FAO en Panamá

Pueblos indígenas panameños revitalizan sus sistemas agroalimentarios tradicionales

18/07/2018

La iniciativa, impulsada por el Ministerio de Gobierno con la asistencia técnica de la FAO y el MIDA, busca contribuir a su seguridad y soberanía alimentarias

18 de julio de 2018, Ciudad de Panamá. - Diez comunidades indígenas de los pueblos Naso, Bribri, Guna, Emberá y Wounaan están poniendo todo su empeño en revitalizar sus sistemas productivos tradicionales para garantizar su seguridad y soberanía alimentarias.

Para ello, durante los meses de mayo y junio, 560 familias indígenas se han esmerado en la instalación de parcelas agrícolas que, en conjunto, suman 72 hectáreas de cultivos diversos. Yuca, ñame, plátano, ñampí, otoe, arroz, maíz y café son algunos de los rubros que se han plantado y sembrado, los cuales han sido priorizados por las propias comunidades, por considerarlos parte fundamental de sus dietas tradicionales.

“Algunas de las semillas se estaban perdiendo, como el ñame baboso”, según afirma Roberto, productor de la comunidad de Púcuro, en la provincia del Darién. También el ñampí, el plátano amarillo o el arroz plata, una variedad muy apreciada en la comunidad por su calidad y su capacidad de conservación, añade Erick Díaz. “Por eso es muy importante esta iniciativa, porque contribuye a recuperar semillas que forman parte de nuestra tradición alimentaria”, agrega.

En este impulso a sus sistemas productivos, las comunidades indígenas cuentan con la asistencia técnica del Ministerio de Desarrollo Agropecuario y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), a través de un proyecto integrado en una iniciativa nacional que busca fortalecer los sistemas agroalimentarios de las comunidades indígenas de Panamá.

Esta iniciativa permitirá reducir la pobreza y la inseguridad alimentaria en las comarcas y corregimientos de los pueblos indígenas, donde la pobreza afecta a 96.7% de las personas y la desnutrición crónica al 72% de los niños y niñas menores de cinco años, de acuerdo a la última Encuesta de Niveles de Vida.

También cuenta con el apoyo del Ministerio de Gobierno, como parte de los esfuerzos que está realizando el Gobierno para mejorar la calidad de vida de las comunidades indígenas del país mediante el Plan de Desarrollo Integral de los Pueblos Indígenas, y para avanzar en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en particular los Objetivos 1 y 2 de erradicación de la pobreza y el hambre al 2030, bajo su principio fundamental de no dejar a nadie atrás.

Rubros estratégicos para generar ingresos

A través de un modelo participativo e innovador, este proyecto trabaja en el fortalecimiento de las capacidades de las familias, de las organizaciones indígenas y de las instituciones que prestan servicios de apoyo al desarrollo en los territorios indígenas en materia de tecnología agropecuaria, forestal, acuícola y pesquera; seguridad alimentaria y educación nutricional; manejo sostenible de los recursos naturales; gestión del riesgo de desastres; y adaptación al cambio climático, con especial atención a la inclusión de  mujeres y jóvenes.

En este proyecto se ha tenido en cuenta el potencial de estos rubros para su comercialización y la generación de ingresos para las familias.

“Las comunidades han puesto un mayor énfasis en rubros de consumo masivo a nivel nacional y que se conectan con los mercados locales, como son el plátano, el ñame y el café, junto con los que son considerados importantes para su soberanía alimentaria, tales como el ñame, el ñampí o el maíz”, puntualiza Jorge Samaniego, Oficial de Producción y Protección Vegetal de la FAO.  

Durante la instalación de las parcelas, las y los productores han participado en escuelas de campo, donde se han fortalecido sus capacidades técnicas para el manejo de cultivos y las distancias de siembra, se han transferido métodos y diseños de parcelas, y opciones para la conservación y manejo sostenible de agua y suelos. Por otro lado, también se han promovido la agroforestería y la producción agroecológica. 

“Estamos aprendiendo nuevas técnicas de manejo para mejorar los cultivos, pero complementándolas también con nuestras tradiciones”, relata Virginia Castillo, productora de la comunidad Naso de Solong, quien ha sembrado en sus parcelas maíz y ñampí.

Para Virginia, esta iniciativa de fortalecimiento de la producción es totalmente nueva: “Es la primera vez que una iniciativa de apoyo técnico como ésta ha tenido en cuenta a la comunidad, y la experiencia está siendo muy positiva, porque nosotros vivimos del campo y estamos para producir”, afirma.

Consulta previa con las comunidades

Antes del inicio de las actividades, los técnicos del proyecto desarrollaron un proceso de consulta con todas las comunidades indígenas participantes. Este proceso consistió en socializar las actividades previstas para integrar su visión, tomar en cuenta sus necesidades y contar con el consentimiento previo, libre e informado, fortaleciendo así la gobernanza comunitaria.

“La asistencia técnica se basa en un modelo participativo e inclusivo que propicia que las propias comunidades indígenas sean las que logren potencializar y comercializar sus cultivos tradicionales, por eso ha sido fundamental realizar una consulta previa con la comunidad, ya que ha contribuido a una mayor identificación e implicación”, destaca Jorge Samaniego.

En los próximos meses se desarrollarán actividades vinculadas a la producción sostenible y a la mejora de la seguridad alimentaria y nutricional y se iniciará el acercamiento de los productores indígenas con los mercados con el objetivo de desarrollar mejores relaciones comerciales e ingresos que permitan cubrir otras necesidades.