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El largo viaje de vuelta a casa de los científicos del buque de investigación Dr Fridtjof Nansen


Una odisea provocada por la COVID-19: desde África occidental hasta Bergen, Noruega

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La COVID-19 afectó a los 21 científicos a bordo del buque de investigación oceanográfica Dr. Fridtjof Nansen en mitad de su viaje. Al cerrarse muchas fronteras nacionales, siete científicos de Senegal, Mauritania y Gambia no pudieron regresar a sus hogares. ©IMR/Diana Zaera

03/07/2020

El año 2020 comenzó con normalidad para el Dr. Fridtjof Nansen, el único buque de investigación oceanográfica que ondea la bandera de las Naciones Unidas. Con un ambicioso programa de viajes de investigación, el Nansen pretendía navegar a lo largo de África occidental, recopilando datos de la costa y las profundidades marinas para su investigación sobre el estado de los recursos marinos y la salud de nuestros océanos, una misión que lleva a cabo desde 1975.

Siendo uno de los buques de investigación marina más avanzados del mundo, el Dr. Fridtjof Nansen ha explorado algunas de las aguas menos estudiadas del planeta, incluidas las de África, Latinoamérica, el Golfo de Bengala, el Mar Arábigo y alta mar.

El buque forma parte del Programa EAF-Nansen, financiado por la Agencia Noruega de Cooperación para el Desarrollo (Norad) y dirigido por la FAO, con el apoyo científico y técnico del Instituto Noruego de Investigación Marina (IMR). Durante más de cuatro décadas, esta colaboración ha conseguido mejorar la capacidad de los científicos marinos de los países en desarrollo y de todo el mundo.

Cuando la pandemia de COVID-19 golpeó en marzo, 21 científicos de Marruecos, Mauritania, Senegal, Gambia y España -además del equipo principal de científicos noruegos y la tripulación-, se encontraban ya a mitad de camino en un viaje por las costas del noroeste de África. Para apoyar la mejora de la ordenación de la pesca, esta misión en particular tenía por objetivo estudiar los ecosistemas y los recursos demersales transfronterizos: las especies de peces que viven cerca de los fondos marinos y se distribuyen por aguas de varios países. 

Sin embargo, la pandemia provocó rápidamente el cierre de los puertos, y el Nansen y su tripulación tuvieron que cambiar sus planes de forma drástica. Al no poder continuar con su viaje de investigación, el Dr. Fridtjof Nansen fue llamado a su puerto base, a miles de kilómetros de distancia, en Bergen (Noruega).

El Dr. Fridtjof Nansen ha navegado alrededor del mundo en numerosas ocasiones, y su tripulación y los científicos que investigan creían que lo habían visto todo. Pero incluso este programa que cuenta con 45 años de trayectoria, se encontró en territorio desconocido con esta nueva situación.

A medida que el brote de COVID-19 se convertía en una pandemia y se cerraban más y más fronteras para detener la propagación del virus, el buque y su tripulación necesitaban un plan para llevar a los científicos de vuelta a sus hogares.

“Este escenario sin precedentes movilizó inmediatamente a los socios del Programa para tomar medidas con rapidez y traer a la tripulación del buque y a los científicos a puerto sanos y salvos”, explica Merete Tandstad, Coordinadora del Programa EAF-Nansen de la FAO.

Izda: Antes de la pandemia de COVID-19, los científicos trabajaban en la clasificación de las capturas en el laboratorio del barco. ©IMR/Merete Kvalsund Dcha: El Dr. Fridtjof Nansen es uno de los buques de investigación oceanográfica más avanzados que es

La primera parada a lo largo de su ruta marítima de vuelta a Noruega fue Agadir, en Marruecos.

“Al principio, esperábamos que todos los científicos africanos pudieran viajar a sus países de origen desde Agadir. Lamentablemente... sólo nuestros compañeros marroquíes pudieron desembarcar”, cuenta Mamadou Ba, científico del Nansen e ingeniero químico en Mauritania.

“En Agadir, estábamos muy cerca de mi país de origen, Mauritania, pero no pudimos bajar del barco”, añade con nostalgia.

Luego se dirigieron al norte, deteniéndose en Vigo, España, para dejar a los científicos españoles.

De los 21 científicos a bordo, al final, sólo 14 pudieron desembarcar: 11 marroquíes y tres españoles. El cierre de las fronteras y las restricciones de movimiento significaron que los siete científicos de Gambia, Mauritania y Senegal no pudieron regresar a sus países de origen.

“El resto... nos dirigimos a Noruega”, prosigue Mamadou.

Tras cinco días más en el mar, bordearon el continente europeo y navegaron a lo largo de la costa suroccidental de Noruega hasta la ciudad de Bergen, el puerto base del buque.

En total, fue un viaje de 10 días. Afortunadamente, este tiempo a bordo fue considerado como parte del tiempo exigido de cuarentena, por lo que los científicos sólo tuvieron que permanecer a bordo cuatro días más, y luego pudieron trasladarse a un hotel.

El científico y antiguo funcionario de Pesca del gobierno de Gambia, Ebou Mass Mbye, estaba preocupado en un primer momento: “Al principio, nos sentimos incómodos con la situación, especialmente cuando no pudimos desembarcar en Marruecos. Pero, pensándolo ahora, me alegro de que viniéramos a Noruega, donde sabíamos que estaríamos en buenas manos”.

“Desde el comienzo, recibimos ayuda de nuestros socios. Todo fue resuelto rápidamente y toda la información la compartían con nosotros. No nos dejaron solos”, añade Magatte Niang, experta de pesca y acuicultura de Senegal.

Aún estando en un país extranjero y lejos de sus hogares y familias, los científicos aprovecharon al máximo su tiempo en Noruega y tuvieron acceso a las instalaciones del IMR para continuar con su trabajo.

“Durante este tiempo, me dediqué a analizar los datos de los hallazgos obtenidos durante la investigación marina de 2019”, narra Ebou. “El capitán del Dr. Fridtjof Nansen incluso se preocupó de enseñarme a reparar redes, algo que aprendí hace mucho tiempo y ya había olvidado”.

Magatte también está de acuerdo: “Hemos tenido numerosas interacciones interesantes en materia de pesca y nos hemos relacionado a diario con renombrados científicos del IMR, que han sido todos muy hospitalarios”.

El personal del Programa de la FAO se aseguró de que sus compañeros africanos se sintieran lo más cómodos posible en Noruega y trabajó sin descanso con las autoridades noruegas y africanas para que pudieran regresar a su país.

Bård Vegar Solhjell, Director General de Norad, comenta: “La FAO, el IMR y los científicos han manejado una situación difícil de manera ejemplar. Espero que esta relación continúe y refuerce aún más la futura colaboración entre Gambia, Mauritania y Senegal y el Programa Nansen”.

Los cinco científicos de Mauritania salieron de Bergen el 16 de junio. Los otros científicos también volverían a casa a finales de mes. ©IMR /Kathrine Michalsen

Nuestros colegas africanos mantuvieron siempre una actitud positiva y aprovecharon la ocasión para trabajar con los científicos del IMR. Por su parte, el personal del IMR acogió calurosamente a los científicos africanos y ha hecho todo lo posible para que su estancia sea lo más cómoda y productiva posible. El apoyo prestado por la Norad y otras autoridades noruegas para hacer frente a la situación también fue excepcional”, según Merete. 

A partir de junio, se comenzaron a relajar las restricciones fronterizas, lo que permitió a los científicos africanos regresar a sus países y ver de nuevo a sus familias, compañeros y amigos, que habían estado esperando con entusiasmo su regreso. El Dr. Fridtjof Nansen espera volver a los mares a finales de año para seguir apoyando a los países en la gestión sostenible de los recursos oceánicos. Sin embargo, por ahora, esta odisea moderna ha llegado a su fin; los científicos están en casa, y si bien la COVID-19 ha supuesto muchos desafíos, también ha traído oportunidades para aprender, crecer, colaborar a nivel internacional e incluso un poco de aventura.

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