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Los refugiados sirios en Turquía aprenden técnicas agrícolas para afrontar el futuro

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Pimientos picantes secándose al sol en una granja cerca de Gaziantep, ciudad turca cerca de la frontera con Siria. Debido al conflicto, Turquía acoge ahora a más de 3 millones de refugiados sirios. La FAO, ACNUR -agencia de la ONU para los refugiados- y el gobierno turco trabajan juntos para capacitar a los refugiados para que puedan encontrar trabajo en la agricultura, sector que necesita mano de obra cualificada. También se forma a miembros vulnerables de las comunidades de acogida turcas, contribuyendo a la estabilidad social.

23/04/2018

Cuando el Director de Emergencias y del Programa Estratégico sobre Resiliencia de la FAO, Dominique Burgeon, se reunió con un grupo de refugiados sirios en Gaziantep (Turquía), a principios de este mes, se sentó en círculo sobre una alfombra con los refugiados y escuchó la historia de cada uno. En general, le contaron que la capacitación agrícola les está ayudando a obtener mejores empleos y les permite vislumbrar un futuro más esperanzador.

“Conocí a personas maravillosas que valoran mucho sus nuevas habilidades, que pueden usar en Turquía o en Siria, aquellos que regresen”, dijo Burgeon. “Además, los empleadores consiguen –añadió- los trabajadores cualificados que necesitan, y comprueban que hay un aumento en su productividad”.

Desde 2017, la FAO ha proporcionado formación profesional agrícola a los refugiados sirios en Turquía y a los miembros vulnerables de las comunidades de acogida turcas. Los participantes aprenden sobre el cultivo de manzanas, aceitunas y uvas, el procesado de cítricos y pimientos picantes, la producción de hortalizas en invernaderos, la cría de ganado, la gestión del riego y muchas más cosas. Hasta ahora, han recibido capacitación 900 personas -incluyendo más de 400 mujeres y 300 miembros de las comunidades turcas de acogida en cinco provincias-, y muchas de ellas ya han encontrado trabajo en una región que padece de carencia de conocimientos técnicos agrícolas. Sobre la base de ese éxito, la FAO planea desarrollar esos conocimientos a través de la capacitación vocacional para más personas y expandirse a nuevas provincias.

“Hasta ahora, este proyecto ha supuesto una demostración conceptual en pequeña escala, con un éxito notable, ya que muchos de los capacitados encontraron luego un trabajo”, señaló Burgeon. “Esperamos que se pueda ampliar este año.”

Izqda: Semira huyó de Deir ez-Zor en 2014. Sin ninguna experiencia en agricultura, ahora aprende a recolectar y procesar aceitunas. “Mi mayor deseo es volver a Siria, por supuesto, pero eso no es realista de momento”. Dcha: Mohamed se graduó como ingenie

Nuevo país, nuevos retos

Semira huyó de la ciudad siria de Deir ez-Zor hace cuatro años, después de que su hijo muriera en un bombardeo. Ahora vive con el resto de sus hijos, su esposo, madre y nietos en una tienda de campaña, una situación que está desesperada por cambiar.

“Cuando nos preguntaron en el campamento si queríamos participar en la capacitación, me ofrecí inmediatamente como voluntaria”, explica. “Mi mayor deseo es volver a Siria, por supuesto, pero eso no es realista de momento”.

“Aprendí sobre agricultura, como cuándo sembrar, recolectar, cuándo usar fertilizantes y muchas más cosas. Antes del curso, apenas tenía conocimientos agrícolas”.

La capacitación ayuda a los solicitantes de empleo, como Semira, a encontrar trabajos cualificados en la agricultura, en lugar de trabajos agrícolas mal pagados.

Los aprendices sirios y turcos tienen oportunidad de conocerse mutuamente, desarrollan habilidades lingüísticas y aprenden sobre las culturas de cada uno. Parte de la capacitación es práctica, lo que les da la oportunidad de trabajar en granjas de la zona y en fábricas con trabajadores locales, mejorando aún más su conocimiento del idioma.

Fedan estudió Derecho en la ciudad siria de Raqqa antes de verse obligado a huir. Ahora espera usar las habilidades que ha aprendido en el manejo del ganado, y ,con suerte, algún día comprar una granja. ©FAO/Barkin Bulbul

De la formación a empleos estables

Mohamed obtuvo un diploma de Ingeniería en 2013. Poco después, la situación en Siria se hizo demasiado peligrosa como para permanecer allí. Su familia solía cultivar aceitunas y pistachos en Siria, pero no sabía cómo producirlos a nivel comercial.

“Hemos aprendido sobre riego por goteo, el uso de fertilizantes y las formas de podar los pistacheros y los olivos para que aprovechen el aire y sol”, asegura. “Antes desconocíamos estas técnicas”.

“Uno de nuestros errores en casa era que recolectábamos aceitunas golpeando las ramas de los árboles con un palo. Esto puede afectar a los nuevos vástagos para la próxima temporada, lo que puede significar que tengamos menos aceitunas”.

“También espero poder volver a Siria algún día y enseñar todo esto a la gente y los agricultores de allí”.

Al final de la capacitación, se organizan ferias de empleo para ayudar a los graduados a encontrar puestos de trabajo. Se informa a los propietarios de las empresas sobre los derechos y servicios brindados a los titulares de visados de Protección Temporal y los marcos legales relacionados, y los graduados pueden reunirse personalmente con los empleadores. Muchos obtienen ofertas de trabajo en el acto.

Fedan es de Raqqa y no se ve optimista acerca de poder regresar a su ciudad natal en un futuro cercano. “Llevará mucho tiempo reconstruir la ciudad de Raqqa, está completamente destruida”, dice. Le gustaría crear un negocio en Turquía y, con su reciente capacitación en ganadería, le gustaría llegar a ser dueño de su propia granja.

“Nunca trabajé con vacas, las veía de lejos desde mi casa, donde estudiaba Derecho. Pero a través de este programa aprendí todos los aspectos sobre el cuidado del ganado: ordeñar, mantener la granja, habilidades veterinarias. ¡Hasta estudiamos cómo comunicarnos con las vacas! Todo esto se hizo bajo la supervisión de un veterinario, del que he aprendido mucho “.

Enlaces

Escuche más relatos de los participantes en el programa de capacitación agrícola para refugiados sirios y miembros vulnerables de la comunidad anfitriona en Turquía.

Ya se han graduado 900 personas del programa de capacitación, y muchas ya trabajan en el sector agrícola. En 2018 la FAO organizará programas de capacitación para otras 650, a la espera de recursos adicionales para ampliarlo.

Este proyecto está financiado por ACNUR y el gobierno de Japón, y se implementa en asociación con el Ministerio turco de Alimentación, Agricultura y Ganadería en colaboración con la Presidencia de Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD), la Dirección General de Gestión de la Migración (DGMM) y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.

En el contexto del Plan de la FAO para los Refugiados y de Resiliencia para Siria 2018, la FAO en Turquía tiene como objetivo mejorar la resiliencia de 45 000 refugiados sirios y de las familias de acogida turcas (cerca de 226 000 personas).

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