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Bombas de agua a energía solar, un salvavidas para los agricultores en Yemen


Un proyecto FAO y la UE combate la escasez de agua y los elevados costos del combustible con nuevos métodos de riego

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Rashed Abdullah sonríe porque puede volver a cultivar gracias a los pozos que funcionan con energía solar proporcionados por un proyecto de la FAO y la UE en el Yemen. ©FAO/Essam Alkamaly.

20/03/2020

Rashed está especialmente feliz esta mañana. Hoy es su turno y el de sus colegas agricultores de utilizar el pozo de agua que funciona con energía solar para regar sus explotaciones agrícolas.

“Soy agricultor y la agricultura es mi vida. Una de las dificultades más grandes que enfrento es el acceso al agua. Cultivo zanahorias, papas, rábanos, berros de agua, cebollas, hierbabuena y perejil. Estas hortalizas requieren una gran cantidad de agua para florecer o de lo contrario mueren, dejándonos a mi familia y a mí sin medios para subsistir”, afirma Rashed Abdullah, un agricultor yemení de 37 años de la provincia de Ibb.

El pozo construido mediante un proyecto de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Unión Europea (UE) está al servicio de una comunidad de 400 personas en la región sudoccidental de Yemen. Cada dos semanas, los grifos suministran el preciado líquido al huerto de Rashed.

Aproximadamente el 70% de la población de Yemen reside en las zonas rurales. La agricultura de regadío es su principal fuente de alimentos, empleo y actividad económica. Sin embargo, la escasez de agua ha supuesto a lo largo del tiempo uno de los mayores obstáculos para la producción de alimentos y los medios de vida.

Incluso antes del conflicto, la urbanización y la creciente demanda de agua habían llevado el precio del valioso producto básico a niveles fuera del alcance de muchas personas pobres en Yemen. Posteriormente, el conflicto provocó el repunte de los precios del combustible, lo que aumentó de forma significativa el costo del agua de riego que depende de bombas accionadas por motor.

Reconociendo el papel de la agricultura de regadío en la reactivación de los medios de vida rurales en el país, la FAO y la UE se asociaron para poner en marcha el “Programa de mejoramiento de los sistemas de información sobre seguridad alimentaria y los medios de vida rurales del Yemen” dotado con 12,8 millones de USD y de dos años de duración, dirigido a 150 990 personas afectadas por el conflicto. El proyecto ha instalado 42 bombas de agua similares en varios distritos de todo el país. Además, se centra en mejorar la gestión del agua, aumentar la utilización de tecnologías adecuadas de producción de alimentos, mejorar las cadenas de valor y crear oportunidades de empleo dentro y fuera de las explotaciones agrícolas.

La escasez de agua supone un obstáculo considerable para la producción de alimentos y los medios de vida en Yemen donde aproximadamente el 70% de la población reside en las zonas rurales. La agricultura de regadío es la principal fuente de alimentos, empl

El Yemen tiene una gran necesidad de ayuda por cuanto se enfrenta a una de las peores crisis humanitarias de los últimos años. Más de la mitad de la población del país depende de la asistencia alimentaria. La situación se ha visto agravada por la crisis del combustible en todo el país, que ha hecho que este recurso sea tan costoso que los agricultores no pueden permitirse utilizar las bombas de riego alimentadas mediante combustible.

“Anteriormente, dependíamos del agua de las aldeas vecinas. Hace cuatro años, cuando se agravó el conflicto, los precios del combustible se elevaron de forma drástica, por lo que aumentó significativamente el costo del riego. En un primer momento, vendimos algunos de nuestros animales para comprar agua, pero el precio simplemente seguía aumentando, lo que nos dejaba con menos dinero para alimentos y medicamentos. A la larga, ya no pudimos permitírnoslo”, explica Rashed.

Tal como sucedió con muchos de sus vecinos, el huerto de Rashed comenzó a secarse poco a poco. Durante cuatro años, estuvo viajando al mercado principal de la ciudad de Ibb —a 50 kilómetros de distancia— para ganarse la vida. Estando allí, compraba hortalizas a granel y, posteriormente, las vendía en el mercado local, obteniendo unas ganancias promedio de 4 USD al día, un importe demasiado bajo para alimentar a los 16 miembros de su hogar.

Tras explorar los terrenos cercanos, Rashed y sus vecinos, con la ayuda del proyecto de la FAO y la UE, excavaron un pozo, crearon una red de tuberías para 40 explotaciones agrícolas e instalaron una bomba de agua que funciona con energía solar a fin de alimentar la totalidad del sistema. El proyecto ha ayudado también a impulsar la capacidad de su asociación de usuarios del agua con la impartición de capacitaciones sobre mejores prácticas en la gestión de los recursos hídricos, así como sobre instalación y mantenimiento de sistemas de riego por goteo y alimentados mediante energía solar.

Los pozos que funcionan con energía solar han aumentado considerablemente la producción de alimentos y mejorado los ingresos de los agricultores. ©FAO/Essam Alkamaly.

Rashed relata cómo la situación de su familia ha cambiado desde entonces. “Gracias al proyecto, hoy por hoy hemos cuadriplicado el tamaño de mi huerto. En un buen mes, Saleh —mi hijo mayor— me ayuda a vender nuestros excedentes de hortalizas en el mercado y obtenemos ganancias de hasta 500 USD. Al final, nos sigue sobrando una buena cantidad para el consumo en el hogar y mis hijos pueden disfrutar de su comida favorita: verduras, pollo y asida (un popular alimento básico a base de harina de trigo cocinada)”.

La FAO proporciona a las familias de Yemen los instrumentos necesarios para ganarse la vida incluso en medio de esta crisis dando prioridad a los programas relacionados con los medios de vida que fortalecen la resiliencia de una comunidad, aumentan la producción de alimentos y diversifican las fuentes de ingresos. La historia de Rashid pone manifiesto que restaurar los medios de vida agrícolas puede ser la mayor defensa de las personas contra el hambre y la malnutrición incluso en países afectados por conflictos.

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