Food and Agriculture Organization of the United NationsFood and Agriculture Organization of the United Nations

¿Pocilgas en lugar de las luces de la ciudad?


¿Por qué la juventud keniana está echando raíces en el mundo agrícola pese a la impresión que da de “sucio”?

Share on Facebook Share on X Share on Linkedin

Hilda ha aprovechado su título en Administración de Empresas y la capacitación agrícola que la FAO le ha brindado para convertir su explotación porcina en un próspero negocio. ©FAO/Luis Tato

15/07/2021

El sueño de todo progenitor es ver a sus hijos progresar”, pero ¿quién dice que esto no es posible en la agricultura? Este el mensaje que Hilda —una madre soltera de 25 años, procedente del condado de Kiambu en Kenya— quiere mandar a la gente de su edad.

Hilda es graduada en Administración de Empresas, pero en lugar de buscar empleo en la ciudad en una oficina, como muchos jóvenes de su comunidad, optó por seguir un camino distinto y aplicar al sector agrícola los conocimientos que había adquirido con tanto empeño.

“Se tiene la idea de que la agricultura es para las personas sin estudios, […] pero es importante que los agricultores estemos formados ya que no podemos quedarnos con los brazos cruzados cuando se avecinan pérdidas. Hay que saber anticiparse a las circunstancias”, dice Hilda.

En Kenya, la tasa de desempleo es muy elevada, especialmente entre la juventud del medio rural y las mujeres jóvenes. En 2017, el 22 % de los kenianos de entre 15 y 24 años de edad no tenía trabajo, obligando así a muchos de ellos a migrar del campo a la ciudad para ganarse la vida. No obstante, Kiambu —gracias a su proximidad a la capital del país, Nairobi— cuenta con un dinámico sector agrícola que ofrece grandes oportunidades agroempresariales.

Hoy, Hilda se siente orgullosa de ser propietaria de una explotación porcina y está decidida a hacer prosperar su negocio todavía más. Se sumó al proyecto de la FAO denominado “La migración de los jóvenes del medio rural, la protección social y el desarrollo de cadenas de valor locales”, financiado por el Gobierno de Italia, al objeto de recibir capacitación en iniciativa empresarial y buenas prácticas agrícolas.

Además de insumos y equipo agrícolas, el proyecto permitió dotar a la juventud rural del condado de Kiambu de los conocimientos necesarios para poner en marcha o expandir empresas agrícolas, además de facilitar su acceso a los mercados y a financiación. Los viajes de estudios sirvieron para promover el aprendizaje entre homólogos y contribuyeron a aumentar los conocimientos financieros. El proyecto permitió asimismo introducir una cultura de ahorro replicable mediante un modelo de grupos de ahorro, comúnmente conocidos como bancos comunitarios en los pueblos.

Tanto Ruth (izquierda) como Paul (derecha) se plantearon mudarse al extranjero en busca de prosperidad. Sin embargo, en el condado de Kiambu, como en otras partes, la innovación, los conocimientos técnicos y la capacitación empresarial están ayudando a lo

El plan de Ruth, otra activa joven de Kiambu, no era dedicarse a la agricultura. De hecho, una vez terminada la enseñanza secundaria, su deseo era migrar y comenzar una nueva vida lejos de la explotación familiar. Las dos veces que solicitó un visado para irse a los Estados Unidos de América con una de sus amistades, se lo denegaron. Sin embargo, Ruth, una mujer tenaz, hizo lo posible por adaptarse y decidió aprovechar lo que la agricultura le ofrecía. Se hizo cargo de la granja lechera y avícola de su madre y, gracias a los conocimientos financieros y técnicos que había aprendido en el marco del proyecto de la FAO, tanto ella como su negocio ya están asimismo progresando. 

Hoy día, Ruth se alegra de haber escogido ese camino. “No hay necesidad de marcharse al extranjero”, dice. “Hemos visto cómo jóvenes que se habían ido a buscar trabajo fuera acaban volviendo a casa frustrados, lamentándose: ‘Ojalá me hubiera quedado en mi país...’”. 

Paul, un joven de 33 años oriundo de Kiambu, comparte esta opinión. En un inicio, quiso dejar atrás la agricultura y, primero, migró a Nairobi con la intención de montar una empresa informática. Más tarde, consideró la posibilidad de trasladarse a Canadá. “Quería irme lejos. Tenemos la mentalidad de que ciertos países son mejores que los nuestros y que, si nos vamos allí, podremos triunfar”, manifestó. 

Sus planes no fructificaron, pero se ha convertido en uno de los principales agricultores de la región gracias a sus conocimientos tecnológicos y su olfato empresarial.

Al igual que Naomi, muchos jóvenes abandonaron la agricultura y su tierra natal pensando que migrar era la única posibilidad de prosperar. El proyecto de la FAO en Kiambu está ayudando a la juventud a aprovechar el sinfín de oportunidades que ofrece la agricultura. ©FAO/Luis Tato

Naomi, que también se dio cuenta de las oportunidades que ofrecía dedicarse a la agricultura, señala que regresar a casa ha sido la mejor decisión que ha tomado. Como una de las beneficiarias de la capacitación de la FAO, destaca lo importante que esta resulta para las personas de su edad: “Creo que, si los jóvenes reciben capacitación en agronegocios, crecerá su interés al respecto y no querrán mudarse a las ciudades. Para ellos la agricultura no es sino un trabajo cansado [...], porque, al igual que nuestros padres, piensan en métodos agrícolas antiguos”. Ahora Naomi dirige su propio agronegocio, una rentable explotación de hortalizas que brinda empleo a otros tres jóvenes.

Enlaces

Estos repatriados, que una vez abandonaron la agricultura y su tierra natal, descubren oportunidades que no sabían que estas ofrecían y, más importante aún, se sienten satisfechos de sus logros.

El acceso a oportunidades de empleo decente y agronegocios permite a los jóvenes progresar en las zonas rurales y percibir la migración como una opción y no como la única posibilidad de prosperar.

“Reto a la juventud a que se dedique a la agricultura”, anima Hilda. “Es un buen negocio. Aunque pueda parecer sucio, siempre puedes darte una ducha para volver a estar limpio”.

Más información