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Seguir el ritmo de la Madre Tierra


Aprender de los sistemas alimentarios de los Pueblos Indígenas y de su respeto por la naturaleza

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Los sistemas alimentarios de los Pueblos Indígenas han sobrevivido durante siglos y han generado una increíble diversidad de alimentos sin agotar la base de recursos naturales de los ecosistemas que los rodean. © Universidad Nacional de Colombia/Daniel Baena

09/08/2021

El agua dulce corriente del río Amazonas es un sonido agradable para los pueblos del resguardo indígena de Puerto Nariño, en el sur de Colombia. Este curso de agua es el único acceso a las riberas de los ríos, lagos, llanuras inundables y zonas de tierra firme que conecta las 22 comunidades donde viven los pueblos Tikuna, Cocama y Yagua.

Para obtener los alimentos, dependiendo de la temporada, los pueblos Tikuna, Cocama y Yagua combinan distintas prácticas como la pesca, la caza y el cultivo en chagras, un sistema productivo ancestral y diversificado en el que se cultivan especies anuales y perennes y se talan y queman árboles de manera selectiva para reproducir la sucesión saludable de los bosques.

Como si fueran acordes musicales, todas estas actividades están conectadas entre sí, cada una con su propio tiempo y espacio, y respetan los ciclos de desbordamiento con sus temporadas de aguas altas y bajas. Estas temporadas marcan el ritmo. Primero vienen las inundaciones, que reponen el ecosistema de las llanuras. Los peces se reproducen, comen y fertilizan el suelo. Luego viene la pesca en las aguas bajas, cuando los peces ya son abundantes. Por último, cuando el agua se vuelve más escasa, pero el suelo se ha enriquecido con materia orgánica, el cultivo y la caza son las formas principales de producir alimentos.

Seguir los ciclos naturales para generar y consumir alimentos es una de las características que hacen de los sistemas alimentarios de los Pueblos Indígenas uno de los más sostenibles del mundo. Arriba a la izquierda: © OMACHA/Fernando Trujillo Abajo a

El compás del cultivo migratorio

Generar alimentos también tiene un ritmo. Al igual que los pueblos Tikuna, Cocama y Yagua del Amazonas, los Khasi del Himalaya indio practican un sistema de cultivo migratorio cíclico, denominado jhum, que también va a su propio compás. Cada año, los campos ya viejos se dejan en barbecho por un período de 7 a 10 años mientras se despeja una nueva parcela para su cultivo. Esta rotación de campos ayuda a preservar la fertilidad de los suelos. Los campos en que se aplica el sistema jhum, una práctica tradicional habitual de los Pueblos Indígenas de Asia, son increíblemente productivos y pueden generar más de 60 especies de cultivos diferentes.

Este pueblo habita el distrito de Khasi Hills, en Meghalaya (India), una región que recibe uno de los mayores niveles de precipitaciones del mundo. Los Khasi, una sociedad matrilineal milenaria, también han adaptado sus prácticas de gestión territorial a las temporadas y, no solo generan alimentos nutritivos y medios de vida para toda la comunidad, sino que lo hacen teniendo en cuenta a las generaciones futuras.

El pueblo inári sámi de la región ártica de Finlandia septentrional también se ajusta a los ciclos de la naturaleza. Este pueblo de criadores de renos, pescadores, cazadores y recolectores se desplaza de los bosques en invierno a las zonas sin árboles en verano, siguiendo los pasos de los renos, su principal fuente de alimento y medios de vida.

Seguir los ciclos naturales para generar y consumir alimentos es una de las características que hacen de los sistemas alimentarios de los Pueblos Indígenas uno de los más sostenibles del mundo, ya que funcionan de acuerdo con la Madre Tierra y dejan que ella dicte el ritmo. Este respeto por los ciclos naturales es esencial para conservar la biodiversidad, gestionar los ecosistemas y garantizar una alimentación diversificada, nutritiva y saludable.

Al ofrecer conocimientos acreditados a lo largo del tiempo y prácticas respetuosas con el medio ambiente, los Pueblos Indígenas pueden desempeñar un papel importante en la transformación de los sistemas alimentarios mundiales, haciéndolos más sostenibles y respetuosos con la naturaleza. © NESFAS/Alethea Kordor

Acreditados a lo largo del tiempo

Los sistemas alimentarios de los Pueblos Indígenas han sobrevivido durante siglos y han generado una increíble diversidad de alimentos sin agotar la base de recursos naturales de los ecosistemas. ¿Por qué? Porque los Pueblos Indígenas entienden que las personas no están separadas de la naturaleza. Más bien viven en armonía con la Madre Tierra, donde se trata a los seres humanos y a los seres no humanos con el mismo nivel de respeto.

Este respeto por los recursos naturales y la biodiversidad genera una resiliencia que es un elemento fundamental de sus sistemas alimentarios. Sus mecanismos de solidaridad y reciprocidad para compartir los alimentos, así como la rica biodiversidad que se encuentra en sus territorios, son importantes redes de seguridad que salvaguardan los cultivos y el suministro de alimentos silvestres, los cuales revisten particular importancia durante el período de escasez o en tiempos en que hay pocos alimentos.

Las lenguas nativas también desempeñan un papel esencial en la resiliencia de los sistemas alimentarios indígenas. Unas 4 000 de las aproximadamente 6 700 lenguas que se hablan en el mundo hoy en día son lenguas nativas, que son ricas en palabras relacionadas con la generación de alimentos y las prácticas tradicionales. Por ejemplo, el pueblo baka del Camerún es famoso por los nombres que da a más de 500 plantas con fines medicinales, materiales y espirituales y por los conocimientos que tiene de ellas, mientras que el pueblo khasi de la India cuenta con términos específicos para determinar la calidad del suelo. Cuando una lengua nativa empieza a deteriorarse, también lo hacen los conocimientos tradicionales de la comunidad, lo que hace que los miembros de esa comunidad se olviden de los nombres de plantas y hierbas aromáticas y, por último, de sus prácticas.

Esta riqueza de conocimientos acumulada de generación en generación y la nítida comprensión de las relaciones entre los elementos del ecosistema garantizan la protección de su seguridad alimentaria y de la biodiversidad en sus territorios ancestrales.

Los sistemas alimentarios de los Pueblos Indígenas, considerados unos de los más sostenibles y resilientes del planeta, son de gran relevancia para el futuro de la alimentación. Pueden desempeñar una función importante en la transformación de los sistemas alimentarios, haciéndolos más sostenibles y respetuosos con la naturaleza. Por este motivo, los Pueblos Indígenas hicieron oír sus voces en la Reunión previa a la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios y solicitaron que sus sistemas alimentarios se consideren una solución innovadora.

Hoy en día, cuando el mundo busca que nuestros sistemas alimentarios sean más responsables y estén mejor preparados para el futuro, los Pueblos Indígenas están dispuestos a compartir sus conocimientos sobre sostenibilidad y resiliencia, así como su mayor secreto: cómo seguir el ritmo de la Madre Tierra.

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