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La cadena de valor de las frutas y verduras: ¿un mundo de mujeres?


Las heroínas de la alimentación, fundamentales en la cadena de suministro en Guyana

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Como productoras, elaboradoras, minoristas, distribuidoras y exportadoras, las mujeres desempeñan muchos papeles importantes en la cadena de valor agroalimentaria de frutas y verduras de Guyana. ©FAO/Shara Seelall

22/07/2021

Ya sea en Anna Regina, Georgetown o Corriverton, los mercados de Guyana están tradicionalmente dominados por vendedoras. Tanto si se trata de frutas y verduras frescas como de productos agrícolas elaborados, sus puestos muestran abundancia y variedad. Los melodiosos cánticos de las vendedoras se elevan por encima del ajetreo habitual del mercado: puede oírse un “¿Qué llevarás hoy, cariño?” en el aire a cada paso.

Más allá de la superficie de este dinámico y complejo mercado, y en lo más profundo de la cadena agroalimentaria del país, las mujeres desempeñan muchos papeles. Según un informe del Banco Central de Guyana, las frutas y verduras aportaron 3,3 millones de USD en exportaciones a la economía del país entre enero y junio de 2020. Estas cifras están respaldadas por el trabajo de las mujeres. Además de cultivar muchos de estos productos, las mujeres también suelen estar detrás de la elaboración de estos alimentos, produciendo artículos como salsas de pimiento, mermeladas, jaleas, condimentos y frutos secos, y vendiéndolos al por menor para su exportación.

Dado que 2021 es el Año Internacional de las Frutas y Verduras, un año designado para sensibilizar acerca de la importancia de estos alimentos en la nutrición, la seguridad alimentaria y la salud, es un momento oportuno para centrar la atención en la contribución de las mujeres a la cadena de valor de las frutas y verduras.

En Guyana, la FAO ha estado trabajando con los agricultores para reducir las pérdidas postcosecha, así como para desarrollar mercados para los cultivos tradicionales como la yuca. Izquierda/Arriba: ©Brent Stirton/Getty Images para la FAO; Derecha/Abajo: ©

En muchas comunidades agrícolas de Guyana, las mujeres tienen gran reputación por su producción de cultivos comerciales y el cultivo de hortalizas, como fríjol caupí o bora, calabaza común, col china “pak-choi”, tomates y pimientos, y frutas como sandía y granadilla, entre otras. Mientras que algunas mujeres llevan a cabo estas actividades en “huertos domésticos” para mantener la autosuficiencia y cubrir las necesidades de sus hogares, otras, como Malika Deokarran, producen alimentos a mayor escala para abastecer a comerciantes y mercados.

Malika es también líder de un grupo agrícola de 75 miembros de su comunidad, en Belle West, en el norte del país. A pesar de que el grupo es mayoritariamente masculino, Malika comenta que todos confían en su orientación para empaquetar y poner precio a sus productos y abogar por la ayuda para los agricultores. Malika relata que: “Mi aportación al grupo y a sus explotaciones familiares es fundamental: se necesita paciencia para colocar las semillas, cosechar, empaquetar y poner precio a los productos diariamente”.

La FAO acudió a la comunidad de Malika para hablar con los agricultores sobre el desarrollo de mercados para cultivos tradicionales como la yuca y la aplicación de estrategias de reducción del riesgo de catástrofes para mitigar el impacto de las condiciones meteorológicas extremas y las inundaciones habituales en este país. Malika comentó que el apoyo de la FAO y el reconocimiento del importante papel que ella y otras mujeres desempeñan en la producción de frutas y verduras frescas fue una gran motivación: “Estoy agradecida por esta visita a nuestra comunidad y por el apoyo a las mujeres. Lo necesitábamos para adquirir confianza y afrontar retos mayores”.

Pérdida de alimentos

Las frutas y verduras, muy perecederas, necesitan atención especial para mantener su calidad e inocuidad. El tratamiento y la manipulación adecuados en toda la cadena de suministro, desde la producción hasta el consumo, son importantes para garantizar que se reduzca al mínimo el desperdicio.

Lamentablemente, se sigue perdiendo una cantidad importante. En 2021, el Ministerio de Agricultura de Guyana estimó que se pierde o desperdicia casi el 30 % de las frutas y verduras. En todo el mundo, la estimación es mayor, ya que en las cadenas de suministro de los países en desarrollo se pierde hasta el 50 % de las frutas y verduras. Esta pérdida y desperdicio no solo representa una pérdida de alimentos, sino de recursos naturales e inversiones de los agricultores y el país.

Jasmin Ramsammy, vendedora del mercado de Skeldon, situado en el condado oriental de Berbice, explica, “Hay que saber cuándo comprar, qué comprar y qué cantidad comprar para la reventa. Por ejemplo, cerca de los festivales de Diwali y Phagwah, hay una alta demanda de hortalizas como el calaloo (col china “pak-choi”), calabazas y berenjenas, así que compramos muchas y se agotan”.

Entonces, ¿qué ocurre cuando quedan productos perecederos sin vender? Según Nina Sarju, vendedora del mercado de Port Mourant, en Berbice, “Si las frutas y verduras pueden conservarse, las vendemos al día siguiente. Si no, las cocinamos o compartimos con vecinos y clientes habituales”.

Destacar las mejores prácticas en la cadena de valor para evitar la pérdida de alimentos forma parte del trabajo de la FAO con los agricultores de todo el país.

Como guardianas de gran parte de la cultura alimentaria de Guyana, las mujeres crean oportunidades de medios de vida y mejoran la seguridad alimentaria y la nutrición de sus familias y comunidades. ©FAO

La dedicación de las mujeres a la cadena de suministro de frutas y verduras es indispensable. Guardianas de gran parte de la cultura alimentaria de Guyana y organizadoras del mercado de productos frescos, estas mujeres generan ingresos, apoyan el empoderamiento, crean oportunidades de medios de vida y mejoran la seguridad alimentaria y la nutrición. Sin mencionar que, al final de una jornada laboral normal, muchas mujeres siguen siendo tradicionalmente responsables de preparar alimentos nutritivos para sus familias.

La FAO presta apoyo a las mujeres productoras de alimentos, y a todos los pequeños productores, para que sean más eficientes y productivos, mediante cursos de capacitación sobre la reducción de las pérdidas en la cosecha y después de la cosecha y la adopción de prácticas climáticamente inteligentes. La FAO también presta apoyo a las agricultoras aumentando la sensibilización sobre las oportunidades de acceso a financiación y otros insumos agrícolas. La FAO, apoyándose en el compromiso con la igualdad de género, subraya el papel que desempeñan las mujeres tanto en la cadena de suministro agrícola como en la promoción de la nutrición, siendo las frutas y las verduras una parte central de esta.

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