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Consecuencias de las restricciones a los desplazamientos relacionadas con la COVID-19 para los pastores nómadas del Sahel


La mejora de la gobernanza de la tierra podría ser una solución para los desafíos a los que se enfrentan los pastores

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Desplazarse entre regiones y países es fundamental para los medios de vida de los pastores nómadas. Sin embargo, desde que entraron en vigor las restricciones relacionadas con la pandemia de la COVID-19 esto ha sido imposible, lo que ha afectado gravemente a su modo de vida. ©Steph Lucas/Shutterstock.com

20/07/2020

Ould Ne Salem, un pastor nómada del sudeste de Mauritania, se ha visto atrapado en el país desde que surgió el brote de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) a principios de este año. Como muchos otros ganaderos nómadas de la región, Ould Ne Salem suele viajar entre Mauritania, el Senegal y Malí, pero ahora se enfrenta a una situación casi sin precedentes: el cierre de fronteras y las restricciones a los desplazamientos debido a la pandemia.

A mediados de marzo, se cerraron las fronteras entre Mauritania y todos los países vecinos, así como entre las wilayas, esto es, las regiones, del país. Para los pastores trashumantes esta es una situación que entraña muchas consecuencias. No pueden trasladar su ganado ni ganar dinero, lo que agrava su situación, ya de por sí difícil: Mauritania y los países limítrofes sufren sequías recurrentes, que afectan profundamente a sus medios de vida. Esta combinación de factores humanos y naturales ha dado lugar a una elevada concentración de ganado en las zonas de pastoreo, lo que provoca problemas de sobrepastoreo y conflictos por los terrenos agrícolas.

Ould Ne Salem, de 68 años, afirma que no se ha enfrentado a una situación tan difícil desde la gran sequía del Sahel de 1969.

Izqda/Arriba: Kane Aliou, coordinador de la GNAP, una plataforma que defiende los derechos de los pastores. Dcha/Abajo: Ould Ne Salem, pastor nómada de la región de Hodh El Gharbi, en el sudeste de Mauritania. ©FAO/Kane Aliou

“Hemos estado varados durante casi tres meses debido al cierre de la frontera entre Malí y Mauritania. No podemos trasladar nuestro ganado, apacentar a nuestros animales ni venderlos. Los animales estaban hambrientos y tuvimos que esperar a que lloviera para que pudieran finalmente comer”, dice Ould Ne Salem.

Una crisis dentro de otra crisis

Además de las restricciones relacionadas con la COVID-19 y la sequía, Ould Ne Salem destaca otro problema más, a saber, un conflicto cada vez mayor entre los pastores que no poseen tierras en ninguno de los dos países. Desesperados por la falta de alimento para sus animales, algunos se han servido de los campos de los agricultores de la región, lo que provoca tensiones irreparables con la población local y acaba por causar problemas a todos los pastores nómadas.

El propio Ould Ne Salem es uno de los pastores nómadas sin tierras, pero se niega a utilizar recursos naturales pertenecientes a los agricultores locales. Ha sido testigo del aumento de los conflictos, que en ocasiones han provocado muertos y heridos, sin poder hacer nada para ayudar.

“La crisis ha empeorado debido a los pastores que cogen paja y madera sin permiso y, con ello, destruyen el medio ambiente para obtener recursos”, afirma.

¿Cómo puede evitarse el conflicto?

Los desplazamientos transfronterizos suelen formar parte del ciclo estacional de los pastores, con objeto de lograr acceso a recursos de pastoreo en la estación seca o húmeda o a pastos de invierno o de verano. Debido a la naturaleza nómada del pastoralismo, los ganaderos gozan de derechos específicos definidos por el gobierno para utilizar los recursos naturales en determinados corredores terrestres. Se les permite cruzar las fronteras y utilizar la tierra dependiendo de acuerdos bilaterales e internacionales entre países.

Una de las maneras fundamentales de apaciguar el conflicto en los países del Sahel es mejorar la gobernanza de la tierra. Para ello, la FAO ha respaldado la creación de plataformas de múltiples partes interesadas que reúnen a personas y organizaciones interesadas en la mejora de la ordenación de tierras, en particular residentes, miembros de las administraciones locales y organizaciones que defienden los derechos de grupos vulnerables como los pastores. Las plataformas permiten que estos agentes, que previamente nunca habían tenido la oportunidad de interactuar y consultarse, entablen un diálogo con miras a formular políticas agrarias inclusivas que respeten los derechos de todos.

En Mauritania, donde la situación de la tierra es muy delicada, se han establecido una plataforma nacional y otra local. La Agrupación Nacional de Asociaciones de Cooperativas Pastoriles (GNAP) es un miembro muy activo de la plataforma nacional de múltiples partes interesadas y aboga por la mejora de la gobernanza de la tenencia para los grupos marginados, como los pastores.

“Se trata de situaciones alarmantes para los pastores nómadas y para los usuarios de los recursos naturales”, dice Kane Aliou, coordinador de la GNAP. “Las plataformas podrían desempeñar una función importante en la sensibilización y el fomento de la capacidad de los agricultores a fin de prepararse para gestionar otras crisis”.

La sequía y las restricciones recientes a los desplazamientos han provocado problemas de sobrepastoreo y conflictos por los terrenos agrícolas. Las plataformas encaminadas a promover el diálogo sobre la gobernanza de la tierra podrían ser una solución a estos conflictos. ©FAO/Sonia Nguyen

Después de la COVID-19

Como consecuencia de la COVID-19, los pastores no pueden desplazarse y compiten por recursos cada vez más escasos, lo que ha puesto de relieve la gran importancia de salvaguardar los derechos de los pastores. Si bien son fundamentales para la supervivencia de los pastores nómadas, cada vez se tienen menos en cuenta los corredores reservados como espacios de pastoreo, en particular en épocas de crisis.

Los residentes afirman que las plataformas de gobernanza de la tierra podrían ser la solución, ya que constituyen un foro para iniciar un diálogo sobre estos problemas. También podrían hacer posible la aplicación de una estrategia de resiliencia posterior a la crisis elaborada por los propios habitantes.

La COVID-19 es tan solo uno de los desafíos más recientes a los que han tenido que hacer frente los pastores en la región del Sahel. En los últimos años, se han restringido cada vez más los movimientos migratorios debido a diversos factores como el terrorismo, los conflictos étnicos y los efectos del cambio climático sobre las tierras y los recursos. Estos sucesos recientes son solo una llamada de atención: ha llegado el momento de mejorar la gobernanza de la tierra en la región con miras a potenciar la resiliencia de los pastores de Mauritania y los países vecinos.

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