Desde las cálidas y serenas tierras de El Chagüite, una comunidad caracterizada por sus tradiciones indígenas de origen Chorotega en el departamento de Madriz, se encuentra una mujer que se enfrenta a los paradigmas sociales con determinación y seguridad. Un lugar donde las mujeres han recuperado su derecho a cultivar la tierra, a la par de los hombres.

Luisa Abigail Dávila Martínez, a sus 22 años, además de desempeñarse como madre y esposa, es también secretaria y socia del Banco Comunitario de Semillas (BCS) “Productores Unidos”. En este espacio multicultural, Luisa construye su vida entre las responsabilidades maternas y el compromiso de un desarrollo sostenible e inclusivo para la comunidad que la vio crecer.

Con su habilidad de liderazgo y comunicación, desde hace 7 años guía a su comunidad como promotora social hacia procesos participativos, fundamentados en metodologías de educación popular.  Esto le ha posicionado como una fuerza transformadora en los procesos de cambio a los que se enfrenta su territorio.

Para adaptarse, hay que anticiparse

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) destaca que la adopción de medidas anticipadas en la agricultura no solo puede preservar vidas, salvaguardar los medios de subsistencia y fortalecer la resiliencia de las comunidades locales, sino también mejorar la sostenibilidad de las actividades productivas y del sistema alimentario en su conjunto.

Los estudios de la FAO demuestran que la inversión en acción anticipatoria produce un buen retorno de la inversión: cada 1 USD invertido genera un retorno que va hasta 7 USD en pérdidas evitadas por desastres y beneficios añadidos en el proceso.  [1]

Reconocimiento por su vocación como promotora social

Dado que las mujeres suelen tener un conocimiento más detallado de las necesidades de sus hogares y comunidades, es esencial fortalecer sus capacidades en acciones y conocimientos que les permitan mitigar los impactos negativos de posibles amenazas climáticas. En este sentido, Luisa, en su rol como promotora del proyecto Acción Anticipatoria de la FAO, ha sido una figura clave en la integración de estas iniciativas con las mujeres y familias agricultoras de El Chagüite.

“La habilidad que he ganado es la motivación que le doy a la gente, principalmente a las mujeres,” expresó Luisa, al mencionar que uno de los retos más grande que ha tenido, es lograr el empoderamiento de las mujeres a participar en los procesos de desarrollo de las asambleas comunitarias. Al cierre del proyecto se contabiliza la participación de 588 mujeres (56%) en actividades de capacitación y asistencia técnica promovidas por el proyecto, y como beneficiarias de paquetes productivos y socias de los BCS, se registran 302 mujeres (55%).

Acciones anticipatorias para un mejor medio ambiente

Aunque caiga un fuerte aguacero, una brisa leve o nada de lluvia, religiosamente todos los días, exactamente a las siete de la mañana, Luisa camina durante quince minutos desde su casa hasta la de sus padres para monitorear y anotar la cantidad de milímetros de lluvia caída en el pluviómetro.

Los datos de lluvia registrados se comparten a través de un grupo de WhatsApp, al que tienen acceso la junta directiva y algunos socios del banco. En este grupo, se realizan análisis del comportamiento de los cultivos, lo que permite monitorear si las precipitaciones recibidas son suficientes para alcanzar el promedio necesario de requerimiento hídrico del maíz y el frijol para una germinación de calidad. De esta manera, se busca garantizar una buena cosecha que contribuya a la nutrición de las familias.

Asimismo, es la encargada de enviar información a técnicos del Sistema Nacional de Producción, Consumo y Comercio (SNPCC) que brindan asistencia técnica en su comunidad, para la emisión de alertas tempranas ante los fenómenos naturales que podrían afectar el ciclo productivo.

“Como comunidad aprendimos a realizar acciones anticipatorias como la siembra temprana, prueba de germinación, adaptación de semillas criollas y las captaciones de agua”, concluyó Luisa, asegurando que los procesos de capacitación generados por el proyecto Acción Anticipatoria, ha sido un espacio enriquecedor. 

El proyecto regional “Escalando la acción anticipatoria para hacer frente a la amenaza de la sequía y la inseguridad alimentaria en Centroamérica”, es implementado por la FAO y financiado por la Dirección General de Protección Civil y Operaciones de Ayuda Humanitarias Europeas (DG ECHO) en beneficio de más de 9 mil personas de Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua.