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Pescar langosta de forma más segura y sostenible en Nicaragua


Aprendiendo unos de otros: pescadores nicaragüenses y mexicanos se dan la mano

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Pescadores colocando un refugio artificial para la captura de langostas. ©FAO

15/11/2019

Capturar langostas es un trabajo duro, aseguran los pescadores de la costa norte del Caribe nicaragüense.

La pesca de estos tenaces crustáceos puede conllevar a menudo accidentes, a veces incluso mortales. Uno de los principales riesgos proviene del uso de tanques de buceo o sistemas hooka (compresores de aire fabricados en muchas ocasiones con barriles metálicos para cerveza con largos tubos para respirar) para la pesca en aguas profundas. Los accidentes son frecuentes, dado que la mayoría de los pescadores no tienen formación en técnicas de buceo.

Pero hay maneras de hacer que la pesca de langosta sea segura, y los pescadores nicaragüenses están ahora mucho mejor equipados para hacer frente a los riesgos de su trabajo.

Todo comenzó hace unos años, cuando una treintena de pescadores nicaragüenses viajó a las regiones mexicanas de Quintana Roo y Yucatán gracias a una iniciativa de la FAO y de los Institutos nicaragüense y mexicano de Pesca y Acuicultura para formarse en técnicas de captura más seguras.

Se trataba de aprender a construir y utilizar refugios artificiales y trampas plegables, así como a encontrar los lugares adecuados para colocarlos.

El uso de refugios artificiales y trampas plegables significa que los pescadores no necesitan usar hookas o tanques de buceo, ya que pueden capturar langostas en aguas menos profundas y con menos riesgos.

A las langostas les gusta esconderse bajo cualquier tipo de estructura, desde salientes rocosos, o formaciones de coral hasta vegetación espesa. Por ello los refugios artificiales –losas de piedra que descansan sobre pilotes de hierro u hormigón– pueden ser un buen lugar para retener a las langostas. Pasan por debajo de ellos voluntariamente, a menudo para alcanzar el cebo, y permanecen allí.

Algunos de los pescadores nicaragüenses que participaron en el viaje de estudios. Pescadores nicaragüenses aprenden de sus colegas mexicanos cómo construir un refugio artificial para hacer más segura la pesca de langostas. ©FAO

“Antes pescábamos langostas con anzuelo, y teníamos que bucear a mucha profundidad. Había muchos accidentes, ya que solíamos depender de tanques de buceo o hooka, que a menudo tenían compresores de aire defectuosos que permitían la entrada de aceite o gases en la manguera en las aguas poco profundas”, explica Ercito Alberto Brooks, uno de los pescadores nicaragüenses.

Durante un viaje de capacitación en México, los pescadores nicaragüenses también visitaron zonas de pesca diversas –con hierba, barro y arena– para aprender a utilizar las mejores técnicas en cada caso.

Recorrieron además plantas de procesado para averiguar cómo manejar, almacenar y comercializar mejor sus langostas.

Pero los pescadores aprendieron algo más que simplemente hacer que la pesca de langosta fuera más segura y comercial. También se llevaron a casa prácticas de pesca más sostenibles y transmitieron todo lo que aprendieron a sus compañeros.

“Lo que me gustó de los pescadores mexicanos es que liberaban las langostas que eran demasiado pequeñas o que ponían huevos, y cumplían con todas las medidas de sostenibilidad”, dice Víctor Alvarado Fox, pescador desde hace más de dos décadas.

Pescadores nicaragüenses visitaron plantas de procesado de langostas para averiguar cómo manejar, almacenar y comercializar mejor los crustáceos. ©FAO

“Es la primera vez que participo en algo así. Todo lo que hemos aprendido lo estamos aplicando y multiplicando en nuestras comunidades”, afirma Ronaldo Calistro Anijol, otro de los miembros del grupo que participó en el viaje.

Saber cómo capturar langostas de manera más segura se ha traducido en más trabajo e ingresos para las comunidades de la región autónoma del Caribe Norte en Nicaragua, que a menudo tienen dificultades para lograr que el dinero les alcance.

Aprovechando los conocimientos adquiridos durante la visita, y con el apoyo técnico adicional de la FAO y varias otras medidas introducidas por las autoridades pesqueras nicaragüenses, los pescadores han aumentado sus exportaciones de langosta y sus ingresos en un 40%, mientras que los accidentes mortales debidos a prácticas inseguras se han reducido en otro 40%.

“La FAO ha identificado casos exitosos de pescadores de langosta que pasaron por una situación tan difícil como la de los pescadores nicaragüenses y lograron superarla. Las experiencias de los pescadores de México y Cuba son muy valiosas. Nos complace haber hecho posible este intercambio y seguiremos fomentando el aprendizaje y el compartir conocimientos en toda la región”, asegura Iván León, Representante de la FAO en Nicaragua.

La FAO ha trabajado con los Institutos nicaragüense y mexicano de Pesca y Acuicultura y con los organismos regionales de pesca del Caribe Norte (Nicaragua) y Quintana Roo y Yucatán (México) en el marco de una cooperación técnica Sur-Sur entre los dos países, facilitada por el organismo de la ONU.

La iniciativa de la FAO para una pesca de langosta más segura y sostenible incluye intercambios educativos entre México y Nicaragua, el desarrollo de cursos de capacitación y proyectos piloto en Nicaragua.

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