad de los miembros de la Escuela de campo para agricultores y proporcionarles apoyo en la identificación de posibles mercados. El objetivo consiste en realizar la transición de la Escuela de campo para agricultores a una cooperativa y unir a los miembros de Chitontho con el grupo original de productores de piña en el distrito para así aumentar su poder de venta.

Una comunidad local en Malawi se ha unido para emprender un nuevo proyecto: el cultivo de piña. ©FAO/T. Munthali

El grupo también está analizando opciones que aumenten los beneficios obtenidos por sus productos, como por ejemplo la compra de nuevas tierras para incrementar su capacidad de producción. En la actualidad, la Escuela de campo para agricultores Chitontho ha empezado a aumentar su producción gracias al cultivo en explotaciones particulares de los miembros.

Para esta comunidad, la agricultura había sido siempre un modo de vida, pero sabían que los métodos tradicionales no iban a mantenerles. Un pensamiento innovador, el deseo de aprender juntos como comunidad y una pequeña disposición a asumir riesgos han valido ciertamente la pena. De esto tratan los Objetivos de Desarrollo Sostenible: de impulsar la innovación en ámbitos como la agricultura y crear medios de vida sostenibles a largo plazo para las comunidades en todo el mundo.

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