Food and Agriculture Organization of the United NationsFood and Agriculture Organization of the United Nations

Aumentar de la diversidad alimentaria en medio de la crisis climática


Cómo el material fitogenético garantiza la seguridad alimentaria del futuro

Share on Facebook Share on X Share on Linkedin

En Zimbabue, la introducción de distintas variedades de cultivos que se habían perdido generó diversidad, lo que ha garantizado una alimentación más variada y nutritiva. ©CTDT/ Tinashe Sithole

22/05/2020

A lo largo de la historia, se han cultivado entre 6 000 y 7 000 especies vegetales como alimento. No obstante, hoy en día el 40 % de nuestras calorías diarias provienen solo de tres cultivos: el arroz, el trigo y el maíz. Los seres humanos dependen de poco más de 30 especies vegetales, muchas de las cuales se esfuerzan por sobrevivir frente a los cambios ambientales de hoy.

Con el grave deterioro de la biodiversidad y de ecosistemas enteros, el Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura desempeña una función cada vez más importante en la promoción de los agricultores y de la contribución esencial que hacen a la diversificación de los cultivos que alimentan al mundo. El Tratado fue negociado por la FAO y la Comisión de Recursos Genéticos para la Alimentación y la Agricultura (CRGAA) y aprobado en 2001 con el propósito de crear un sistema mundial que ofrezca acceso a materiales fitogenéticos a agricultores, fitomejoradores y científicos.

El material genético de cada una de las variedades de especies es único y precioso. Esta información genética, derivada de una selección natural y humana de muchos años, es fundamental para el futuro de la alimentación. El material genético garantiza la biodiversidad agrícola y otorga a las distintas especies la capacidad de hacer frente a los cambios, ya sean el cambio climático, nuevas plagas y enfermedades, la sequía o incluso inundaciones.

El Fondo de distribución de beneficios del Tratado invierte en proyectos mediante los que se conservan y desarrollan, en cooperación con los agricultores, los recursos genéticos de los cultivos con miras a mejorar la seguridad alimentaria.

A continuación, se presentan tres ejemplos de cómo este Tratado ha ayudado a las comunidades agrícolas de los países en desarrollo a afrontar el cambio climático y otras amenazas ambientales.

1.  Intercambio y desarrollo de variedades biodiversas de papa en Bhután, Nepal y el Perú

En el altiplano andino se cultivan más de 4 000 variedades nativas de papa. Estas variedades están bien adaptadas a condiciones extremas y al cambio climático. Por el contrario, Bhután y Nepal solo tienen dos variedades de papa adaptadas al lugar, a pesar de que se enfrentan a condiciones y amenazas ambientales parecidas a las de los Andes. Teniendo esto presente, en el marco del proyecto se intentó reducir la vulnerabilidad de las comunidades de montaña mediante la introducción de papas que fueran más resilientes ante temperaturas extremas y ofrecieran una mejor calidad nutricional.

En estrecha colaboración con el Centro Internacional de la Papa del Perú, agricultores de Bhután y Nepal empezaron a participar directamente en la selección de nuevas variedades de papa que fueran resilientes, biodiversas y de alto rendimiento. Desde entonces, el material genético de esas papas se ha conservado, multiplicado y utilizado en los sistemas nacionales de investigaciones agronómicas de los tres países.

Izda: Algunas de las numerosas variedades de papa cultivadas en los Andes peruanos a la venta en un mercado de Cusco. ©FAO/Sandro Cespoli. Dcha: Las comunidades de Malawi, Zambia y Zimbabwe dependen en gran medida de los cultivos de maíz, actualmente bajo

2.  Conservación de los recursos fitogenéticos para mejorar la alimentación y la nutrición en Malawi, Zambia y Zimbabwe

Al depender fuertemente del éxito de la cosecha de maíz, las comunidades de Malawi, Zambia y Zimbabwe se han enfrentado a una grave escasez de alimentos en los últimos años porque los cultivos de maíz no han podido resistir ante los efectos del cambio climático, como el aumento de las temperaturas y las lluvias torrenciales.

“Debido al cambio climático, nuestra granja estaba produciendo menos alimentos y, salvo el mijo y el sorgo, gran parte de los cultivos no estaba andando muy bien”, explica Lovemore Tachokere, un pequeño agricultor de Malawi.

Gracias al Fondo de distribución de beneficios y la introducción de 159 escuelas de campo para agricultores en los tres países, se dio apoyo y voz a los agricultores, quienes empezaron a introducir variedades de distintos cultivos que se habían perdido, lo cual, además de crear diversidad en sus campos, garantizó que la alimentación fuera más variada y nutritiva.

En el marco del proyecto y por conducto del Sistema multilateral del Tratado, en total se recuperaron 300 variedades de cultivos de cereales finos que se habían perdido u olvidado de bancos de germoplasma nacionales, regionales e internacionales. Ahora estas semillas están a disposición de agricultores y científicos para su ulterior estudio y el desarrollo de nuevas variedades climáticamente inteligentes.

3.  Garantizar un cultivo resiliente de yuca en Kenya y Tanzanía

La yuca es la tercera mayor fuente de hidratos de carbono en el mundo y desempeña una función particularmente importante en la agricultura del África subsahariana porque crece bien en suelos pobres y aun con precipitaciones escasas. Además, dado que es perenne, la yuca sirve como reserva en caso de hambruna. En los últimos años, sin embargo, las temperaturas extremas, la sequía, las inundaciones y un nuevo virus, causante de la enfermedad del estriado marrón de la yuca, han afectado su cultivo en la región.

En Kenya y Tanzanía, gracias a un proyecto ejecutado por conducto del Fondo de distribución de beneficios, se han logrado nuevas líneas de mejoramiento de yuca más resistentes y tolerantes, 30 de ellas tolerantes al calor y a enfermedades. Mientras que los agricultores ahora están probando la plantación de nuevas variedades de yuca y el uso de mejores prácticas agrícolas, los fitomejoradores y los científicos tienen acceso a material vegetal mejorado del cual seleccionar material genético esencial para utilizar en el futuro.

Por medio del Fondo de distribución de beneficios, se han creado bancos de semillas comunitarios conjuntamente con las escuelas de campo para agricultores, lo cual constituye una importante iniciativa para recolectar y conservar las variedades locales de cultivo. Estos funcionan como plataforma para que los agricultores controlen la conservación de la biodiversidad agrícola y el cultivo de variedades con valor nutricional y adopten decisiones informadas al respecto.

La yuca es una de las fuentes más importantes de carbohidratos en el África subsahariana. ©FAO/Olivier Asselin

En los 15 años transcurridos desde su entrada en vigor, el Tratado Internacional hospedado por la FAO ha creado el mayor acervo génico del mundo dedicado al intercambio de material de propagación para la alimentación y la agricultura, el Sistema multilateral de acceso y distribución de beneficios. El Fondo de distribución de beneficios ha prestado apoyo a más de un millón de personas mediante 80 proyectos de apoyo al desarrollo agrícola en 67 países en desarrollo. Estos proyectos son ejemplos claros de cuán efectivo puede ser intercambiar competencias especializadas y conocimientos entre continentes, además de ser fundamentales en la carrera por alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en particular el ODS 15 (vida de ecosistemas terrestres) y el ODS 2 (hambre cero).

Los proyectos que se realizan en el marco del Fondo de distribución de beneficios son una indicación de que la Estrategia de la FAO para la integración de la biodiversidad en los distintos sectores agrícolas ya está tomando forma y mostrando resultados positivos, lo cual demuestra que cuanto mayor sea la diversificación de los cultivos, de mayor seguridad alimentaria podrán gozar las comunidades y más resilientes serán estas frente a amenazas actuales como el cambio climático, las plagas y las enfermedades.

Enlaces

Más información